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Veterinarios de Salamanca: una profesión "abandonada" que se reivindica como pilar de la salud pública
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Veterinarios de Salamanca: una profesión "abandonada" que se reivindica como pilar de la salud pública

Actualizado 03/11/2025 21:03

El presidente del Colegio de Veterinarios, Antonio Rubio, expone la situación de un sector que se enfrenta a una excesiva burocracia en la normativa de medicamentos, un grave problema de 'burnout' y agresiones

La profesión veterinaria en Salamanca atraviesa un momento de encrucijada, marcado por una lucha constante en múltiples frentes que van desde la burocracia normativa hasta la defensa de su papel esencial como garantes de la salud pública. Antonio Rubio, presidente del Colegio de Veterinarios de Salamanca, desgrana la compleja situación de un sector que, a pesar de su labor preventiva fundamental, se siente "un poco abandonado a nivel de administraciones y políticamente".

Las reivindicaciones actuales son el eco de un profundo malestar que llevó al colectivo a movilizarse en los últimos meses. La sensación de ser "criminalizados" por una legislación injusta y la carga burocrática siguen siendo el epicentro de un conflicto que afecta a la práctica clínica, al bienestar animal y a la seguridad de todos los ciudadanos.

Normativa de medicamentos

En el centro de sus reivindicaciones se encuentra la normativa sobre la prescripción de medicamentos, concretamente el Real Decreto 666/2023 y el sistema de prescripción electrónica asociado, PRESVET. Aunque Rubio señala que ha habido "algún pequeño avance" y que se mantienen reuniones continuas con los ministerios de Sanidad y Agricultura, los escollos fundamentales persisten.

"Parece ser que el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) tiene intención de suavizar o agilizar el tema, porque había mucha burocracia", ha indicado Rubio. Sin embargo, esta burocracia es la que, meses atrás, los profesionales calificaron de "tremenda" e "inútil", una carga que les resta un tiempo vital para la atención clínica.

Uno de los avances recientes ha sido la autorización para la venta fraccionada de medicamentos por parte de los veterinarios a los pacientes bajo su control. Esto permite ceder la medicación justa para finalizar un tratamiento. No obstante, esta medida queda lejos de la aspiración real del colectivo: adaptar la legislación española al reglamento europeo 2019/6. Actualmente, España, junto a Italia y otro país, son excepciones en un continente donde 24 de los 27 estados miembros tienen normativas más flexibles que permiten al veterinario suministrar el tratamiento completo desde su botiquín, evitando así los graves problemas de desabastecimiento en farmacias, que afectan al 86% de los fármacos veterinarios.

Una prescripción basada en la ciencia y no en fichas obsoletas

Más allá de la logística, la principal demanda es cualitativa. Los veterinarios reclaman que la prescripción se base en el criterio clínico y la evidencia científica, y no en fichas técnicas que, en muchos casos, están desactualizadas. "Lo que queremos es que se utilice el criterio clínico", ha afirmado Rubio. Esta rigidez, según denunciaron en su día, les impide ajustar dosis y, paradójicamente, puede fomentar las antibiorresistencias al obligarles a usar antibióticos de primera elección que saben que no serán los más efectivos.

Esta situación genera una notable inseguridad jurídica, con sanciones desproporcionadas que siembran el miedo a la hora de prescribir. A esta problemática se suma una reivindicación histórica y todavía sin resolver: la reducción del IVA del 21% en los servicios veterinarios, una carga fiscal que el sector considera impropia de una actividad de carácter sanitario.

El veterinario rural

Antonio Rubio ha puesto especial énfasis en la figura del veterinario rural y de explotación, cuyo papel es crucial para la prevención de enfermedades y el control de la bioseguridad en las granjas. "Somos como un poco los garantes de la salud pública", ha subrayado, recordando que su labor previene la transmisión de enfermedades de animales a personas.

En este sentido, el presidente del Colegio ha lamentado la retirada de un real decreto sobre el veterinario de explotación, que pasó de ser obligatorio a voluntario, debido a la "presión de las asociaciones agrarias". Para el colectivo, esta figura es fundamental para controlar la bioseguridad y las resistencias a los antibióticos. "Creemos que hay que luchar bastante por el veterinario rural", ha insistido, sugiriendo la necesidad de ayudas al ganadero como ocurre en otros países europeos.

La importancia de esta labor se hace patente ante la proliferación de enfermedades emergentes. Rubio ha mencionado ejemplos recientes como la dermatitis nodular contagiosa, la enfermedad hemorrágica epizoótica, la lengua azul o la gripe aviar. "Es básica la función del veterinario porque es la que puede prevenir y detectar varias de estas enfermedades antes de que podamos actuar con tiempo", ha sentenciado.

Retos profesionales: del 'burnout' a las agresiones

La profesión no solo se enfrenta a desafíos administrativos, sino también a un grave deterioro de la salud mental de sus profesionales, un fenómeno conocido como 'burnout' o síndrome de agotamiento. Esta situación, que sitúa a la veterinaria como una de las profesiones con mayor índice de suicidios, se ve agravada por las agresiones, principalmente verbales y a través de redes sociales.

Para hacer frente a esta realidad, el Colegio de Veterinarios de Salamanca ha establecido un convenio con el Colegio de Psicólogos de Castilla y León. En Salamanca, que cuenta con unos 530 colegiados, la mayoría de las clínicas de pequeños animales están regentadas por veterinarios, pero en otras regiones, la irrupción de fondos de inversión ha generado una "precariedad laboral tremenda" que fomenta el abandono de la profesión, cifrado en tres de cada diez clínicos.

La lucha por un espacio en el Sistema Nacional de Salud

Finalmente, otra de las grandes luchas, calificada por Rubio como "ancestral", es el reconocimiento dentro del Sistema Nacional de Salud. Aunque recientemente se ha logrado un hito al entrar por primera vez en una especialidad, la de genética de laboratorio, los veterinarios demandan un espacio en áreas como parasitología, inmunología o, fundamentalmente, en una especialidad de veterinaria de salud pública. Una demanda que, como tantas otras, sigue esperando respuesta para un colectivo cuya labor, a menudo invisible, es indispensable para el bienestar de todos.