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Expertos de la USAL urgen a un cambio radical para prevenir los grandes incendios
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INVESTIGACIÓN

Expertos de la USAL urgen a un cambio radical para prevenir los grandes incendios

Actualizado 07/11/2025 16:27

La red FuegoRED, coordinada por el profesor de la USAL Marcos Francos, ha publicado una declaración que urge a un cambio radical en la gestión de incendios. Tras un verano con más de 640.000 hectáreas quemadas en la península, los expertos proponen una gestión integral del territorio para crear paisajes más resilientes al fuego.

El verano de 2025 ha marcado un trágico hito en la historia de los incendios forestales en Europa. En España, las llamas consumieron 380.000 hectáreas, convirtiendo este año en el quinto con más superficie quemada desde que existen registros en 1968. En Portugal, la cifra alcanzó las 260.000 hectáreas, casi cinco veces por encima del promedio histórico para el periodo estival.

En este contexto, la Red Temática Internacional sobre Incendios Forestales (FuegoRED), coordinada desde la USAL por el profesor del Departamento de Geografía Marcos Francos, ha publicado la ‘Declaración sobre los grandes incendios forestales de 2025 en la Península Ibérica’. El documento urge a un “cambio radical en la forma de comprender, manejar y prevenir los incendios forestales en el territorio peninsular”, según informa el propio coordinador.

El objetivo de esta declaración, explica Francos, es dar una respuesta a los graves incendios “desde un punto de vista objetivo, con criterio científico, pero con un lenguaje comprensible para que todo el mundo pueda informarse y con ello conectar a la ciencia y la ciudadanía”. Los expertos insisten en que no es suficiente con fortalecer los métodos de extinción, sino que es necesario entender el fuego como un suceso social, climático y ecológico.

¿Por qué se produjeron los incendios de 2025?

La causa principal de la virulencia de los fuegos fue una ola de calor sin precedentes que se extendió durante 16 días, con una desviación térmica de +4,6 °C respecto al clima preindustrial. Sin embargo, el cambio climático no actuó de forma aislada, sino que se combinó con otros factores para crear un "cóctel explosivo".

La despoblación rural, el abandono de actividades tradicionales como el pastoreo o la recogida de leña y la consecuente acumulación de vegetación seca han generado paisajes altamente inflamables. En este escenario, el 90 % de los incendios cuyo origen se conoce son causados por la acción humana. La gravedad de la situación llevó a que, por primera vez, España solicitara ayuda a través del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea.

¿Qué propone la comunidad científica?

La red FuegoRED subraya que la solución pasa por una gestión integral del territorio. Consideran la ordenación del territorio como una herramienta esencial, especialmente en las áreas afectadas por la despoblación, para crear paisajes más resilientes al fuego.

Las propuestas específicas se centran en:

  • Recuperar usos agrarios y ganaderos que actúen como "cortafuegos naturales".
  • Promover paisajes en mosaico, alternando zonas de cultivo, pasto y bosque, para dificultar la propagación de las llamas.
  • Planificar la localización de infraestructuras críticas y zonas de protección alrededor de los núcleos habitados.
  • Fomentar la diversificación económica y el asentamiento de población para garantizar un manejo activo del territorio.

"La ciencia debe ayudar a cerrar la brecha existente entre lo urbano y lo rural fomentando una cultura del fuego que comprenda y valore su papel natural y cultural en nuestros ecosistemas", subrayan los expertos en el documento.

El riesgo continúa en otoño

Lejos de haber terminado, el peligro de nuevos incendios persiste. El cambio climático está convirtiendo el otoño en una estación propensa a los fuegos, ampliando la ventana temporal de riesgo. Un ejemplo de ello es la situación vivida esta misma semana en Asturias, donde se han llegado a registrar ocho incendios forestales activos, con temperaturas anormalmente altas y vientos de hasta 160 kilómetros por hora.

La declaración de FuegoRED es un llamamiento a "incluir la ciencia en el proceso de decisión, a legislar con una perspectiva preventiva y a crear paisajes vivos capaces de coexistir con el fuego sin sucumbir a él". Por ello, concluyen instando a ciudadanos, gestores y líderes políticos a "utilizar esta declaración como fundamento para edificar un futuro más resistente al fuego".