Un estudio médico-forense ha confirmado que los lienzos atribuidos a Santa Teresa de Jesús fueron utilizados con fines sepulcrales, al detectar manchas compatibles con fluidos cadavéricos.
Un exhaustivo estudio médico-forense sobre los lienzos sepulcrales atribuidos a Santa Teresa de Jesús aporta nuevas y significativas evidencias sobre su historia y uso. El informe científico concluye que las piezas textiles son compatibles con haber estado en contacto directo con un cuerpo, y advierte de un deterioro biológico activo que pone en riesgo su preservación a largo plazo. Sobre los lienzos se dibuja la silueta del cuerpo de La Santa que ha quedado marcada en ellos con el paso del tiempo.
El estudio ha sido realizado por Felipe Montero Ortego, Ingeniero Técnico Químico por la Universidad Politécnica de Madrid y por Alfonso Sánchez Hermosilla, Licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia y miembro fundador de la Asociación Sudario de Oviedo (ASDO).
El análisis, centrado en dos lienzos de lino de notable valor histórico, ha permitido identificar rasgos que refuerzan la hipótesis de su utilización como mortaja o complemento funerario. Los hallazgos son consistentes con los datos conocidos sobre el enterramiento y las posteriores exhumaciones del cuerpo de la santa, cuya festividad se celebra precisamente en el mes de octubre.
Los investigadores destacan que, aunque los lienzos presentan un buen estado de conservación aparente, están afectados por un evidente proceso de biodegradación. Este deterioro, causado por microorganismos que posiblemente siguen activos, ha llevado al equipo a proponer una serie de medidas urgentes para garantizar la futura conservación de estas reliquias.
La investigación no solo confirma la antigüedad de los tejidos, sino que también desvela detalles sobre cómo fueron utilizados. El sistema de pliegues y la distribución de las manchas sugieren que un cadáver yació sobre ellos, dejando una huella química y física que ha perdurado durante siglos y que ahora ha sido descifrada por la ciencia forense.

Los lienzos estudiados están confeccionados en lino, con hilos que presentan una torsión en Z, un detalle técnico que denota un trabajo de tejido minucioso y de alta calidad para la época. La relativa escasez de partículas minerales en su superficie sugiere que fueron conservados en condiciones de aislamiento, protegidos de la contaminación ambiental.
Durante el análisis se encontraron algunas fibras de seda teñida de color rojo, que los expertos han catalogado como contaminantes externos, ajenos al proceso original de hilado y tejido de las piezas de lino. Asimismo, la ausencia de productos conservadores artificiales no descarta su uso en un enterramiento.
La conclusión más relevante del estudio es la compatibilidad de las manchas presentes en los lienzos con fluidos cadavéricos lixiviados. Esto permite formular la hipótesis de que las prendas, aunque posiblemente fabricadas para uso personal, fueron finalmente destinadas a un fin funerario.
El análisis de los pliegues primarios revela que los lienzos permanecieron largo tiempo en posición horizontal. En concreto, el Lienzo nº 2, y parte del Lienzo nº 1, pudieron soportar directamente el peso de un cadáver. La disposición de las manchas sugiere que el Lienzo nº 2 se encontraba debajo del cuerpo amortajado, mientras que el Lienzo nº 1 lo cubría, recibiendo los fluidos desde el cadáver que envolvía.

Finalmente, el estudio abre la puerta a futuras investigaciones. El material biológico de probable origen humano encontrado en los lienzos podría ser analizado en el futuro, cuando los métodos analíticos paleogenéticos estén más desarrollados técnicamente, lo que podría aportar información genética de un valor histórico incalculable.
