Llevo más de treinta años dando clase. En niveles de formación profesional fundamentalmente, también en algunos ambientes universitarios. En ciclos superiores, medios y básicos. Las materias son la botánica, ciencias aplicadas e intervención con menores explicando un modelo constructivista sistémico y centrado en soluciones.
Aplicamos también herramientas pedagógicas de Freire y Milani.
Muchos profesores manifiestan su desesperación ante la apatía e incluso violencia de los alumnos. Faltas de respeto, bulling, adicciones, machismo, racismo, …
Se percibe falta de interés y aumentan los alumnos que parece que no tengan nada que perder, ni cogen apuntes, ni llevan el material…
Toda la vida he estado generando caminos para menores de protección y reforma con diagnósticos de transtorno del apego, transtorno por estrés postraumático, patología dual, TDAH, etc.
Tenemos alumnos de fracaso escolar y abandono de todos los recursos sociales y familiares. ¿ Cómo sobrevivimos y que hacemos?. Hemos creado un ecosistema de inclusión y trabajamos por proyectos cooperativos y aprendizaje servicio. Da ventaja la formación profesional y la naturaleza. No estar encerrado en el aula durante tantas horas. Adaptar hasta niveles insospechados el currículum, organizar las burocracias con un equipo pedagógico que maneje bien la inteligencia artificial.
Hay que conocer bien a los alumnos para poder confrontar con su vida y los que le importan. Tienen que saber cada minuto para qué estudian. Asumimos riesgos y vencemos miedos.
Buscamos lo positivo y las soluciones sin dar vueltas alrededor de los problemas repitiendo soluciones ineficaces y justificándonos en las leyes. No es verdad que no estudian porque no quieren, no estudian porque no pueden. Pueden ser motivos intelectuales o emocionales. Tenemos que gestionar emociones nuestras y de los alumnos. No esperemos recetas mágicas aunque sí hay herramientas, tenemos que traspasar lo obvio. Hay que colaborar de forma sistémica con familias, compañeros, grupos de amigos, líderes, etc. Todos queremos lo mismo, el éxito. Los protocolos son salvaguardas intranscendentes dentro de mentiras e hipocresías asumidas. Hay que rellenarlos pero no solucionan vidas.
Hay suicidios, hay que llamar a la policía, no podemos acomodarnos y sufrir en silencio. La educación es apasionante, es la herramienta para transformar la sociedad, es la herramienta para entrenar la mente y el corazón. La magia está en querer bien a los alumnos, en creer en ellos, en no rendirse con ninguno, transcender el currículum.
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