, 14 de diciembre de 2025
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Carlos Ledesma: "El pobre ya no es el de antaño, hoy puede ser tu vecino"
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COMEDOR DE LOS POBRES DE SALAMANCA

Carlos Ledesma: "El pobre ya no es el de antaño, hoy puede ser tu vecino"

Actualizado 12/12/2025 22:45

El Comedor de los Pobres de Salamanca atiende a casi 300 personas diarias con una grave escasez de voluntarios y material obsoleto. Su coordinador alerta sobre el aumento de la "pobreza silenciosa" y un perfil de usuario que rompe estereotipos

La realidad de la pobreza en Salamanca sigue creciendo en silencio, oculta tras las fachadas de los edificios y la rutina diaria. Desde el Comedor de los Pobres, una institución histórica en la asistencia social de la ciudad, las cifras hablan por sí solas. Carlos Ledesma, coordinador y trabajador del centro, ha ofrecido una radiografía detallada de la situación actual, marcada por un aumento de la demanda y una preocupante escasez de relevo generacional en el voluntariado.

Actualmente, la entidad presta servicio a un volumen de usuarios que oscila entre las 250 y las 300 personas cada día. El perfil de los beneficiarios se divide en dos grandes grupos. Por un lado, las familias que recogen comida para llevar, y por otro, aquellos en situación de calle o extrema vulnerabilidad que comen allí.

"Siempre va una persona de la familia y, en el tema de táper, atendemos alrededor de unas 200 y algo personas", explica Ledesma. A este grupo se suman los usuarios de "comida caliente", aquellos que consumen los alimentos en el propio local. "Son las personas de peor situación, o que acaban de llegar justo a España y están todavía integrándose, o gente de la calle. En ese sentido, son alrededor de unas 50 personas", detalla el coordinador, quien subraya que el objetivo final es "que cuanta más gente pueda comer, mejor".

Nuevos servicios y el perfil de la "pobreza invisible"

El Comedor, que opera de lunes a viernes en horario de 8:00 a 15:00 horas, ha implementado este año un servicio de desayunos a partir de las 9:15 horas, que está teniendo una gran acogida. El objetivo de la institución va más allá de la alimentación; buscan ser un soporte para que las familias puedan estabilizar su economía.

Ledesma describe una realidad económica asfixiante para muchos salmantinos: "La economía que tienen ellos es no de llegar a fin de mes, es de que no les llega. Que sea poco lo que gasten, ya es que no tienen nada". La ayuda alimentaria permite a estas personas destinar sus escasos recursos al alquiler de una habitación o piso. "Es una pequeña ayuda la que le damos de alimentación, porque hoy en día ir a hacer la compra está siendo un gasto económico grande", asegura.

Además de la comida diaria, la entidad entrega un lote mensual gracias al Banco de Alimentos y a las donaciones particulares y también de colegios.

Crisis de voluntariado: "Estamos tirando con lo que tenemos"

Uno de los puntos más críticos que atraviesa la organización es la falta de personal voluntario. La plantilla actual es escasa y envejecida. "Podríamos decir que somos casi 10, tirando por lo mucho. Estamos con dos voluntarios por día, y hay algún voluntario que repite", confiesa Ledesma con preocupación.

La salud de los colaboradores más veteranos comienza a pasar factura. "Son antiguos, algunos ya se han tenido que retirar. No podemos tirar de la gente en ese sentido, porque ya demasiado que están yendo y ayudando. Está siendo un poquito duro lo del voluntariado", admite.

Aunque se intenta atraer a los jóvenes, la respuesta es intermitente debido a los estudios y exámenes. No obstante, la participación de varios centros educativos está siendo clave para la concienciación. "Es bueno que los jóvenes de hoy en día vean que no todo en la vida es jauja y que existe la pobreza; que no hace falta irse tan lejos para encontrarla, que hasta tu vecino, que tienes enfrente, que aparenta, a lo mejor no llega a fin de mes", reflexiona el coordinador.

Necesidades materiales urgentes

A la falta de manos se suma el deterioro de las instalaciones y el equipamiento. El Comedor de los Pobres necesita renovar electrodomésticos esenciales que han llegado al final de su vida útil. Ledesma enumera las carencias con urgencia: un frigorífico estropeado, un lavavajillas de 35 años, una furgoneta muy antigua -"Tiene más años que Matusalén"-.

A pesar de las dificultades, la solidaridad empresarial y ciudadana sigue siendo un pilar fundamental. Ledesma agradece el apoyo de las empresas que le entregan alimentos.

Una Nochebuena en familia para 100 personas

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, el Comedor prepara su tradicional cena de Nochebuena. Se espera la asistencia de "casi unas 100 personas". Será, en palabras de Ledesma, una noche mágica. "Es algo que tú ves: gente que no se conoce de nada, que no pegan, hablan, charlan, lloran, ríen... Al fin y al cabo es todo emoción. Para ellos no es tan especial la comida, es el que se reúnen, es el que tienen gente, es en el que hay un calor humano".

La política de la casa, inspirada por Queti Luciano, el alma máter del proyecto, es clara: "A nadie se le dice que no. Si llega alguien de repente, pues hay espacio. Venga, vamos a hacer hueco".

"Mayor necesidad y menor ayuda"

Al ser preguntado por la evolución de la pobreza en los últimos años, el diagnóstico es sombrío: "Está siendo un poco disparejo: mayor necesidad y menor ayuda. Hay más cola, hay más llamadas, hay gente que pide más". Ledesma advierte que la sociedad no está preparada para lo que puede venir porque "el carro de la compra crece y todo sube".

El perfil del usuario es heterogéneo, rompiendo estereotipos. Hay extranjeros, con una notable afluencia de latinoamericanos, pero también muchos españoles. "Mucha gente se piensa que solo es extranjera, pero hay españoles. Y a los españoles es a los que más pena les da pedir ayuda. Lo que más le cuesta a una persona es agachar la cabeza; es como humillarse para uno mismo", explica Ledesma, recordando casos de personas con estudios y antiguas empresas que lo perdieron todo por malas decisiones o crisis sucesivas.

Para cerrar, Carlos Ledesma lanza un mensaje directo a la conciencia de la sociedad salmantina: "Que abran un poquito más los ojos. Somos muy egoístas, miramos mucho en nosotros mismos. Hay que ponerse un poco en la piel del más necesitado, porque esa persona ya no es el pobre de antaño. Hoy en día el pobre puede ser tu vecino".