Hace varios meses que escribo comentando en esta columna sobre problemas graves, políticos, bélicos, humanitarios, lejanos y no tan lejanos, pues no he podido impedir que mi atención se dirija hacia ellos ( como la atención de la gran mayoría de ciudadanos): las inquietudes que diariamente transmite a millones de personas las decisiones y amenazas del presidente norteamericano, las situaciones límites del pueblo palestino, la guerra ruso-ucraniana, etc.
Me he sorprendido a mí mismo cómo yo, un ciudadano sin el menor vínculo con alguna organización política local, nacional y menos internacional, he estado atrapado en tantos graves problemas, geográficamente lejanos, como olvidado de lo que ocurre día a día en mi alrededor más inmediato.
Ahora, cuando pongo conscientemente mi atención en lo próximo, percibo que los problemas no tan graves de nuestro cercano entorno tienen una misma característica que los primeros: nos inquietan los problemas que observamos con la impresión de que no tienen solución. En nuestro país parecería que los problemas no se solucionan “o porque no tienen un protocolo adecuado, o porque no se aplica”. ¡Ah, los protocolos! Un concepto excesivamente abstracto para referirse a problemas tan humanos y vitales.
Voy a poner tres ejemplos de problemas no resueltos de muy distinta importancia y gravedad, para entender qué pasa con “los protocolos”, comenzando por el menos importante: refiriéndome a nuestra ciudad, Salamanca, podríamos afirmar que “Salamanca no termina de ser una ciudad limpia”; aunque tampoco se la puede calificar de sucia, hay una minoría de nuestra población que ensucia arrojando desperdicios en espacios públicos (parques y jardines, paradas de autobús, salas públicas de espera…). Pues el Ayuntamiento no parece darse cuenta de que el “protocolo” es así: o se tienen suficientes papeleras o se ponen multas a los infractores. Si no hay ni papeleras ni multas, la limpieza no funciona.
Paso al segundo ejemplo muchísimo más importante: el acoso escolar. A propósito del triste caso de la adolescente que hace unos días se quitó la vida en un colegio de Sevilla, después de sufrir un prolongado acoso de compañeros de su colegio. “No se siguió el protocolo”, se ha repetido en prensa, televisión, entrevistas…con esa abstracción que hace a todos inocentes; la realidad es que no se ha seguido la esencia de la educación, el primer objetivo de un colegio: si una alumna es maltratada por un grupo de compañeros, ese grupo tiene un grave problema de educación, que necesita ser tratado prioritariamente. Y si por casualidad no existe ningún mínimo experto en ese colegio en acoso escolar, se debe conseguir que lo haya, sin que se pueda olvidar que los maltratadores deben ser sancionados, para que puedan sentir la responsabilidad que conlleva cualquier acto.
El tercer ejemplo, gravísimo, el del numeroso grupo de mujeres a las que no se les informó de resultados de las pruebas clínicas efectuadas varios meses antes. De nuevo se repite la frase “no se siguió el protocolo”. La verdad es que esa frase jamás puede sustituir a la realidad de que han sido pacientes abandonadas después de una prueba decisiva que informaba sobre su estado inmediato de salud o enfermedad. Y ese trabajo lo hacen personas, sanitarios especialistas, no “protocolos”.
Los problemas empiezan a no tener solución, cuando se traslada la responsabilidad de las personas o equipos humanos a “modelos”, “métodos”, papeles.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.