En su 17 aniversario, el centro reivindica su modelo integral basado en asistencia, formación, investigación y transferencia. Su directora, Maribel Campo, destaca que, desde su apertura, las instalaciones han acogido en sus unidades de convivencia a 1.007 personas con alzhéimer, mientras que su labor formativa ha llegado a más de medio millón de personas
El Centro de Referencia Estatal (CRE) de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y otras Demencias de Salamanca conmemoró su decimoséptimo aniversario el pasado 17 de noviembre. A pesar de su trayectoria como organismo de vanguardia dependiente del Imserso (adscrito al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030), su directora, Maribel Campo, reconoce que la institución sigue siendo una "gran desconocida" para muchos salmantinos, a menudo percibida erróneamente como una residencia cerrada nada más.
"Queremos que Salamanca vea el CRE Alzheimer como un lugar abierto", afirma Campo, quien en enero de 2026 cumplirá cinco años en la dirección. Para combatir esta imagen de hermetismo, la directora recuerda que las instalaciones son un recurso público a disposición de la ciudadanía, destacando que hasta la cafetería es de acceso público y que disponen de una biblioteca y un centro documental gratuito con un amplio fondo sobre demencias. Además, subraya la accesibilidad del recinto, conectado directamente con la ciudad a través de la línea 10 de autobús.
Para comprender la magnitud del centro, es necesario distinguir sus áreas de actuación más allá de la mera asistencia. El CRE Alzheimer no es solo un centro residencial, sino que se sustenta sobre varios ejes estratégicos que se retroalimentan entre sí. Por un lado, ofrece asistencia mediante una atención sociosanitaria directa e integral a los usuarios en las instalaciones. Simultáneamente, desarrolla una labor de formación con capacitación especializada para familias y profesionales, así como un área de investigación centrada en el desarrollo y validación de terapias no farmacológicas. Finalmente, cierra el círculo con la transferencia del conocimiento, que consiste en la publicación de guías, manuales y protocolos para que los avances científicos lleguen a toda la sociedad.
Es fundamental diferenciar el alcance de cada área en función de estas líneas estratégicas. En lo referente a la atención directa y residencial, Maribel Campo confirma el dato exacto: "Desde el inicio del centro, 1.007 personas con alzhéimer han estado con nosotros en las unidades convivenciales". Estas son las personas que han recibido tratamiento directo viviendo en el centro o acudiendo a sus programas terapéuticos presenciales.
Por otro lado, el impacto social y docente se mide en una escala mucho mayor. La labor formativa del centro arroja cifras contundentes, habiendo formado desde su apertura a un total de 554.477 personas, entre familiares, cuidadores y profesionales del sector. La teleformación se ha convertido en la herramienta clave para lograr este alcance, con cursos gratuitos que llegan a todo el mundo hispanohablante. De hecho, solo en lo que va de 2025, ya se han formado más de 40.000 personas a través de sus plataformas.
El modelo de atención ha evolucionado drásticamente tras la pandemia y los cambios en la teoría de los cuidados. El objetivo prioritario actual es evitar la institucionalización temprana y promover la autonomía, dado que "los últimos estudios dicen que el 89 % de las personas prefieren permanecer en sus domicilios", explica Campo. Actualmente, el centro cuenta con una ocupación de 89 usuarios y ha diversificado su cartera de servicios para cubrir todas las etapas de la enfermedad, dividiendo su oferta entre estancias residenciales y programas de autonomía.
En cuanto a los programas de estancia residencial, el centro mantiene las líneas clásicas donde los usuarios residen temporalmente en las instalaciones. Estas incluyen la atención específica a demencias moderadas y graves, así como un programa especializado en alteraciones de conducta y trastornos del comportamiento, enfocado a estabilizar situaciones complejas para que la persona pueda regresar posteriormente a su entorno.
Sin embargo, la gran apuesta actual para mantener a los usuarios en su entorno familiar el mayor tiempo posible son los programas de autonomía y atención ambulatoria, que no requieren pernoctar. Entre ellos destaca el Programa SIIA, una intervención individualizada ambulatoria para personas con deterioro leve que acuden lunes, miércoles y viernes durante dos horas. También se ha implementado un nuevo servicio de intervención personalizada en el entorno comunitario (Sipec), de lunes a viernes, diseñado para personas que empiezan a notar pérdidas cognitivas leves -incluso aquellas que aún están activas laboralmente- y que se enfoca en la adquisición de hábitos saludables.
Asimismo, el centro desarrolla el programa PIPAP (Promoción de la Autonomía Personal), donde un grupo reducido de unas 12 personas realiza, durante nueve meses, actividades cotidianas tanto dentro como fuera del centro, como hacer la compra, cocinar o realizar visitas culturales, con el objetivo de mantener las rutinas necesarias para seguir viviendo solos. A esto se suma el Servicio de Estancias Diurnas, que ofrece una atención integral clásica en horario de 8:00 a 18:00 horas con planes de actividad individualizados.
