Un carretillo y cuatro cántaros

Esta semana han venido niñas y niños de los pueblos de Marruecos, donde bajamos en verano. Han disfrutado de la semana y valoran mucho las oportunidades que tienen los menores protegidos aquí en España en concreto en la Casa Escuela Santiago uno.

En España están en peligro de extinción los burros y la educación. Algo pasa en las sociedades modernas que los niños parece que pierden algo de inocencia e ilusión.

Cada vez que visito los poblados de Sidi Ifni recuerdo cómo era mi pueblo de Moralina de Sayago hace cuarenta años. Yo me vine a Salamanca a cursar séptimo de EGB en el Calasanz.

Conocí el pueblo sin agua corriente. Iba con un carretillo y cuatro cántaros a por agua a una fuente con bomba manual. Todavía mi abuela lavaba en las pilas que había en la era. Los veranos vemos niños subidos a burros con bidones de agua en las alforjas.

En mi niñez el pueblo se asemejaba en ambiente al que hay ahora en esos pueblos pobres de Marruecos con tiendecitas donde se vende de todo. Sin tanta sequía y sin tanta pobreza, con encinas en vez de arganes . Hay muchos niños, algunos que vienen con sus familias a pasar el verano al pueblo desde Casablanca o Agadir.

Una niña me decía que estos días no había tenido tiempo de rezar las cinco veces al día, que tenía que hacerlo por la noche todo junto.

Hicimos un dejarse preguntar a un catedrático bereber, árabe y musulmán que es vecino nuestro, practicando la mayeútica y la ironía entre otras cosas se le preguntó por el hiyab que llevaban las chicas. Él comentó que le preguntaran a ellas y en este caso contestaron que lo llevaban porque ellas querían.

Además de ir a las clases de formación profesional, deportes, circo, cine, a Madrid, bailar , cantar, comprar ropa, etc. También hicieron un escrito colectivo con un grupo de italianos seguidores de Milani, que vinieron a conocer nuestro modelo psicoeducativo, y algunos de nuestros chicos que estuvieron en verano en sus poblados. Destaco cuatro frases: todos somos igual de diferentes, la mezcla de culturas nos enriquece, la vida en España parece fácil y vemos ternura y bondad en las personas marroquís.

Es entrañable ver la sonrisa pura de las niñas, el agradecimiento, el cariño con que se han tratado con los nuestros o la facilidad para emocionarse . Con ello sacamos nuestra mejor versión.

Recuerdo que nosotros viajamos muchas veces por capricho y ellos cuando migran lo hacen por necesidad, así lo hicimos también los españoles. Yo conocí la televisión en blanco y negro. Muchos de ellos también tienen móvil que confunde las realidades.