¡Que se vayan a otro lado a abortar!

No quiero entrar hoy en polémicas sobre los argumentos a favor o en contra de esta delicada cuestión porque son muchos y muy variados, sólo quiero dejar constancia de algunas estupideces que se están diciendo en este delirante debate (si se puede llamar así) sobre sus aspectos legales y no de los morales, éticos o psicológicos.

El artículo 12 de la Ley Orgánica 2/2010 publicada el 3 de marzo sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo dispone: Se garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en las condiciones que se determinan en esta Ley.

En primer lugar, yo me pregunto por qué decimos “interrupción voluntaria” cuando hablamos de “aborto” Pues, creo que lo hacemos para suaviza el término echando mano, como en otras muchas ocasiones, de un eufemismo. Pero el caso es que este eufemismo es incorrecto, aunque sea utilizado incluso por la Real Academia de la Lengua Española que define el “aborto” como la interrupción del embarazo por causas naturales o provocadas, lo que ha generalizado su uso. Asumiendo que se trata de una decisión voluntaria, la pregunta ahora sería ¿qué es una “interrupción”?

Según el diccionario antes citado una “interrupción” es una detención, suspensión, parada, intervalo, paréntesis, tregua, corte… todos estos sinónimos sugieren que se trata de algo que podría volver a comenzar, lo que parece dejarnos cierto sosiego consolador al camuflar que se trata de la conclusión irremediable de un proceso biológico. Siendo esto así, un “aborto” debiera ser definido como la finalización definitiva de un embarazo y la ley debiera expresarlo así.

Por otra parte, con relación a quién o quiénes debe garantiza el acceso al aborto, el artículo 24 de la Ley citada dice textualmente: Las administraciones públicas […] se asegurarán de que autoridades, personal funcionario, agentes e instituciones estatales y autonómicas, así como los demás actores que actúen en nombre de las anteriores se comporten de acuerdo con esta obligación.

Pero la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que dicho sea de paso nadie en su partido ni en su gobierno se atreve a llevar la contraria, no está por la labor y coloca de nuevo en el disparadero a su Presidente, al negarse a cumplir con la obligación de crear un registro de médicos objetores de conciencia, como ya existe en muchas autonomías gobernadas por el Partido Popular porque a ello obliga la ley desde 2023. Ayuso, haciendo uso de su conocida soberbia, afirmo frente al pleno de la Asamblea de Madrid “No voy a hacer una lista negra de médicos. Nunca. Nunca.” Con estas palabras tendenciosa calificó de “lista negra” algo que la ley exige, que es confidencial y de uso exclusivo para posibilitar una correcta programación de los recursos humanos de los centros sanitarios para atender a las mujeres.

Y parece que no se quedó a gusto porque remató su intervención con un: “Que se vayan a otro lado a abortar”. Con ello Isabel Ayuso, negó a las mujeres un derecho reconocido que, según su antojo, no podrán ejercer en la comunidad que gobierna.

Si estos constantes desplantes a las leyes nacionales no son corregidos ¿qué le impedirá decir algún día a los que quieran realizar una huelga “Que se vayan a otro lado a hacer huelgas” o los que reivindican una vivienda digna “Que se vayan a otro lado a buscar casa”? Porque tanto la huelga como la vivienda digna son derechos del mismo rango que el derecho al aborto. Por lo que negarse a cumplir la ley es un delito, para cualquier ciudadano, y máxime tratándose de una funcionaria al servicio de Estado ¿o es que ella va por libre?

Núñez Feijoó, siempre en la cuerda floja cuando se trata asuntos relacionados con la Presidenta de la Comunidad de Madrid, y en un intento de capear el temporal, dijo que si llega al poder (aspiración que cada vez más remota) creará un registro sólo de los profesionales que sean favorables a practicar el aborto. ¡Pero Señor mío, no se da cuenta que ese registro sería también para Isabel Ayuso una “lista negra” ya que en él figurarían en lugar de los que se niegan, los que no se niegan! Por activa o por pasiva todos estaría retratados.

El escritor y filósofo británico Aldous Huxley, autor entre otras obras de “Un mundo feliz”, escribió: "La dictadura perfecta tendrá la apariencia de una democracia, pero básicamente será una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarán con escapar. Será, en esencia, un sistema de esclavitud en el que, a través del consumo y el entretenimiento, los esclavos amarán su servidumbre".

Hoy la política se parece cada vez más al consumo y el entretenimiento, pero el reconocimiento de la mentira como algo “legal” y las “deducciones” de Miguel Ángel Rodríguez, a la sazón, jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, las dejaré para la próxima semana.