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El galgo, un atleta de alto rendimiento. "Están hechos para correr en el campo, en una casa un galgo no es feliz"
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ENTREVISTA

El galgo, un atleta de alto rendimiento. "Están hechos para correr en el campo, en una casa un galgo no es feliz"

Actualizado 13/11/2025 13:42

Ángel de la Iglesia Lerma, galguero de Salamanca, defiende que el galgo es un atleta diseñado para correr en el campo y no para ser una mascota doméstica. Tras ganar con su galga 'Morería de Suerte' un Campeonato de España que la provincia no lograba en 80 años, detalla la dedicación 24 horas que requiere su cría y entrenamiento.

La figura del galgo está intrínsecamente ligada al paisaje rural de Salamanca, una estampa de velocidad y tradición que se ha transmitido entre generaciones. Para Ángel de la Iglesia Lerma, galguero y organizador de competiciones como la Copa Salamanca de Galgos que da comienzo este fin de semana, esta conexión es más que una afición; es un modo de vida que defiende con pasión y conocimiento. Sostiene que la esencia de esta raza reside en su instinto y su físico, diseñados para la carrera en campo abierto, un entorno donde, asegura, el animal alcanza su plenitud.

La tradición corre por las venas de su familia, que lleva "toda la vida con galgos". Esta herencia es la base de su profundo conocimiento sobre el animal. "He estado toda mi vida con galgos, desde que me salieron los dientes", explica bromeando Ángel, subrayando una dedicación que va más allá del simple deporte. Este legado familiar alcanzó su punto álgido este mismo año con la victoria de su galga 'Morería de Suerte' en el LXXXVII Campeonato de España de Galgos en Campo, celebrado en la localidad abulense de Madrigal de las Altas Torres.

En una final muy disputada, la galga salmantina, una hembra de capa negra nacida el 26 de noviembre de 2022, se impuso a 'Chirivía de Morix', la representante de Castilla-La Mancha. Este triunfo trajo a Salamanca un título nacional que, según destaca el propio Lerma, "llevaba 80 años resistiéndose a Salamanca", un hito que pone en valor el trabajo y la dedicación de toda una vida.

El galgo, un atleta de alto rendimiento. "Están hechos para correr en el campo, en una casa un galgo no es feliz" | Imagen 1

Para Ángel de la Iglesia Lerma, la clave para entender al galgo es verlo no como una mascota convencional, sino como un deportista de élite. "Un galgo es un atleta, es como un deportista y hay que entrenarlo diariamente", subraya. Esta visión define por completo la rutina y el esfuerzo que implica su cuidado.

Un atleta de élite con dedicación 24 horas

La preparación de un galgo de competición es una tarea que consume todo el año y exige un sacrificio constante. "Estoy casi 24 horas al día con ellos, desde que me levanto hasta que me acuesto", afirma. Este compromiso se traduce en una atención meticulosa a todos los aspectos de la vida del animal, desde su actividad física hasta su descanso.

El entrenamiento se desarrolla principalmente en los caminos del campo. La práctica más habitual consiste en hacer correr a los perros junto a un vehículo a motor o una bicicleta. Durante estas sesiones, es obligatorio el uso de un bozal reglamentario, una medida que los galgueros agradecen porque evita que los animales capturen presas fuera de la temporada de caza. "Si le sale alguna liebre el bozal evita que los perros no la capturen por instinto y podamos tener un problema", aclara.

A este trabajo físico se suman dos pilares fundamentales: una buena alimentación y una buena cama para garantizar un descanso adecuado. Según Ángel de la Iglesia, solo a través de esta combinación de entrenamiento, nutrición y "muchos mimos" se puede conseguir que un animal alcance su máximo rendimiento en competición.

La naturaleza del galgo: "Correr es su mayor afición"

Frente a las voces críticas que a menudo rodean el mundo de las carreras de galgos, Ángel ofrece una defensa basada en la propia biología del animal. "Quien lo ha amado y lo ha vivido y respeta un poquito el mundo de la caza y la naturaleza sabe que el galgo está hecho para competir y para cazar", manifiesta con rotundidad.

En su opinión, el debate surge de un desconocimiento profundo de la raza. "La gente critica, habla mucho del galgo, pero un galgo está hecho para estar en el campo y para correr, que es su mayor afición", insiste. Considera que confinar a un animal de estas características a un entorno doméstico es contraproducente para su bienestar. "En una casa, un perro de estas características no es feliz", sentencia.

El galguero también explica la importancia de la captura en el instinto del animal. En las competiciones la presa funciona como un incentivo natural. "Lo que quiere el animal es coger la presa, que es como si fuera su trofeo", detalla. Privarle sistemáticamente de este objetivo podría desmotivarlo hasta el punto de que dejase de correr. "Si un animal corre, corre, corre y corre y nunca captura, pues al final llega un momento que dice que ya no corre más", concluye.

Una tradición que se transmite a los más pequeños

El futuro de esta tradición parece estar asegurado gracias a la implicación de las nuevas generaciones. Para Ángel, es fundamental que los niños crezcan en contacto con el campo y los animales, y ve en el mundo del galgo una herramienta perfecta para ello. "Desde pequeñitos le enseñamos un poquito y le inculcamos este deporte, que es muy sano", afirma.

Describe la actividad no solo como una competición, sino como una forma de vida activa y saludable para toda la familia. "A la vez que tú vas andando y vas de caza, vas haciendo también deporte", explica. Esta conexión con la naturaleza es, para él, un valor fundamental que se transmite de padres a hijos, asegurando que el respeto por el galgo y el campo perdure en el tiempo.

En definitiva, el testimonio de Ángel de la Iglesia Lerma trasciende la competición para dibujar el retrato de una herencia cultural en movimiento. Su dedicación no solo busca la victoria en la carrera, sino la pervivencia de un modo de vida profundamente arraigado en la tierra salmantina. Un legado donde el vínculo entre el hombre y el galgo se forja a través del respeto, el esfuerzo diario y una pasión que, como él mismo demuestra, se transmite de generación en generación.