El técnico valenciano, ahora en el Ourense, rememora con cariño su etapa charra, niega rotundamente haber recibido propuestas en sus alineaciones y destaca el momento dulce de su actual equipo tras ganar el título nacional
El fútbol, a menudo, escribe guiones que superan la ficción, llenos de reencuentros y emociones a flor de piel. Este fin de semana, el destino ha querido que Dani Llácer, actual entrenador del Ourense, se mida al equipo que le dio su primera gran oportunidad en los banquillos como primer técnico, Unionistas. Un partido que, para él, trasciende los noventa minutos. "Lo siento muy mío", ha confesado Llácer en una entrevista, resumiendo un vínculo que el tiempo y la distancia no han logrado erosionar. Será un duelo de dinámicas parecidas, de dos equipos que han sabido sobreponerse a un inicio complicado para encontrar la estabilidad en la tabla.
El camino del Ourense esta temporada ha estado marcado por un peaje exigente: la Copa Federación. Mientras que para muchos es un torneo menor, para el conjunto gallego ha supuesto una carga física y logística monumental. "Son nueve partidos más, y con viajes tan largos, ya que hicimos 12 horas de ida y 12 horas de vuelta, una salvajada", ha explicado el técnico. Esta odisea, que también incluyó desplazamientos largos como el de Laredo, mermó al equipo en las primeras jornadas con hasta siete lesiones. Sin embargo, lo que pudo ser un lastre se ha convertido en un trampolín. El Ourense no solo ha conquistado el título, sino que ha logrado el gran objetivo: una plaza en la Copa del Rey.
Ese éxito ha traído consigo una de las noches más memorables en la historia del club. La eliminación del Real Oviedo, un equipo de categoría superior, y la conquista de la Copa Federación han supuesto una inyección de moral fundamental. "Ganar un título nacional es muy complicado", ha afirmado Llácer, orgulloso de un hito que ya es historia del club. La recompensa no se ha hecho esperar: la próxima semana, tras el duelo contra Unionistas, recibirán al Girona. "Fueron dos días muy bonitos", ha recordado sobre la gesta copera, un recuerdo que guardará "siempre en la memoria".
La conversación inevitablemente ha virado hacia su etapa en Salamanca y su salida del club. Lejos de cualquier atisbo de amargura, Llácer ha asegurado que de esa experiencia se lleva "prácticamente todo positivo". Ha destacado que su paso por el banquillo charro, primero como segundo y luego como máximo responsable, le ha ayudado a crecer. "Me han ayudado a ser el entrenador que soy ahora, o por lo menos, a ser mejor entrenador", ha señalado, mostrando un profundo agradecimiento a figuras como Dani Ponz, a quien considera su "padre futbolístico", y Rubén Andrés, quien le dio la oportunidad de dirigir al primer equipo.
Uno de los temas más espinosos de su etapa final fue el rumor sobre supuestas presiones desde arriba para alinear a ciertos jugadores. Llácer ha sido tajante y ha zanjado la polémica de forma definitiva. "Nunca en la vida, pero nunca en la vida", ha sentenciado con rotundidad. "Si mueres, mueres con tus ideas. Yo creo que ni se atreverían a decirme 'pon a este'", ha añadido, explicando que sus únicas consultas son con su cuerpo técnico, la gente del día a día.
Con la perspectiva que da el tiempo, Llácer ha normalizado su destitución dentro de la cruda realidad de su profesión. "Ahora mismo, y te soy sincero, lo normal es que te echen. Es la realidad", ha comentado con naturalidad. Esa conciencia de la "inmediatez del negocio" fue una de las razones que le llevaron a firmar por el Ourense, un club donde ha encontrado confianza en los procesos y unas expectativas acordes a la realidad de ser, probablemente, "el presupuesto más bajo de toda la categoría".
El próximo partido en O Couto será especial, pero Llácer ya tiene una fecha marcada en rojo en su calendario: la vuelta al Reina Sofía. El técnico no ha ocultado la ilusión que le genera ese momento. "La visita al Reina va a ser uno de los momentos de la temporada para mí, es algo muy especial", ha confesado. Los recuerdos de noches mágicas en ese estadio, como las victorias ante el Bilbao Athletic o el Andorra, siguen vivos en su memoria.
Llácer ha elogiado el ambiente único que se genera en el feudo salmantino, un factor que conoce bien y que ahora deberá afrontar como rival. "Las emociones que se generan ahí, gracias a la afición y gracias a lo que se genera es algo complicado de vivir, para bien", ha explicado. Este fin de semana, el reencuentro será a distancia, pero la conexión emocional con Unionistas y su gente sigue intacta, demostrando que hay lazos que el fútbol une para siempre.