, 21 de diciembre de 2025
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Secuestrar la democracia
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Desde la Code. Profesor de Derecho Penal de la Usal

Secuestrar la democracia

Actualizado 20/12/2025 09:22

Los políticos actuales han convertido la actividad política, tan loable y que trabaja por el interés general, en un lodazal, una "casquería política" sin precedentes en la historia democrática. Aprovechar el robo de una caja fuerte en el que los autores sabían que había dinero en metálico, en una oficina de correos de Badajoz para acusar al gobierno de Pedro Sánchez de pucherazo electoral y de secuestrar la democracia, es tan esotérico y burdo como lo son los políticos del PP que hacen esa acusación.

El robo producido en una oficina de correos de Badajoz, de una caja fuerte en la que había unos 14.000 euros y, casualmente, 124 votos emitidos por correo para las elecciones al parlamento extremeño del domingo 21 de diciembre, ha dado pábulo al PP para decir a voces que el Gobierno, su líder Pedro Sánchez y la formación política que lo sustenta, el PSOE, han secuestrado, han robado la democracia. Comenzó, como siempre, con esta esotérica teoría, un líder, Feijóo, que sabe que es una marioneta más en la estructura del PP a nivel nacional, un mero títere en manos de los que realmente mandan en la formación política: los grandes poderes económicos, Ayuso, Aguirre, Aznar y toda esa pléyade de caciques fosilizados y carcamales paleolíticos que lo único que pretenden es volver a un pasado sociopolítico que afortunadamente hemos superado. Y, claro, a Feijóo le siguió su “alter ego” Miguel Tellado, un personaje más parecido a Salvatore (monje Dulcinista en la novela “El nombre de la rosa”) o a Hannibal Lecter (de “El silencio de los corderos”) y que sigue a muerte a su jefe de filas, y después, otros líderes atrabiliarios de esta derecha cainita, como es la portavoz del PP en el Senado, Alicia García y la propia candidata del PP en las elecciones de Extremadura, María Guardiola, alimentando, por un lado el pucherazo electoral y, por otro, intentando identificar con bulos vergonzosos, que detrás de todo esto está siempre la “banda criminal” del presidente del gobierno.

Ya lo dice el refrán: “cree el ladrón que todos son de su condición”. A todos estos políticos agoreros de la catástrofe que acusan falsamente, que manipulan la información, que intoxican deliberadamente para obtener rédito político no sé que opinión tendrían de hechos que con el paso de los años sí hubieran tenido trascendencia y no la tuvieron, como la pérdida de un sobre con veintitantos mil euros por parte de un cargo público relevante del PP en un bar de un pueblo de Salamanca, de la falsa imputación a ETA de los atentados de Madrid en los que murieron 191 personas –para intentar ganar unas elecciones- o de los miles y miles de votos sacados de residencias de mayores llevándolos a votar, muchos de ellos sin saber ni a dónde iban ni por qué. De esto sabe mucho históricamente la derecha y la extrema derecha de nuestro país, ¿verdad señor Feijóo?, ¿no es cierto, señora Alicia García, usted que procede de esta tierra ultraconservadora castellanoleonesa en la que el caciquismo histórico nunca ha sido una práctica ajena?

Secuestrar la democracia –eso sí, señores del PP- es, por ejemplo, no asistir a debates electorales en medios de comunicación, como ha hecho la señora Guardiola, del PP, en el que ha celebrado la televisión pública durante esta campaña electoral. Secuestrar la democracia es no acudir a ciertos medios de comunicación a ser entrevistados, como ha hecho la señora Guardiola con la emisora de radio Cadena Ser. Secuestrar la democracia es difundir constantemente bulos, intoxicar a la opinión pública, con la única finalidad de acceder al poder, que sigue siendo el único objetivo de esta derecha cainita. Tener el poder para beneficiarse ellos, sus familias y sus amigos y dejar fuera los intereses generales de los ciudadanos. Lo estamos viendo en Madrid con la privatización de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales y con el encarecimiento miserable del precio del alquiler y la compra de vivienda para favorecer los intereses especulativos de los grandes propietarios. A esta derecha no le importa sacrificar a los más débiles con tal de incrementar espectacularmente sus rentas y patrimonios.

Secuestrar la democracia es utilizar el aparato del Estado, por medio de una policía patriótica de los gobiernos de M. Rajoy y el PP y con bulos que se lanzan desde ciertos medios de comunicación, como Ok diario y otros afines a la derecha y la ultraderecha políticas, para destruir al adversario, como sucedió con los bulos contra la formación política Podemos y que ahora sabemos que fueron noticias falsas porque el Tribunal Supremo ha condenado al responsable de Ok diario, Eduardo Inda, por ello. Esto demuestra que la derecha y la ultraderecha están dispuestas a cualquier cosa, a iniciar golpes de estado con tal de acabar con la izquierda y aupar a la derecha y a la ultraderecha hacia el poder.

En los últimos tiempos, la política -que debería ser algo tremendamente honorable, puesto que la política debería ser la actividad, el arte y la ciencia para gobernar una sociedad priorizando el bien común- se está convirtiendo en una “casquería intolerable”, en una disputa desleal y de enfrentamiento navajero, únicamente para conseguir acceder al poder, para mandar, para imponer, para someter al adversario, para vivir en áticos de lujo, con salarios desproporcionados que provienen del erario público (y que pagamos todos) y para amañar la justicia. En fin, una verdadera pena de la que sólo saldremos si los ciudadanos no nos dejamos engañar y somos libres, racionales y sensatos.

Estamos en Navidad y recuerdo y echo de menos -con nostalgia y quizá con un poco de ingenuidad con la que idealizamos tiempos pretéritos- aquéllos tiempos en que llegadas estas fechas nos invadían más los sentimientos humanitarios de cada uno de nosotros. Aquéllos tiempos en los que era difícil que se echaran de forma súbita, inmisericorde y sin ofrecer alternativa habitacional, a cientos de personas que malviven en instalaciones públicas, porque no tienen un hogar al que acudir, como ha ocurrido con los inmigrantes expulsados de un espacio que en su día fue un instituto de enseñanza y ahora está abandonado, en la localidad de Badalona. Una actuación que ha promovido el alcalde de la localidad, García Albiol, del PP. Un ejemplo de política migratoria radical, excluyente y xenófoba, que sigue los pasos de Trump y de las políticas más reaccionarias y ultramontanas. ¡FELIZ NAVIDAD!

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