Los funcionarios, con ayuda de la unidad canina, interceptaron también hachís a una comunicante en un operativo que desvela las vías de entrada de droga
Funcionarios del centro penitenciario de Topas han desarticulado varias vías de entrada de droga tal y como explican a este medio fuentes del sindicato APFP. La intervención se ha saldado con la incautación de más de 48 gramos de cocaína a un interno que la ocultaba en su propio cuerpo, además de otras sustancias a un comunicante.
El hallazgo más importante se produjo durante el registro a un recluso que regresaba de un permiso penitenciario. Los trabajadores le encontraron la cocaína, una cantidad de gran valor en el mercado interno de la prisión, donde "es mucho dinero, mucho más que en la calle", según fuentes sindicales. Al mismo interno se le intervino también un cable de teléfono y dinero en metálico. También se interceptó hachís a una comunicante. De forma simultánea, los funcionarios registraron al interno con el que se iba a encontrar, localizándole pequeñas cantidades de heroína y cocaína, así como otros 10 gramos de hachís.
Los métodos para introducir las sustancias son variados y extremos. Según detalla la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), los internos que regresan de permiso suelen esconder la droga en el interior de su propio cuerpo. Por su parte, los comunicantes utilizan otros "refugios" para intentar burlar los controles de seguridad.
Para el éxito de estas incautaciones ha sido fundamental el apoyo de las unidades caninas del centro penitenciario. "Funcionan muy bien, apoyan y marcan ", explican. Desde el sindicato se visibilizan estos casos para demostrar cómo "realmente entra el 95 % de las cosas" y combatir la narrativa que acusa a los propios trabajadores.
La APFP enmarca este "goteo" constante de droga en un contexto de "masificación" de internos en Topas, el centro con más reclusos de Castilla y León, y con unas "plantillas bastante menguadas". Por ello, insisten en su histórica reivindicación de ser considerados agentes de la autoridad, una promesa que, denuncian, no llega.
Asimismo, desde el sindicato alertan sobre la creciente problemática de un nuevo tipo de estupefaciente de difícil detección. Se trata de sustancias que se distribuyen en papeles impregnados, los cuales pueden ser camuflados con gran facilidad en objetos cotidianos como un sobre, una carta o las páginas de un libro. Esta modalidad no solo complica enormemente las labores de control y registro, sino que también genera graves efectos en la salud de los internos que la consumen.
En este sentido, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) traslada a los funcionarios del centro penitenciario de Topas la "más sincera enhorabuena", por la actuación ejemplar llevada a cabo ayer jueves 13, en la que se que aprehendieron varios alijos de droga y diverso material, que pone de manifiesto -una vez más- “la profesionalidad y el compromiso inquebrantable de los trabajadores de Instituciones Penitenciarias”, han afirmado en un comunicado.