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La Atención Primaria de Salud en los programas electorales
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La Atención Primaria de Salud en los programas electorales

Actualizado 01/02/2022 09:08
Tomás González Blázquez

Lo honesto es revelar antes de nada mi declaración de intereses: 1º) Lo que sobre sanidad prometan partidos políticos que, en mayor o menor grado, promueven leyes contrarias a lo esencial de la deontología médica, de entrada, me parece construido sobre arena, así que me inspira poca confianza. Y 2º) Celebraría con un buen vino una hipotética disolución de la comunidad autónoma de Castilla y León, que me resulta innecesaria y artificial, porque en mi pensar y en mi sentir León y Castilla son sencillamente dos cuarteles del escudo de España, la nación necesaria y real.

Con estas premisas tan escépticas, en el primer día de campaña (28 de enero), me acerqué a los programas electorales buscando lo que proponen sobre la Atención Primaria de Salud, mi ámbito laboral como médico. No he sido del todo exhaustivo, porque de entre las candidaturas presentadas en Salamanca me he centrado en las que tienen representación actualmente en las Cortes de Castilla y León o dicen las encuestas que pueden llegar a tenerla. De Unidas Podemos y de Ciudadanos no he encontrado programa electoral, quizá lo desvelen a campaña empezada, así que de los primeros he echado un vistazo a su anterior texto (el de 2019) y de los segundos a una filtración publicada por un medio de comunicación. He preferido acudir a sus escritos que soportar tanto cartelito y titular, trufados muchos de los discursos por la cansina alusión a “esta tierra, nuestra tierra”, que se imagina uno que mastican adobe con las palabras, va a sonar una jota o el orador, al bajarse del estrado, volverá al arado.

Con las peculiaridades de cada formación, el hecho es que se encuentran muchos puntos de coincidencia, que podrían servir de partida para acordar un gran pacto regional, pero resulta evidente que lo más práctico para los políticos, no para los pacientes ni para los profesionales, es mantener bien encendida la hoguera sanitaria.

No puedo prometer, pero prometo… Todos los que se han molestado en elaborar un programa vienen a decir lo mismo acerca de la Atención Primaria de Salud. Dan por buenas las aportaciones de los teóricos de la cuestión (discutibles algunas) y los anhelos prácticos de los usuarios/ayuntamientos/entidades sociales vinculadas (es lo propio de una campaña electoral). El Partido Popular cita treinta y seis veces la Atención Primaria en su programa: “Una atención primaria próxima, de calidad y adaptada al reto de la cronicidad”. El Partido Socialista la menciona en treinta y cuatro ocasiones y la lleva a su primera medida de gobierno, firmada por su candidato, si lo asumiera: “Adoptaré todas las medidas que sean necesarias, tanto urgentes como de medio y largo plazo, para la apertura inmediata de todos los consultorios médicos, con atención presencial de profesional médico y de enfermería, y garantía de asistencia en atención primaria con una espera máxima de 48 horas”. En 72 horas fija el PP su compromiso. Lo cierto es que si algún médico o enfermero no atiende hoy de forma presencial, sinceramente, mal el que lo consiente pero peor el que falta a la buena práctica. Ciudadanos, en ese programa-marco extraoficial, hace un relato triunfalista de su gestión al frente de la consejería y ahonda en los proyectos que insinuó pero, en muchos casos, no concretó. Sorprende sobre todo que hablen de información sobre plazos de procesos selectivos, o de cercanía y eficiencia en el sistema de cita previa, cuando bien podían haber predicado con el ejemplo. No ocultan que lo de “reforzar los puntos de atención continuada” pasa por “un modelo asistencial más moderno y tecnológico”, es decir, telemedicina en vez de médico. Se agradece que España Vaciada diga, sin embargo, que “los sanitarios de Atención Primaria son el referente humano dentro de un sistema sanitario cada vez más tecnificado y despersonalizado”. Vox lo despacha todo con un decálogo de medidas que dedica a la Atención Primaria una mención en lo referente al aumento del gasto sanitario, sin cifras. Otros otorgan un porcentaje concreto: hasta el 20% el PP, hasta el 25% el PSOE y España Vaciada, al menos el 25% Ciudadanos y Unidas Podemos… La Unión del Pueblo Leonés especifica con claridad qué nuevos centros de salud hay que construir, cuáles han de convertirse en centro de especialidades, a qué zonas básicas de salud hay que mandar un pediatra, dónde se ha de situar una nueva ambulancia de Soporte Vital Avanzado con médico (no parecen seducirle los SVAE, con enfermero, de la anterior consejera), o qué comarcas deben equiparse con ambulancia de Soporte Vital Básico, con técnicos de emergencias sanitarias. Todos de este lado occidental (leoneses, zamoranos y salmantinos), así que tampoco habrán mirado las cuentas globales.

