Y también nos decimos: ¿por qué no derivar, dentro de los territorios de la actualidad y del presente, hacia espacios de dignificación del ser humano y del mundo, y dejamos un poco de lado este arisco y erizado momento de tanta crispación, de filibusterismos, del uso de la mentira como estrategia para abrazar el poder, al precio que sea?
Y nos encontramos con el ‘arte povera’, ese querido movimiento artístico surgido en Italia entrados los años sesenta del siglo pasado y que se plantea el acto de la creación artística a partir de materiales considerados pobres, como telas, vegetales, madera, fragmentos de vajillas y cerámicas, cristal, arcilla, carbón… y otros elementos por el estilo; en una suerte de franciscanismo muy contemporáneo.
Está de actualidad –una actualidad minoritaria, claro–, porque el artista griego Jannis Kounellis (sobre el que escribimos en su momento), nacido en 1936 y fallecido en 2017, vuelve a estar entre nosotros, en una exposición celebrada en Palma de Mallorca, en el espacio de Es Baluard, sobre su relación con el mar.
Siempre nos ha fascinado la creación artística de Jannis Kounellis. Reordamos, especialmente, dos exposiciones suyas que nos resultaron memorables: una en el Guggenheim de Bilbao, con una suerte de instalación con sacos de arpillera llenos de carbón minero, con un poder sorprendente.
Y, la otra, en una suerte de baldas, en el interior de un convento griego, sobre las que colocaba vasijas y cacharros de cristal de distintos tipos, sometidos a la luz que llegaba del exterior y que hacía fulgurar aquellas materias, hasta transfigurarlas, para que quedaran atravesadas por una espiritualidad y una delicadeza sorprendentes.
Claro, fue muy impactante y rompedora (si es que podemos utilizar este último calificativo) aquella acción suya de 1969, en la que introdujo doce caballos en la galería L´Attico de Roma, como respuesta hacia tanta escultura ecuestre desde la antigüedad clásica, pasando por el propio renacimiento italiano, para transmitir un implícito mensaje de que el arte ha de estar vinculado con la vida.
Porque el arte más contemporáneo, desde la segunda guerra mundial hasta prácticamente hoy mismo, tiene un sesgo antropológico, que apenas ha sido advertido por tratadistas que reflexionan sobre él.
Y es que tanto los sacos de carbón, los vidrios, o las velas de navegación, las campanas…, entre otras muchas propuestas, de Kounellis, como, por ejemplo, los iglús de Mario Merz, son propuestas que nos hablan de nosotros mismos, de nuestra relación con el habitar, con el trabajar, con el celebrar…, en definitiva, con el existir. Y ahí está la validez, entre otros aspectos, del ‘arte povera’.
Y aquí quiero recordar y traer también a estas líneas al artista bosnio, al que conocí personalmente y con el que mantuve alguna que otra charla, Stipo Pranyko (Jajce, Bosnia, 1930-2021), también perteneciente al ‘arte povera’, uno de los artistas más espirituales y fascinantes que he conocido. No en vano, un museo en su momento atento, como el IVAM de Valencia, le dedicó una significativa exposición.
Stipo Pranyko, el artista del espacio esencial, del blanco, de esas telas blancas con sus pliegues, colgadas de los muros, también blancos, en busca de silencio, de recogimiento, de meditación, de serenidad, de armonía…
Vivió entre nosotros unos años, en Lanzarote. Mi amigo Fernando Gómez Aguilera, director de la Fundación César Manrique, me llevó hasta él. Experimenté, en la visita a su espacio creativo, una vivencia espiritual como pocas veces la he tenido en todo este último tiempo de mi existencia.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.