El yacimiento constituye uno de los ejemplos más completos de asentamiento humano en el Sistema Central. Sus vestigios documentan la evolución cultural desde los cazadores del Magdaleniense hasta la romanización, distribuidos en un paisaje granítico estratégico entre las provincias de Salamanca y Ávila.
El Cerro del Berrueco se alza como un testigo inmutable de la historia en la frontera sur de la provincia. Este enclave arqueológico, que destaca por su carácter abrupto y su paisaje granítico, condensa miles de años de actividad humana y se consolida como un punto clave para comprender el pasado de la región. Su relevancia fue reconocida oficialmente hace casi un siglo, cuando fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931.
Situado geográficamente entre los municipios salmantinos de El Tejado y Puente del Congosto y la localidad abulense de Medinilla, el cerro funcionó históricamente como un cruce de culturas. La orografía del terreno no solo ofreció refugio y recursos a sus pobladores, sino que también otorgó al lugar un innegable valor estratégico que fue aprovechado por diversas civilizaciones de forma ininterrumpida.
Las investigaciones arqueológicas han permitido identificar diferentes áreas de asentamiento que se corresponden con distintas etapas históricas. Esta distribución demuestra la continuidad poblacional en la zona a lo largo de los milenios:
La diversidad de hallazgos en el Cerro del Berrueco permite trazar un perfil claro de sus habitantes. Los primeros ocupantes fueron cazadores-recolectores magdalenienses, que supieron aprovechar la fauna local para su subsistencia. Posteriormente, las comunidades neolíticas y calcolíticas introdujeron la agricultura y los primeros trabajos metalúrgicos.
Con el paso de los siglos, el perfil de los pobladores cambió hacia estructuras más jerarquizadas. Durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, grupos como los vetones ocuparon el territorio, dejando su impronta a través de los castros y sus conocidas esculturas de verracos. Finalmente, la llegada de romanos y poblaciones romanizadas integró este territorio serrano en las dinámicas comerciales y militares de la época.
El registro material recuperado en el cerro es extenso y variado. Entre los vestigios destacan restos líticos y óseos del Paleolítico, así como cerámicas y útiles metálicos pertenecientes al Neolítico y la Edad del Cobre. De las etapas posteriores se conservan estructuras defensivas y viviendas asociadas a los castros vetones.
Sin embargo, el patrimonio del Cerro del Berrueco también ha sufrido agresiones. En la zona de Los Tejares, correspondiente a la época romana, aparecieron numerosas monedas que atestiguaban la integración económica de la zona. Lamentablemente, muchas de estas piezas fueron objeto de expolio y vendidas a coleccionistas, lo que ha supuesto una pérdida irreparable para el contexto histórico del yacimiento.
VÍDEO y FOTOS: Manuel Lamas