El exministro lamenta la desconexión urbana con el mundo rural y la priorización del medioambiente sobre la alimentación que se traducen en leyes que buscan "limitar, restringir y encarecer" la producción.
La desconexión entre la sociedad urbana y el mundo rural, junto a un sistema de valores que prioriza el medioambiente por encima de la producción de alimentos, está generando un marco normativo europeo que amenaza la viabilidad de la agricultura y la ganadería. Esta ha sido la principal advertencia lanzada por el exministro Manuel Pimentel durante su intervención en la primera jornada profesional de la Cátedra MIRAT-USAL de Nutrición Vegetal, un foro creado para analizar el papel clave del sector en la fijación de carbono.
En un análisis profundo sobre las corrientes sociales que moldean la política actual, Pimentel ha dibujado un panorama complejo. Ha señalado que, mientras la sociedad ha incorporado valores "muy importantes y positivos" como la sostenibilidad y el respeto a la naturaleza, ha perdido de vista la importancia fundamental de la alimentación. Esta disonancia, según el exministro, tiene consecuencias directas en la legislación que emana de las instituciones europeas, cuyos representantes responden al sentir de sus votantes.
Pimentel ha lanzado una pregunta retórica para ilustrar el núcleo de su argumento: "¿Qué tipo de norma iba a aprobar una sociedad que la alimentación no le preocupa y que le preocupa mucho al medio ambiente?". La respuesta, ha afirmado, es una legislación que, en la práctica, se traduce en una constante limitación para el sector primario. Ha sido tajante al describir el efecto de estas políticas, que, aunque impulsadas por un "fin noble", tienen un impacto directo y perjudicial.
"Todas y cada una sin excepción significaba, efecto práctico, limitar, prohibir, restringir, encarecer", ha asegurado Pimentel. Ha explicado que esta visión se fundamenta en una percepción idealizada y distante del campo, que choca con la realidad productiva. "No es la idea del campo que imaginamos en la ciudad cuando salimos el fin de semana, nos molesta, hay que ir quitándolo", ha lamentado, sugiriendo que esta mentalidad ha impregnado toda la normativa reciente.
El exministro ha destacado que el sector ganadero ha sufrido las consecuencias de esta tendencia de una forma aún más acentuada que la agricultura. En este punto, ha introducido un análisis sobre los cambios sociales que han dado lugar a una nueva corriente de pensamiento que ha calificado de "animalismo". Según Pimentel, este fenómeno está directamente relacionado con el creciente papel de las mascotas en la sociedad moderna.
Ha descrito este proceso como "la personificación de la mascota, darle derechos humanos, tiene su sentido y tiene su su vida". Sin embargo, ha advertido que cuando esta visión, nacida de un entorno urbano y desvinculado de la producción ganadera, se traslada al debate público y político, genera un marco de incomprensión y presión sobre una actividad esencial.
Pimentel ha concluido su intervención con una reflexión sobre la contradicción fundamental a la que se enfrenta Europa. Por un lado, una población que sigue creciendo y que, por tanto, necesita más alimentos. Por otro, una sociedad "totalmente desapegada del campo" que impulsa políticas que encarecen y dificultan la producción. Una tensión que, como ha apuntado al final de su discurso, ya se está manifestando en una "ola de subida de precio" que afecta directamente al consumidor.
Fotos de David Sañudo