Miente, miente que algo queda

Esta frase se le atribuye al jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels, y se popularizó como una estrategia para manipular la opinión pública. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define la mentira como expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente y en una segunda acepción cosa que no es verdad. Según este significado se trata de un embuste, un engaño, una invención, una falsedad…

Tennessee Williams dramaturgo estadounidense ganador en 1948 del Premio Pulitzer por “Un tranvía llamado Deseo” y en 1955 por “La gata sobre el tejado de zinc” dijo que la única cosa peor que un mentiroso es un mentiroso hipócrita. Miguel Ángel Rodríguez, Director del Gabinete de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, es mentiroso e hipócrita y sus mentirosas declaraciones ante el Tribunal Supremo podrían sentar en el banquillo de los acusados al Fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz por presunta revelación de secretos.

Miguel Ángel Rodríguez ante el Supremo reconoció que el Gobierno no había presionado a la Fiscalía que era una “intuición” suya basada en su experiencia personal y acepto que fue él quien filtró tergiversado[1] el correo electrónico sobre el pacto ofrecido por la Fiscalía a la pareja de Isabel Diaz Ayuso. Además, y por si esto fuera poco, trato de justificar su acto alegando una “deducción” según la cual dicho correo tenía su origen en el propio Fiscal General ya que sólo este y el abogado de Alberto González Amador lo conocían y él estaba seguro de que este último no había sido. Una deducción falsa porque la Fiscalía había presentado denuncia veinte días antes y, por tanto el expediente estaba ya en poder del Decanato que es un órgano de gestión que se encarga de coordinar y administrar el funcionamiento de varios juzgados, por lo que otras personas podrían haber tenido acceso al correo en cuestión.

Resumiendo, el Fiscal general del Estado tendrá que declarar como acusado ante el Tribunal Supremo porque Miguel Ángel Rodríguez, tuvo una “corazonada”, falseo un email y sacó una “deducción” incorrecta partiendo de una premisa falsa. Pero todo esto es irrelevante para el Partido Popular porque “mentir no es ilegal”.

El caso es que aun reconociendo que el Director del Gabinete de la Presidenta de la Comunidad de Madrid mintió, el Partido Popular no hacen nada porque si mintió todo el asunto relacionado con el Fiscal General es una patraña. O tal vez sea, porque detrás está la todopoderosa Señora Ayuso y hay que fabricar “una cortina de humo” que oculte el affaire de su pareja. También parece que asumen con “naturalidad” que la Presidente madrileña, junto con otras autonomías gobernadas por el PP, se niegue reiteradamente a cumplir la ley, porque tampoco hacen nada. Incluso que Mazón les sigue tocando las narices un día sí y otro también porque le siguen apoyando, ovacionando, abrazando. Perdónenme, pero ¡qué coño está pasando aquí!

Lo triste es que no sólo miente Miguel Ángel Rodríguez, también lo hace muchos otros algunos de forma soterradamente como Junts per-Catalunya (yo creo que en este caso es más bien postureo) cuando dan un ultimátum a Pedro Sánchez al decir que quizás era "la hora del cambio". Ellos saben que apoyar una imaginaria moción de censura del Partido Popular y Vox, y de ganar la Presidencia del Gobierno los populares tanto a ellos como a su jefe, el Sr. Carles Puigdemont le iría muchísimo peor.

Mienten los que tratan de vincular a los inmigrantes con violadores y terroristas, los que niegan la existencia de la violencia de género. Mintió el Partido Popular al afirmar que siempre que ha gobernado han subido las pensiones y lo hizo Yolanda Diaz de Sumar (llevo años diciendo que es una “trepa”) cuando negó haber vetado a Irene Montero. El actual Presidente Gobierno, Pedro Sánchez, tampoco se libra, pero él utiliza un eufemismo llamado a sus mentiras “cambios de posición política”.

Y esto es a nivel nacional, pero también a nivel mundial vamos normalizando las mentiras. Por ejemplo, al llamar acuerdo de paz para Gaza a un documento que no se no se negoció con el Estado de Palestina, por lo que no es un acuerdo, en todo caso un débil alto el fuego, tan débil que Israel lo está incumpliendo desde el minuto 1.

Es acuerdo es sin duda para mayor gloria de Donald Trump ya que dice en su Punto 2 que Gaza será reurbanizada para beneficio de su pueblo, que ha sufrido más que suficiente. Y en el punto 10 que se creará un plan de desarrollo económico de Trump para reconstruir y revitalizar Gaza. Más bien se trata de un acuerdo económico. ¿No le suena esto a mucha, mucha pasta?

El filósofo alemán Immanuel Kant en su breve obra “Paz Perpetua” afirma que: Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado ¿no es esto lo que lleva haciendo Israel en Palestina desde 1948?

No demos olvidar que la mentira es un arma poderosa y que ciertos grupos tienen interés en instalarnos en ella, con el fin de sembrar la duda, la incertidumbre, el prejuicio, el temor, la confrontación social; alimentando así su delirante propuesta de que es necesario un régimen autoritario que haga cumplir la ley y ponga orden, por su puesto SU LEY y SU ORDEN. Si esto llegara a suceder dejaríamos de ser ciudadanos para volver a ser súbditos.

Para terminar, también es mentira lo que defienden los populares y los de Vox sobre eso de que la nacionalidad “no se regala, se merece”, pero lo dejaré para la próxima semana.

Dado que hoy se miente de forma vergonzosa, constante, metódica e impune, nuestra obligación, tanto la de los medios de comunicación como la nuestra a nivel individual y colectivo, es desenmascarar a los que la practican. Porque como dijo George Orwell el novelista y periodista británico autor de “Rebelión en la granja”: En épocas de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.

[1] Dar una interpretación forzada o errónea a palabras o acontecimientos. (RAE)