A punto de terminar el año 2025 es oportuno reflexionar sobre lo que nos ha dejado, con sus luces y sus sombras, con sus repercusiones en cada uno de nosotros y en la sociedad en su conjunto. Somos conscientes de que el paso del tiempo es una convención del hombre que afecta a la estructura de las organizaciones y a su quehacer diario, así como a nuestra propia esperanza y calidad de vida.
Más allá de esa contabilidad del tiempo, lo realmente importante es analizar qué pasa en cada momento, el cómo nos afecta individualmente y las enseñanzas que saquemos para un mejor futuro, tanto en el plano internacional como en el local y el personal.
Aquí no podemos entrar a detallar, ni siquiera mencionar, todos y cada uno de los hitos, sean positivos o negativos, del año 2025 que ahora finaliza. Tenemos que limitarnos a seleccionar y citar algunos grandes temas y acontecimientos que son de interés general. Aun a riesgo de que no sean los de mayor interés para algunas personas o que sean considerados de distinta forma y valor. Opiniones y valoraciones todas respetables y valiosas en el contexto democrático en el que vivimos y de respeto tanto a la persona como a los derechos humanos.
El mayor hito acaecido en 2025, por su extensión mundial y repercusión transversal en la salud y la vida de las personas, de la humanidad y en la de toda vida animal o vegetal sobre la tierra, son las abundantes muestras del cambio climático, con fenómenos atmosféricos cada vez más violentos, mortíferos y frecuentes. Algo que ya se viene dando desde hace tiempo y que todo parece indicar que se va a incrementar en los próximos tiempos, pero que en el 2025 se han hecho notar especialmente en prolongadas olas de calor y sequias, alto número de incendios de virulencia desconocida y lluvias torrenciales inusuales, con el consiguiente daño para las personas y los bienes materiales.
Por lo que a la violencia armada se refiere, no es nada exagerado decir que el mundo está en guerra. El número de conflicto armados en activo a finales de 2025 varía según las fuentes a las que se acuda, pero se sitúa entre 59 y 130. Al respecto, el último Índice de Paz Global, que anualmente elabora el Institute for Economics & Peace (IEP) habla de 56 conflictos en curso. En cualquier caso, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. El IEP analiza diversos factores en 163 Estados y territorios, llegando a la conclusión de que estos conflictos se han vuelto más internacionales, con 92 países involucrados en enfrentamientos fuera de sus fronteras.
Los focos más importantes de estos conflictos siguen siendo Ucrania, Sudán, la República Democrática del Congo y Oriente Medio, alcanzando este último en Gaza el carácter de genocidio, así declarado por Naciones Unidas (ONU) y la orden de arresto contra Netanyahu por tal genocidio, emitida por la Corte Penal Internacional. Genocidio que continúa a pesar de que el 10 de octubre de 2025 entrara en vigor un alto el fuego en la franja de Gaza (más de 400 palestinos han perdido la vida desde entonces) Más allá de las guerras, la violencia desenfrenada campa a sus anchas y azota a millones de civiles. Lamentablemente, muchas zonas del mundo no son seguras para la población.
En cuanto a la gobernanza mundial o, mejor dicho, la desgobernanza mundial, es otro de los grandes temas que se han puesto de manifiesto en 2025. El orden internacional basado en el multilateralismo se ha desvanecido y la legalidad internacional se ha erosionado. Hay países que no respetan las instituciones multilaterales ni sus resoluciones, ni el derecho internacional, ni los derechos humanos. No respetan ni a los jueces de la Corte Penal Internacional a quienes tratan de hacerle la vida imposible, porque cumplen con su trabajo. Da la impresión de que vivimos en un mundo falso en el que algunos se mueven con total impunidad.
Con la segunda llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero de 2025, la geopolítica, la política internacional y la diplomacia se han convertido en un puro negocio. Sin ningún miramiento, reglas, ni freno, se usa el poder, la fuerza y las armas (no solo por el presidente de Estados Unidos) para hacer negocios a gran escala, bajo la apariencia de buscar la paz. Los espacios para la Paz que albergaba Naciones Unidas (ONU) han sido vulnerados y destruidos. Se ha erosionado hasta límites insospechables el concepto de “paz”, privatizándola y mercantilizándola por medio de contratos mercantiles. El consenso de Davos (foro mundial de dirigentes) por el que los poderosos apoyaban a las democracias liberales ha quedado aparcado, porque ha llegado la hora de los depredadores al poder, entre ellos los tecnológicos.
De otro lado, el comercio mundial ha sido uno de los factores de gran preocupación a escala internacional, tanto, que bien podríamos decir que hemos vivido en una socioeconomía del miedo, infundido por los aranceles impuestos unilateralmente por Trump, los más altos desde la década de 1930. El concepto de “arancel” ha sido uno de los más repetidos a lo largo del año que termina, no en vano, la Fundéu RAE (Real Academia Española) lo ha elegido como palabra del año 2025.
A principios del año la incertidumbre política y los riesgos de la guerra comercial desatada por Trump, vaticinaban un frenazo de la economía mundial, según Mathias Cormann, Secretario General de la OCDE. Afortunadamente los augurios no se han cumplido, al contrario, las previsiones de crecimiento para el cierre del 2025 han pasado del 1 % al 1,5 % en la Unión Europea y llegarán en torno al 3 % a nivel global. En el caso de España se estima el cierre anual en el 2,9 % de crecimiento económico.
El crecimiento económico español acumulado de los últimos tiempos ha hecho que la España de 2025 sea considerada por algunos especialistas como la mejor época económica de su historia. Superando incluso a la España de Felipe II, allá en el siglo XVI, con aquel imperio en cuyos dominios “no se ponía el sol”. Tal afirmación no es una comparación simbólica. Está sostenida por una serie de indicadores estructurales objetivos como son el volumen económico, la capacidad productiva, el empleo formal, la cohesión social y la inserción internacional, entre otros. El detalle de todo ello tenemos que dejarlo para otra ocasión.
Aunque la economía vaya relativamente bien, el 2025 nos deja un mundo lleno de incertidumbre, desequilibrios, desigualdades cada vez más extremas, junto a una Paz amenazada.
¡Feliz salida 2025 y entrada 2026!
Les dejo con Violeta Parra "Gracias a la vida":
https://www.youtube.com/watch?v=w67-hlaUSIs
Aguadero@acta.es
© Francisco Aguadero Fernández, 26 de diciembre de 2025
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