Organizada por el Instituto Castellano y leonés de la Lengua, la conferencia incide en los autores de la tierra de larga trayectoria y una obra excepcional que debe ser más conocida.
Resuenan de nuevo entre las hospitalarias paredes de la Biblioteca de la Casa de las Conchas, ese lugar privilegiado para exposiciones, teatro, música y conferencias, las voces de los autores de Castilla y León de la mano sabia de un escritor nuestro y de un crítico literario que ya es un tópico llamar sencillamente el mejor de nuestras letras. Un crítico que ejerce su trabajo en las páginas de la Nueva Crónica de León y sobre todo, en ese ABC cuya sección de cultura nos deslumbra y a quien una persona del público pregunta sabiamente ¿Quién critica al crítico?
José Ignacio García no es solo la persona que ha revitalizado el género de la crítica en sus renglones, devolviéndole la dignidad y la buena escritura. Es sobre todo un autor riguroso. Y no puede por menos que contestar que son los lectores, siguiendo los artículos del crítico, quienes marcan la pauta de su trabajo. Un trabajo que ahora, desde la cercanía, la llaneza y ese punto inimitable de humor y rigor de su discurso, se dedica ahora a los veteranos de nuestras letras, a autores elegidos por su larga trayectoria, por su esfuerzo constante y por estar en una franja de edad más allá de los 65 fecundos años. Un panorama que han denominado “Esenciales” y que condensan la esencia de nuestra espléndida y quizás no tan conocida como se merece, narrativa.

Y son nueve narradores de fuste los que ha elegido, con su buen criterio y su bonhomía que no esconde seguridad y valentía, José Ignacio García. De ahí que su voz sea tan especial e inolvidable para quienes le escuchan, y es su charla esta vez un recorrido muy especial que se inicia con Gregorio Fernández Castañón, un autor de León que busca más lo bibliófilo que lo literario, un hacedor de libros que contienen cristales, hojas, documentos, peculiaridades en la edición que hacen que sus libros sean objeto de búsqueda y de coleccionismo. Autor que ha ganado los premios más prestigiosos, es una autoridad en León y una rara avis en el mundo literario al que ha aportado más de treinta libros. Larga trayectoria que podemos poner en común con Ignacio Sanz, autor de novelas infantiles y juveniles, etnógrafo, narrador oral que recorre toda España, colaborador del Mester de Juglaría cuyos brindis se sabe todo el mundo. Segoviano, Sanz, según José Ignacio García, no ha caído en el neorruralismo actual que lo presenta como algo novedoso, sino que lo vive rescatando voces y palabras de un mundo que va a desaparecer.
Autores tan personales como Jesús Carazo, burgalés que ha ganado todos los premios importantes antes de trabajar en el extranjero y volver con una fecundidad literaria que sorprende al lector por su brevedad, espíritu teatral –género que practicó con éxito- y sentido del humor. Conciso y de finales sorprendentes, Carazo es, en la opinión del crítico, una voz que merece ser más escuchada, y que se une a ese coro donde sobresale la poeta y narradora bejarana Yolanda Izard. Suya es una prosa poética que sorprende al lector por su uso de lo onírico, lo imaginario, el argumento sorprendente. Publicada por prestigiosas editoriales nacionales, la autora bejarana es una referencia que se une al nombre de Gonzalo Calcedo, palentino Premio de Castilla y León de las letras que tiene una particularidad sorprendente: solo escribe relatos en una España que prefiere leer novela. Autor de numerosos libros, es para José Ignacio García, gran especialista en la escritura del relato, un nombre indispensable.
Y si el relato es, según el crítico, el género que más se adecúa al tiempo de prisas en el que vivimos, Luis Marigómez, segoviano, es uno de sus máximos representantes. Poeta insigne, narrador, y sobre todo hombre de cultura, fundador de la indispensable revista “El signo del gorrión”, crítico en “La sombra del ciprés”, la sección cultural de “El Norte de Castilla”, Marigómez es una espléndida muestra de autor dedicado a la divulgación y a la escritura. Una escritura que tiene también en el relato a Victoria Pelayo, autora zamorana con residencia entre Cáceres y Hervás, una voz prodigiosa, que destaca por su originalidad, su concisión, su contención y su visión humanista del mundo. Un mundo que, para el salmantino, ganador de numerosos premios con su último título, se llama Cerralbo. Si para José Ignacio García, la publicación de esta novela fue un acontecimiento, la recepción y el reconocimiento le han dado la razón. Ramón García Mateos, con este libro, ha entrado en la historia de la novela con su recreación de una infancia que solo se puede comparar con Delibes. La historia de cuatro niños que evocan sus años en el pueblo ha sido premiada por la RAE y va por una tercera edición muy leída y aplaudida.
Y son los aplausos los que coronan la conferencia terminando con un nombre insigne de nuestras letras en el que confluyen el éxito de público, el de la crítica y el rigor de la Academia. El zamorano habitante de Salamanca, Luis García Jambrina, cierra este recorrido con sus Manuscritos, sus muchos títulos que le consagran como un autor no solo de género, sino capaz de lograr la alquimia literaria con la que mezcla novela, historia, trama, personajes, interés, paseos unamunianos y manuscritos que son retablos barrocos. Un autor plenamente conocido y esencial al que José Ignacio agradece no haber salido de su Castilla y León a mayor gloria de unas letras que tienen autores esenciales y que el crítico recorre advirtiendo que, lo esencial, en realidad, es leerlos y disfrutarlos.

Charo Alonso.
Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.