Vito Quiles, un pata negra inesperado

Luchar por lo evidente no debería llevar un gasto de energía tan alto, ni siquiera tendría que ser necesario, y desde el periodismo tampoco. Por muchas opiniones que haya, resulta a veces sorprendente que pueda haber tanta réplica, ignorancia y descaro en el intento de ordenar las cosas y poner una cierta coherencia. La crispación en España desde que entró Pedro Sánchez en el poder es una evidencia y el deterioro de las instituciones cada vez es mayor, unido al derroche económico de consecuencias impredecibles con la firma de un dirigente al que blanquea una parte de la sociedad y una clase política por motivos tan arbitrarios como difíciles de sostener.

También una parte del periodismo mantiene este tinglado dirigido por un Gobierno corrupto y mafioso que del mismo modo derrocha una fortuna para comprar voluntades y a numerosos profesionales en los medios de comunicación que tergiversan y esconden, para contribuir a engañar a tanta gente, con ese zigzagueo reptil que nos sorprende cada día. Afortunadamente numerosos periodistas en las antípodas desde los medios o Redes sociales aplican un prisma distinto de forma valiente, muchas veces sin saber las consecuencias que les puede deparar ese digno trabajo, pues los tentáculos del capo supremo pueden ser de largo alcance, del que ya desertan también cargados de desencanto por tanta farsa, muchos socialistas.

Vito Quiles surgió casi por arte de magia para reprochar y poner colorao a tanto golfo y justo es también destacar el atrevimiento de profesionales como Kake Minuesa o Bertrand Ndongo, y algunos más por hablar de ese activismo en la calle que no es fácil de ejercer. Lo cierto es que la aparición de un ‘yogurín’ de Elche hace algún tiempo con 23 años supuso una bendición para ‘azotar’ a los políticos de élite que defienden hasta el límite a su jefe para seguir forrándose desde las instituciones, a costa de todos. Y también para poner en evidencia a periodistas y comentaristas por sus afinidades con el poder, que tampoco lo quieren ni ver. El bravo reportero de EDA TV ya congrega multitudes que aplauden su arresto compartiendo sus reivindicaciones y sus últimos logros pintan campus universitarios impensados, jugándose el tipo frente a intolerantes que no aguantan que la hegemonía de la izquierda, conseguida con tanto embuste y demagogia, y blanqueando delincuentes, corra un serio peligro ni tampoco que se les denoste porque sus líderes nos roban a la cara, quieren poner patas arriba el Estado de Derecho y el noble espíritu de la transición.

‘El bravo periodista ya congrega multitudes que aplauden su arresto y comparten sus reivindicaciones’

Efectivamente Vito Quiles los trae de cabeza. Entre muchos jóvenes se ha erigido en un auténtico líder y la admiración que desata en buena parte de los mayores es similar. Ya son multitud. En el otro lado está haciendo mucha pupa. Hordas pseudoprogres y antisistema claman contra él y numerosos políticos y ministros delatados desatan a menudo su ira contra un paladín de los valores que defendemos tantos. Da gusto ver a Pablo Iglesias, maestro en el arte de la subversión y el engaño, soltar su arsenal verbal lleno de ira contra Quiles… discurso seguido en sus soflamas entre otr@s por Montero y Belarra, símbolos radicales de una corriente con escasos logros que tanto ha envenenado nuestra sociedad. Sus arengas contra el joven periodista no se sabe si provocan más gracia o más rabia. Que el líder de la corriente 15M, famoso por su odio a la Policía y a la Guardia civil, progenitor de escraches, menos cuando se lo hicieron a él; inductor a la okupación pero acorazando su mansión de Galapagar, maestro del cóctel molotov en Redes, defensor del criminal Maduro que subvencionó su partido o de la propia ETA en La Sexta o en las herriko tabernas, llame “escuadrista y fascista” a Vitor Quiles, es de traca.

Curiosamente ha surgido un término cargado de mala intención para definir a una sociedad cansada de tanto atropello, que no quiere que la engañen y cambien sus nobles ideales: facha (antiguamente franquista), o utilizado por muchos igualmente como fascista. Quizá la RAE tenga que plantearse un nuevo significado: Dícese del ciudadano que defiende la Constitución y los valores que tejieron la transición. Explica el admirado Albert Boadella, que si a estas alturas no te han llamado aún facha, algo va mal en tu vida. Y un salmantino amigo mío va más lejos… “Cada día que me levanto, hasta que no me han llamado facha tres veces, no soy persona”.

Mientras, el periodista Víto Quiles, que podía haber sido médico o bombero y tendría el mismo arresto, continuará con su activismo. Y un día, nadie lo podrá interpelar por su ambigüedad o cobardía, cuando la situación llegó a unos límites desconocidos en democracia.