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Emilio Cuevas se jubila después de 25 años como cuponero en Alba de Tormes
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Tras un cuarto de siglo en la Plaza Mayor

Emilio Cuevas se jubila después de 25 años como cuponero en Alba de Tormes

Actualizado 14/11/2025 14:43

Querido por cientos de albenses, afronta esta nueva etapa con nostalgia, gratitud y la promesa de no abandonar la villa ducal, que considera su verdadero hogar.

La Plaza Mayor de Alba de Tormes ha despedido este viernes a una de sus figuras más emblemáticas de las últimas décadas. Tras casi 25 años siendo el rostro de la suerte y la conversación diaria para cientos de albenses, Emilio Cuevas Alfonso, el querido cuponero de la ONCE, ha vendido su último boleto. Hoy ha llegado el día de su jubilación, un momento que afronta con una mezcla de nostalgia y gratitud hacia el pueblo que lo acogió y que, asegura, no piensa abandonar.

Originario de Navasfrías, Emilio ha encontrado en la villa ducal mucho más que un lugar de trabajo. Se ha convertido en su hogar, el epicentro de su vida adulta. "Para mí es como mi segundo pueblo, incluso más que mi pueblo", ha confesado en su último día de trabajo. La razón es sencilla: "Realmente la vida con la cabeza sentada la llevo teniendo aquí en Alba más que en mi pueblo, conozco a mucha gente y me da mucha pena".

Durante un cuarto de siglo, su puesto en la plaza ha sido un punto de encuentro ineludible. No solo para los vecinos de Alba, sino para todos los que llegaban de los pueblos de la comarca. La plaza, como él mismo ha explicado, es "el centro de la villa, el centro de reunión", el lugar por donde pasa la mayor parte de la gente. Allí, entre cupones y números, Emilio ha tejido una red de afecto y confianza que va mucho más allá de la simple relación comercial.

Una jubilación entre la guitarra y la nostalgia

Ahora, ante la pregunta de cómo afronta esta nueva etapa, Emilio tiene claras sus prioridades más inmediatas. "La primera idea será dedicar horas a la guitarra y a mi mujer", ha señalado. Sin embargo, la alegría por el merecido descanso convive con la melancolía de dejar atrás la rutina que tanto ha disfrutado. "Voy a echar de menos ese día a día con la gente, me lo paso bien", ha reconocido.

Esa conexión con los vecinos es, sin duda, el recuerdo más imborrable que se lleva de estos 25 años. Más allá de los premios repartidos, lo que verdaderamente ha valorado ha sido "el roce de los vecinos del día a día". Las anécdotas, los chistes y las conversaciones han sido el verdadero premio de su larga trayectoria profesional. "Tengo muchas anécdotas, particularmente con unos, con otros, chistes, rollos, yo me lo paso bien aquí en Alba", ha afirmado con una sonrisa.

Emilio Cuevas se jubila después de 25 años como cuponero en Alba de Tormes | Imagen 1

El premio que llegó tras encender unas velas

Aunque para él los premios "van y vienen", hay uno que ha quedado grabado en su memoria de forma especial: el primero. Ocurrió en abril del 2008 y tuvo un componente casi místico que todavía hoy le hace pensar. "Me impactó, que tenía ahí una peña, me mandaron a poner unas velas", ha rememorado. Aunque lo consideró una "chorrada", subió a ponerlas y el resultado fue sorprendente: "Oye, y a los 15 días surgió el efecto".

Ese suceso le conectó con una memoria de su infancia, cuando con solo ocho años visitó Alba de Tormes por primera vez en una excursión. Aficionado a la pesca, quedó maravillado con los grandes peces que se veían desde el puente y lanzó un deseo al aire: "¿Quién pudiera vivir en este pueblo?". Décadas después, el destino, o quizás las circunstancias, le trajeron de vuelta. "No sé cómo el destino me trajo aquí", ha reflexionado, vinculando aquel anhelo infantil con el premio que llegó tras su gesto de fe.

Un agradecimiento y una promesa

En su despedida, Emilio Cuevas no ha tenido más que palabras de cariño para quienes han sido sus clientes y vecinos durante tanto tiempo. "Estoy muy agradecido de haber compartido tanto tiempo con ellos", ha manifestado. Pero no es un adiós definitivo, sino un hasta luego. Su promesa es firme: "No me voy a marchar de Alba".

Los vecinos podrán seguir encontrándolo, aunque en un rol diferente. Ya no estará vendiendo cupones, pero sí en las terrazas y las calles que tan bien conoce. "Seguiré compartiendo con ellos", ha asegurado, visualizando un futuro cercano en el que seguirá "viéndolos y tomando un vino, hablando y contando un chiste". Emilio cuelga la cartera de cuponero, pero su espíritu y su alegría seguirán formando parte del corazón de Alba de Tormes.