Vaguedades. Esa concreción leonesista, en los lugares, no en la viabilidad de lo que defienden, contrasta con las numerosas vaguedades que recorren todos los programas electorales sin excepción: reforzaremos, blindaremos, incentivaremos, garantizaremos, aumentaremos… Todo suena bien, nada se acompaña de la explicación de cómo se hará. El PSOE recurre a un viejo truco: “En los primeros cien días, constituiremos un grupo de trabajo con agentes sociales, colegios profesionales, representantes de los trabajadores y de las trabajadoras, sociedades científicas, asociaciones de pacientes, plataformas de defensa de la sanidad pública y representantes de la Federación Regional de Municipios y Provincias, con el objetivo de elaborar y consensuar una propuesta estructural, transversal y estratégica que modifique el modelo de planificación y organización de la Atención Primaria de nuestra Comunidad Autónoma.”. O sea que no saben cómo hacer lo que prometen. Exactamente lo mismo dice el PP: “Estableceremos un diálogo con los Colegios Profesionales y las Organizaciones Sindicales para analizar la situación actual y de futuro de la Atención Primaria y establecer un conjunto de medidas que permitan la prestación de la asistencia tanto en el medio urbano como en el medio rural. Analizaremos la situación en que se encuentra la asistencia sanitaria en cada zona básica de salud por la falta de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, a fin de poder adoptar las medidas necesarias de reorganización, siempre en diálogo con los profesionales del Equipo de Atención Primaria y con los alcaldes de cada zona básica”. Reorganizar los cupos de pacientes entre los médicos que trabajamos en Castilla y León, algo inevitable, se admite de forma implícita en esa última frase, aunque en otro punto se afirma: “Evitaremos la pérdida de plazas en plantilla orgánica en Atención Primaria en el medio rural”. ¿En qué quedamos? Anunciadas las listas, ya no esgrime tan claramente Ciudadanos esa reorganización como hacía a primeros de diciembre. Cambian las tornas pero no la palabrería en los programas, que siempre es ingente en cada convocatoria a las urnas.

Algunas concreciones aisladas entre matices de forma y fondo. Mientras que la igualdad y la perspectiva de género no deben faltar en la Atención Primaria para PSOE y Unidas Podemos, que ya vino una secretaria de estado a llamarnos machistas y heteropatriarcales a los médicos, en el programa del PP se apuesta por potenciar la figura de la enfermera y por que los equipos de Atención Primaria asuman la asistencia de residencias de mayores y centros sociosanitarios (como si tuviéramos poca faena). Unidas Podemos estima, o estimaba hace tres años, que el transporte sanitario debe gestionarlo directamente la consejería. España Vaciada sugiere “crear un complemento de destino para los profesionales sanitarios del medio rural, especialmente en aquellas poblaciones de difícil cobertura”, apuntando el PSOE que “identificaremos los puestos de difícil cobertura y los de mayor sobrecarga asistencial y estableceremos un sistema de incentivos económicos, laborales y de conciliación familiar que faciliten la incorporación de profesionales”. El PP lo fía a “un calendario bienal de ofertas de empleo público” y al “concurso de traslados abierto y permanente” (yo lo llamo cerrado y anual), “al objeto de alcanzar y mantener bajas tasas de interinidad y satisfacer las necesidades de traslado al personal fijo. Igualaremos las condiciones de contratación del personal eventual a las mejores del Sistema Nacional de Salud, para que ningún profesional sanitario abandone Castilla y León en busca de mejores condiciones de contratación”. También prometen varios suprimir la figura de médico o enfermero de área, o su integración en los equipos de Atención Primaria, aunque el que llegue al despacho seguro que duda a la hora de desprenderse de un personal tan flexible y más barato (como ha pasado). También estaría bien que prometieran respetar la ley (¡y la calidad asistencial!) exigiendo la especialidad MIR para trabajar como médico de familia, algo que se incumple en Castilla y León con gobierno popular (y con la anterior consejera) y en otras regiones con gobierno socialista.

Mi reflexión, subjetiva pero basada en el “programa, programa, programa” (se ve que en Izquierda Unida no caló mucho aquello), se alargará más allá de una fecha central para los candidatos. A mí me interesa más el 13 de febrero de 2023, y el de 2024, y el de 2025, cuando sea momento de, ¡ojalá!, reconocer una buena gestión de la Atención Primaria de Salud en esta comunidad. En la medida en que esto sea posible, porque la empresa demanda un enfoque nacional. Cada autonomía podrá parchear, pero nunca resolver si esto no se toma como un reto de España, la que para muchos es verdaderamente “nuestra tierra”.

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