El acto, enmarcado en la celebración de los 50 años del Hospital Clínico, reúne a familiares, autoridades y compañeros de profesión para recordar su legado humano y docente; la viuda del catedrático, Mercedes Moreno, presidió un encuentro que puso en valor la vigencia de su magisterio en la medicina actual
El Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA) ha vivido este martes una jornada cargada de memoria y gratitud. En el contexto de las celebraciones por el 50º Aniversario del Hospital Clínico Universitario, la institución sanitaria ha dedicado un sentido homenaje a la figura del profesor y médico Sisinio de Castro, coincidiendo con el cumplimiento de las tres décadas de su fallecimiento en 1995.
El salón de actos del hospital acogió este encuentro institucional que congregó a una nutrida representación de la sanidad salmantina. Profesionales en activo, antiguos compañeros, amigos y familiares se dieron cita para recordar no solo al profesional ejemplar, sino a la persona que dejó una profunda huella en quienes tuvieron la oportunidad de trabajar o formarse a su lado.
La presencia de Mercedes Moreno Alcalde, viuda de Sisinio de Castro, otorgó al acto un carácter especialmente emotivo, subrayando que, pese a los 30 años de ausencia, el recuerdo del catedrático sigue muy vivo en la sociedad y la universidad salmantina.
La gerente del CAUSA, Carmen Rodríguez, fue la encargada de presentar y conducir un acto que se prolongó durante aproximadamente una hora. La sesión se estructuró a través de una concatenación de intervenciones que abordaron las múltiples facetas de Sisinio de Castro: como médico, como jefe de servicio, como profesor universitario y en su vertiente más íntima y personal.
Las palabras dedicadas al homenajeado corrieron a cargo de destacados profesionales que compartieron trayectoria y vivencias con él: Javier Laso Guzmán, José Ángel Martín Oterino, Cándido Martín Luengo, Luis Javier González Elena, Pilar Corredera, Rogelio González Sarmiento y Miguel Marcos
Además de los ponentes, el homenaje contó con la asistencia institucional de Luis Alberto Álvarez, gerente de salud de área de Salamanca, y de Mar Abad, decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, reafirmando el vínculo indisoluble entre el hospital y la institución académica.
Nacido en Fuente de Santa Cruz (Segovia) el 4 de junio de 1931, Sisinio de Castro forjó una carrera brillante basada en el esfuerzo y la excelencia. Tras licenciarse en la Facultad de Medicina de Valladolid, completó su formación con una estancia becada en Múnich.
Su regreso a España marcó el inicio de su carrera docente, ganando primero la oposición de profesor adjunto de Patología y Clínica Médicas en Valladolid. En 1970, su destino quedó unido definitivamente a Salamanca al obtener, también por oposición, la Cátedra de Patología General de la Facultad de Medicina de la USAL. Posteriormente, con la creación de los Departamentos Universitarios, sería designado director del Departamento de Medicina.
Sus compañeros destacaron ayer su perfil de "gran universitario", entregado por completo a la docencia. Su estilo se caracterizaba por transmitir conocimientos complejos de fisiopatología y semiología con sencillez, precisión y pausa, inculcando siempre a sus alumnos la visión humanista de que "tras cada enfermo hay una persona".
La influencia de Sisinio de Castro trascendió las aulas salmantinas gracias a su obra más emblemática: el Manual de Patología General. Este libro, escrito en solitario, se define como una obra clara, concisa y profunda que contribuyó notablemente a la formación de numerosas promociones de médicos en universidades de toda España.
En el ámbito investigador, destacó especialmente por sus trabajos sobre el metabolismo del hierro, una de sus líneas de estudio más reconocidas.
Su herencia permanece visible en la ciudad de Salamanca. En su honor, la Facultad de Medicina le dedicó un aula y el centro de Atención Primaria del barrio de Garrido lleva su nombre -Centro de Salud Garrido Norte 'Sisinio de Castro'-. Sin embargo, tal y como se puso de manifiesto durante el homenaje, su legado más valioso reside en haber sembrado vocaciones y haber inspirado una forma de entender la medicina que, treinta años después, sigue plenamente vigente.