La estrategia de Feijóo de llamar a Pedro Sánchez para que comparezca ante la comisión de investigación del "caso Koldo" ha sido un fracaso. El PP quería con esto ocultar la pésima gestión realizada por Carlos Mazón en la DANA que provocó 229 muertos. Muchos de esos fallecidos pudieron evitarse si Carlos Mazón -en lugar de estar 4 horas disfrutando de una plácida comida y estancia con una famosa periodista- hubiera estado en su puesto dirigiendo y coordinado las emergencias dentro del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI), como era su obligación.
Un año después de la catastrófica DANA en la que perdieron la vida 229 personas en la Comunidad Valenciana y otras 8 entre Castilla La Mancha y Andalucía, vamos conociendo poco a poco la verdad sobre las andanzas vividas ese día por el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, máximo responsable del Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI), que activa las emergencias en caso de catástrofes naturales.
Y sabemos que Mazón ha dado mil versiones diferentes sobre lo que hizo aquélla fatídica tarde; aunque, no obstante, sí se ha sabido que estuvo comiendo con una famosa periodista durante más de 4 horas, que no contestó al teléfono –aunque algunos periodistas han concluido que en el lugar había cobertura de telefonía móvil-, que no se activaron las alarmas durante todo ese tiempo –a pesar de que su jefe de filas, el señor Feijóo, afirmó días más tarde que durante ese día y noche estuvo puntualmente informado, en todo momento por el presidente de la Generalitat-, podemos afirmar, sin error a equivocarnos, que si el máximo responsable para decretar la emergencia y, por consiguiente, de alertar a la población de las trágicas consecuencias de la misma , no lo hizo, las consecuencias funestas de la DANA son imputables al responsable de haberlas activado, a título de imprudencia.
¿Pueden imputarse, por tanto, a Mazón, las muertes producidas por la DANA en Valencia, como homicidios por imprudencia, al no haber actuado correctamente, como debió, por ostentar lo que en Derecho penal conocemos como posición de garante? Si se puede demostrar que si hubiera actuado correctamente decretando en su momento la emergencia y no lo hizo, las personas que murieron como consecuencia de esa negligencia, sí se le podrían imputar como tal a Mazón. No obstante, los tribunales de justicia determinarán. Pero, lo que sí está claro es que la cosa “no pinta nada bien” para el presidente de la Generalitat. Otra pregunta que cabe hacerse es, ¿si Feijoo conocía esta negligencia de Mazón y deliberadamente le amparó mintiendo –puesto que en realidad no pudo conocer de Mazón lo que sucedía porque sencillamente no estaba en su puesto, sino en “otro diferente”- tiene algún tipo de responsabilidad política o penal? Probablemente, también.
Y ante todo ello, la estrategia de la derecha extrema del PP y de Feijóo, para ocultar la deshonra que está provocando Mazón en las filas “populares”, ha sido errática, atribulada y fallida; porque utilizar el Senado –no como una cámara legislativa seria de representación territorial, sino como una delegación de la sede política de la derecha extrema del PP, al tener mayoría absoluta en la misma- para derribar políticamente al presidente del gobierno, Pedro Sánchez obligándole a comparecer en la comisión de investigación creada “ad hoc” para el “caso Koldo”, es irresponsable, partidista y, en cualquier caso, políticamente incorrecto, puesto que la estrategia de Feijóo se ha vuelto contra él y contra su formación política. Pensaban los inquilinos de la calle Génova 13 –esa que fue reformada con dinero negro, sí- que con la comparecencia del presidente del gobierno tenían una bala de oro en la recámara y lo que realmente ocurrió fue que ante el primer disparo se les encasquilló el arma y con el segundo, el proyectil ha ido desviado, saliendo no sólo ileso Pedro Sánchez, sino con más fuerza mental aún para seguir diciéndole al líder del PP “ánimo Alberto” a la vez de seguir pensando “sigue en esa línea que te llevará al rincón más impío, al purgatorio en el que se encuentra Pablo Casado”.
Si la estrategia de Feijóo y el PP era que Pedro Sánchez saliera en todas las televisiones del mundo declarando –como de una manera expectante vaticinaban en la derecha política y mediática- lo han conseguido, pero también han conseguido que la ciudadanía perciba en qué se ha convertido el Senado español con esta comisión, en un circo –nunca mejor dicho y en palabras de Pedro Sánchez-, porque ni el presidente de la comisión actuó con imparcialidad, ni el interpelante de esta derecha troglodita, el senador Alejo Miranda de Larra, intervino con rigor, seriedad y sosiego, sino que lo hizo atribulado, nervioso, inquieto, ansioso y con preguntas capciosas, sugestivas, impertinentes, sesgadas y maliciosas, en un interrogatorio más propio del Tribunal del Santo Oficio (la Inquisición), de un Consejo de Guerra o del Tribunal de Orden Público en plena dictadura franquista. La prueba de que fue errática fue la respuesta en redes sociales del incoherente y contradictorio Feijóo, al destacar, sobre todo, que Pedro Sánchez abusó del “no sé o no me consta”. Precisamente Feijóo destaca eso, olvidando deliberadamente que lo que más trascendió de las preguntas que los periodistas le hicieron –claro, nunca lo hizo ni en sede judicial ni parlamentaria en comisión de investigación- sobre la relación con el narcotraficante Marcial Dorado, fue que sus respuestas siempre ahondaron en “no sé, no me consta o no sabía que era narco”, cuando desde mucho tiempo atrás se sabía que Marcial Dorado se dedicaba al contrabando y al tráfico de drogas.
Es cierto que Feijóo y el PP han conseguido algo importante publicando en las televisiones de todo el mundo la figura de Pedro Sánchez, puesto que lo que más ha llamado la atención es que las gafas de presbicia –nunca utilizadas hasta ahora por el presidente- le quedan bastante bien y su busto y figura han salido reforzados. Eso es, al menos, lo que he oído a los expertos estilistas –no me considero yo bastante conocedor de esos menesteres-, como también en algún que otro comentario a ciertos tertulianos radiofónicos, del tipo “si a Feijóo no le ha mejorado su idiosincrasia quitarse las gafas, parece que a Pedro Sánchez sí ponérselas. Feijóo sin las gafas parece un sujeto más huraño, cabreado, inquieto, preocupado y abatido”.
El problema de Feijóo últimamente es que quiere parecerse tanto a Abascal que incluso cuando se le ve pasear parece que ha copiado la estrategia del líder de la extrema derecha. Ambos van por los pasillos –se le vio muy bien este gesto a Feijóo entrando solo e el funeral de Estado por la DANA en Valencia el pasado día 29- con la chaqueta del traje bien abrochada, muy erguidos, con la cabeza bien alta y sacando pecho, pareciendo que con esa pose en lugar de acudir a un lugar de reuniones y debate, van a participar en un combate de boxeo. Ante este tipo de “poses” siempre seguiré las enseñanzas de mi querido padre y maestro, por desgracia ya difunto, cuando me decía: “hijo, no te preocupes si caminas un poco echado para adelante, síntoma evidente de tu modestia personal, recuerda que, como en la cosecha de cereales, la espiga más recta es la que menos grano tiene”.
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