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La mayor matanza de cristianos desde el tiempo del emperador Diocleciano
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La mayor matanza de cristianos desde el tiempo del emperador Diocleciano

Actualizado 25/11/2025 10:14

El emperador romano que mató a más cristianos fue Diocleciano. Fue la última y la más severa persecución registrada en el Imperio romano. Promulgó edictos que anulaban los derechos legales de los cristianos y les exigían que renunciaran a su fe. Este encarnecimiento es el más intenso y generalizado en todo el Imperio.

Nerón, tras el Gran Incendio de Roma, culpó de ello a los cristianos, persiguiéndolos brutalmente. Sus acciones contra los seguidores de Cristo incluyeron la ejecución de miles de personas, entre ellos los pilares de la iglesia Católica: Pedro y Pablo.

Vivimos tiempos muy duros para el catolicismo: dolor y vergüenza producen los escándalos sexuales, económicos, políticos, etc..., que ha afectado de manera personal y espiritual al creyente. No quiero sonar dramática; este, paradójicamente, también es un tiempo de gran esperanza. Sin embargo, para distinguir el trigo de la cizaña hay que evaluar, reflexionar,sobre aquellas cosas que le hacen mal a la Iglesia, con la confianza de poderlas cambiar y dar testimonio de auténticos discípulos de Cristo.

Dicho esto, me interesa hablar de las comunidades religiosas, laicales o parroquiales que, de distintos modos y por distintas razones, muchas veces sin la plena consciencia de sus miembros y por el seguimiento acrítico de un líder carismático, empiezan a encerrarse en sí mismas hasta el punto de perder —en la práctica— la riqueza, la sabiduría, el consuelo y el acompañamiento que implica su pertenencia a la Congregación; llegando a desarrollar, casi como una enfermedad: fanatismo, intransigencia, rigorismo, victimización institucional, egocentrismo, triunfalismo, idealización de las autoridades… y la lista podría continuar.

Lamentablemente, no son pocas las comunidades que en la actualidad se han contagiado de este virus y han hecho un grave daño a las personas que, directa o indirectamente, han perdido la fe. Sin contar las comunidades que ya han sido investigadas o en este momento se encuentran en proceso de sanación y acompañamiento.

¿A qué voy con todo esto? Pues a que el tema no parece un problema aislado ni una infeliz coincidencia. Algo está pasando. No sé si será el individualismo exacerbado de nuestra sociedad que se inocula también en las religiosas, tal vez la pérdida de una recta teología de la cruz remplazada por un «encarnacionismo» excesivo, o, simplemente, la astucia del demonio, que encontró en este tiempo personas carismáticas, que, hinchados por su propio ego y por la alabanza torpe de fragiles, se volvieron presas para que el maligno los arrastre a la madriguera de la soberbia.

No importa si formas parte de una reconocida élite intelectual católica, de un grupo o movimiento con cientos de vocaciones al año, o de una parroquia atiborrada de fieles los domingos, el día que comience a sentir el aguijón de la vanagloria y empiecen a sentirse la almeja con la perla en medio de un montón de moluscos vacíos, ese día, inició un cisma espiritual que, de no detenerse, lo terminará alejando de la única fuente de gracia: la Iglesia «Pero es que la Iglesia es…»¡Sí! La Iglesia es frágil y pecadora, los obispos y sacerdotes están lejos de ser perfectos.

¿A qué me refiero? A que el individuo, como dice el P. Rupnik: No hay perfección humana que pueda sostenerse cuando Dios nos visita y nos muestra lo frágiles y pequeños que somos delante de Él y de la misión que nos tiene encomendada.

De vez en cuando hay hermanos dentro de la familia que expresan juicios negativos. ¿La comunidad es capaz de hacer autocrítica? ¿Disentir está permitido y las opiniones contrarias u objeciones a ciertas prácticas son escuchadas y tomadas en cuenta? ¿O se aplica la lógica de quienes están en desacuerdo son tachados automáticamente de “progresistas”, “enfermos”, “loquitos” o “acomplejados”? ¿Se discute y rebate con argumentos sólidos o se la desestima en base a la descalificación moral de la persona que la emite?¿Se busca comprender las razones por las cuales ha formulado la crítica o se evade el argumento? No se quede callado. Mida tus palabras pero hable, comente lo que cree que está mal a pesar de que pueda estar equivocado, pero si su causa es justa, continúe con ella.

He dicho que nadie persiguió a los cristianos como Diocleciano, actualmente intentan matar el alma con manipulaciones. Hace unos días la TV de todos, para explicar el terrible asesinato de cristianos, dicen que fue un conflicto de “tierras “ un choque entre ganaderos musulmanes, y agricultores cristianos, que se enfrentan entre ellos porque mataron a sus vacas o porque les robaron las tierras, pero nunca por la religión.

Con estos dos argumentos RTVE es capaz de sentenciar que en Nigeria no se está produciendo un genocidio contra los cristianos, lo que contrasta con la ligereza que se nombraba GENOCIDIO para referirse al conflicto en Gaza.. En algún medio he oído explicar que las matanzas de cristianos en África se debían al “cambio climático”. No me sorprende el sectarismo de TVE, pero sí el silencio de Su Santidad, la Conferencia Episcopal y los sacerdotes en las homilías.

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