Así trabaja Bomberos Unidos Sin Fronteras, la élite española de respuesta a catástrofes

La organización no gubernamental Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF) se consolida como un referente en la ayuda humanitaria internacional. Con más de 500 socios y voluntarios activos, su labor abarca desde el rescate inmediato en desastres naturales hasta la formación de equipos locales para reducir la vulnerabilidad en zonas de riesgo, habiendo beneficiado ya a más de 350.000 personas.

Con una trayectoria que suma más de 50 intervenciones de emergencia en una veintena de países, BUSF agrupa no solo a bomberos expertos en catástrofes, sino también a profesionales de distintos campos comprometidos con la ayuda humanitaria. Su misión es garantizar una respuesta rápida y eficaz ante cualquier desastre, actuando de manera integral antes, durante y después de la crisis.

El brazo operativo de la organización es el Grupo de Intervención de Catástrofes (GIC), una estructura diseñada para ofrecer una respuesta completa y coordinada en la zona cero. Este grupo se compone de diversas unidades altamente especializadas que trabajan de forma sinérgica para salvar vidas y mitigar el sufrimiento de las comunidades afectadas.

El lema de la organización, "Buscamos vida, salvamos vidas", resume una filosofía de trabajo que va más allá del rescate, enfocándose también en la preparación y el fortalecimiento de las capacidades locales para afrontar futuras emergencias.

Unidades especializadas: la clave de una respuesta integral

La eficacia del Grupo de Intervención de Catástrofes (GIC) reside en la especialización de sus equipos. Cada unidad cumple una función vital para asegurar que todas las necesidades de una emergencia sean cubiertas de manera profesional:

• Unidad Canina de Rescate (UCR): Compuesta por guías y perros certificados en el reconocido "Método Arcón", esta unidad es fundamental para la localización rápida y precisa de supervivientes atrapados bajo escombros, permitiendo un rescate inmediato.
• Unidad Médica: Formada por personal sanitario voluntario de toda España, brinda atención médica urgente a las víctimas y se encarga de velar por la salud de los propios equipos de rescate durante las peligrosas fases iniciales.
• Unidad de Potabilización y Saneamiento (UPSE): Integrada por bomberos, técnicos y sanitarios, su labor es crucial para prevenir enfermedades tras la catástrofe, asegurando el suministro de agua potable y gestionando el saneamiento básico.
• Unidad Logística de Emergencia: Responsable del transporte de personal y material a la zona del desastre, garantiza el suministro de agua y alimentos para los intervinientes y colabora en la construcción de campamentos temporales para las familias afectadas.
• Unidad de Drones de Emergencia: Equipada con tecnología avanzada, utiliza drones aéreos, terrestres y acuáticos para localizar personas en áreas de difícil acceso, monitorizar la evolución de la emergencia y recopilar datos para mejorar futuras respuestas.

Más allá del rescate: formación para reducir la vulnerabilidad

Una de las líneas de trabajo estratégicas de BUSF es la formación y el fortalecimiento de las instituciones de primera respuesta en países con recursos limitados, especialmente en Iberoamérica. La organización ha identificado carencias recurrentes que dificultan una respuesta local eficaz.

Los principales problemas que abordan sus proyectos de formación son:

• La falta de capacitación técnica específica y actualizada para gestionar situaciones críticas como incendios, derrumbes o inundaciones.
• La carencia de equipos y herramientas adecuados, que pone en riesgo tanto a los rescatistas como a la población.
• Una coordinación insuficiente entre las distintas instituciones locales y los líderes comunitarios.
• La alta rotación del personal, a menudo voluntario, que impide la continuidad en la formación y la acumulación de experiencia.

El ciclo integral de la emergencia: un enfoque de 360 grados

El método de trabajo de Bomberos Unidos Sin Fronteras se basa en un ciclo continuo que abarca todas las fases de una catástrofe, asegurando que las comunidades no solo se recuperen, sino que estén mejor preparadas para el futuro.

Este enfoque se divide en tres momentos clave. En la fase de pre-emergencia, se analizan los riesgos, se evalúa la vulnerabilidad de las comunidades y se implementan medidas de prevención y formación local. Durante la emergencia, se despliegan los equipos de rescate, se brinda atención médica y se inicia la recuperación de servicios básicos. Finalmente, en la postemergencia, se evalúa cada intervención para extraer lecciones aprendidas y mejorar la preparación para futuras crisis.