Uno de los aspectos más sensibles y menos visibles que aborda el CRE Alzheimer es la atención a perfiles no geriátricos. "Tenemos gente de 38 y 42 años", revela Maribel Campo. Se trata de casos derivados por alguna enfermedad, como tumores, o consecuencias de consumos, que se encuentran en un vacío asistencial.
"Las residencias son para personas mayores, no tienen recursos para ellos, y ahí es donde nosotros tenemos la experiencia", señala la directora. El centro actúa como un lugar de estabilización temporal para mejorar los trastornos de conducta antes de que estas personas jóvenes regresen a su entorno.
En el área de investigación, el CRE funciona como un banco de pruebas real para validar científicamente terapias no farmacológicas. Sin embargo, Maribel Campo aclara un punto clave sobre su funcionamiento: "No tenemos laboratorios ni somos un hospital". Por ello, el modelo de investigación del centro se basa necesariamente en la cooperación intersectorial.
Para llevar a cabo estudios rigurosos, el CRE mantiene convenios con universidades y fundaciones, como la Pasqual Maragall. "Nosotros aportamos el trabajo diario con las personas usuarias y sus familias para ver qué funciona, y realizamos la investigación en convenio con estas instituciones sanitarias y académicas", explica la directora.
Esta filosofía colaborativa se aplica en un entorno definido como espacio libre de sujeciones. "Las personas con demencia a menudo caminan y caminan, porque si no, les genera inquietud; hay que dejarles moverse en lugar de atarles", detalla Campo. Para garantizar la seguridad sin restringir la libertad, utilizan tecnologías como camas de "cota cero" (a ras de suelo) que evitan el riesgo de caídas sin necesidad de usar barandillas, gestionando las alteraciones de conducta a través del entorno y la terapia.
El centro testa continuamente intervenciones con robótica social (como la foca Nuka o animales terapéuticos), musicoterapia o nutrición, asegurándose de que funcionan en la cultura española antes de recomendarlas. Entre los proyectos de mayor calado vigentes en 2025 destacan:
Sin embargo, toda esta investigación no tendría sentido si no saliera de las paredes del centro. Aquí entra en juego la transferencia del conocimiento, un pilar fundamental para el equipo. "Nosotros probamos, testamos y, si funciona, publicamos guías de cómo implantarlo", señala Campo. El centro utiliza su página web como un gran repositorio documental de acceso público y gratuito donde vuelcan todo el saber generado.
Cualquier profesional o familiar puede descargar sin coste los manuales resultantes de estas investigaciones. Un ejemplo claro es la guía Talleres de terapia de reminiscencia con fotografías, fruto del proyecto con Alemania, o los protocolos para implantar la estimulación cognitiva en el hogar. "Damos todo gratuito, los manuales están todos colgados en la web", insiste la directora, cuyo objetivo es dotar de herramientas prácticas y basadas en la evidencia a quienes cuidan día a día de personas con demencia en cualquier punto de España.
La mirada del CRE Alzheimer está puesta en un horizonte demográfico inminente y desafiante. "En 2040, España será el país con mayor esperanza de vida del mundo", recuerda Maribel Campo citando las últimas proyecciones. Aunque esto es un logro social, conlleva una contrapartida sanitaria inevitable: "A partir de los 75 años la probabilidad aumenta; si vamos a vivir muchos años, está claro que nos va a tocar gestionar mucho deterioro cognitivo".
Para anticiparse a esta realidad, el centro implementará el próximo año una de sus iniciativas más ambiciosas: el programa SAR (Servicio de Atención y Respuesta). Este nuevo recurso nace para cubrir un vacío asistencial crítico: el momento de incertidumbre que viven los pacientes y sus familias cuando aparecen las primeras sospechas, antes de que la enfermedad avance.
"Hasta ahora, la normativa nos exigía atender a personas con un diagnóstico ya establecido, pero queremos adelantarnos", explica la directora. La evidencia científica respalda este cambio de estrategia, ya que se estima que el proceso neurodegenerativo comienza en el cerebro entre 7 y 10 años antes de que el diagnóstico clínico sea evidente. "A menudo, disimulamos los fallos o pensamos que no pasa nada, y perdemos un tiempo precioso de intervención", advierte.
El programa SAR ofrecerá asesoramiento directo, presencial o telefónico, ante la primera "sospecha de deterioro probable". El objetivo es actuar en esa ventana de oportunidad mediante la prevención y los hábitos de vida. Campo insiste en que hay factores modificables que pueden frenar o retrasar el desarrollo de la demencia y sobre los que el centro va a sensibilizar activamente a la sociedad:
"Igual que nos cuidamos para tener un buen corazón, debemos concienciarnos de que es vital cuidarse para tener una buena mente", concluye la directora, marcando la detección precoz como la gran prioridad estratégica del centro para los próximos años y reiterando la invitación a todos los salmantinos a acercarse y conocer un centro que es, ante todo, suyo.