Manuel Prieto, presidente de AESCON, diagnostica la situación de la construcción en Salamanca como una paradoja: hay demanda, pero la falta crónica de mano de obra, el aumento de un 20% en los costes desde 2020 y una carga fiscal que supone el 30% del valor de la vivienda frenan el crecimiento.
El sector de la construcción en Salamanca vive atrapado en una profunda paradoja. Por un lado, la demanda de obra se mantiene robusta, un signo de vitalidad económica; por otro, una alarmante y crónica escasez de mano de obra cualificada frena su potencial, generando un cuello de botella que impacta directamente en la capacidad de las empresas para ejecutar proyectos y, en última instancia, en el precio final de la vivienda. Es un gigante con una demanda sólida pero con pies de barro, incapaz de avanzar al ritmo que el mercado le exige.
Esta es la compleja radiografía que dibuja Manuel Prieto, presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos de la Construcción (AESCON), en una entrevista para SALAMANCArtv AL DÍA donde desgrana los desafíos estructurales que enfrenta el sector. Lejos de una visión simplista, Prieto califica la situación actual como "estable", pero con matices cruciales. "Hay mucha obra para los trabajadores que hay ahora trabajando. No hay tanta obra como parece. Lo que pasa que el sector se ha reducido bastante", explica, refiriéndose a la drástica contracción de la fuerza laboral disponible.
La principal preocupación que atenaza a los constructores salmantinos no es la falta de proyectos, sino la imposibilidad de encontrar personal para llevarlos a cabo. "El mayor problema que tiene ahora la construcción es la mano de obra", sentencia Prieto. Este diagnóstico no es nuevo; ya el pasado mes de abril, en una entrevista con este mismo medio, identificaba la escasez de personal como el problema "capital" para el futuro del sector, lamentando que "ya no te estoy diciendo de oficios especializados, pero ya hasta encontrar un oficial de segunda es muy difícil, y especialistas no se encuentran".
Esta carencia ha llegado a un punto crítico en el que las propias empresas se ven forzadas a ser selectivas, una situación que ya advertía meses atrás. "Muchas veces no presupuestan la obra porque no saben si la van a poder ejecutar", revela. La consecuencia, como ya detalló en abril, es un freno incluso para la obra pública: "Hay obras que sacan las administraciones públicas que no las licita nadie porque no nos atrevemos en ese momento a licitar más obras".
Las causas de esta sequía de talento son diversas y profundas. En primer lugar, Prieto apunta al éxodo masivo que provocó la gran crisis económica. "Se fue mucha gente durante la crisis económica, y ahora ha venido una época en la que hay más trabajo pero no es fácil que la gente vuelva al sector", comenta. A este factor histórico se suma un problema demográfico que ya identificó en abril: la falta de relevo generacional en una plantilla envejecida, con una media de edad que ronda los 49-50 años.
Ni siquiera las condiciones laborales, que Prieto defiende como competitivas, parecen ser un aliciente suficiente. Asegura que "el convenio colectivo ofrece mejores condiciones que el de muchos otros sectores", con jornadas de unas 37 horas semanales, pero la realidad es que no se consigue atraer a nuevos profesionales. Esto desemboca en una contradicción social que el presidente de AESCON califica como un "problema estructural": "Hay gente en el paro y, sin embargo, no se encuentra mano de obra", lamenta. Como consecuencia directa, la construcción se ha vuelto cada vez más dependiente de la mano de obra extranjera. "Raro es la empresa que no tiene un 20 o un 30 por ciento de la plantilla ya con inmigrantes", afirma.

La escasez de trabajadores es solo una pieza del complejo rompecabezas que explica por qué el precio de la vivienda en Salamanca no deja de aumentar. Manuel Prieto desmonta la idea de que la falta de oferta de proyectos sea la única causa y apunta a una confluencia de factores que encarecen significativamente el producto final.
En primer lugar, destaca la enorme carga fiscal que soporta una promoción inmobiliaria. "La vivienda está gravada desde que se inicia la compra del terreno hasta que se entrega con 14 impuestos que suponen un 30% del valor total de la vivienda", detalla con precisión.
A esto se suma el drástico incremento de los costes de construcción, agravado por la inestabilidad geopolítica. "Desde el 2020 para acá se ha incrementado un 20%" precisa. Esta subida, como ya explicó en abril, hace prácticamente inviable la construcción de Viviendas de Protección Oficial (VPO), "porque el módulo al que hay que vender no lo absorbe el precio".
Finalmente, la ley básica del mercado juega un papel crucial. La demanda de vivienda, contenida durante años, ha resurgido con fuerza, pero es extremadamente sensible a la incertidumbre. Como afirmaba en abril, "la vivienda es muy miedosa", ya que es "la decisión más importante que el 90% de la gente toma en su vida". Este desequilibrio entre oferta y demanda se ve agravado por la escasez de suelo finalista. "El suelo disponible para ejecutar viviendas es muy poco", advierte Prieto, lo que inevitablemente impulsa los precios al alza.

Ante este panorama, ha surgido una tendencia creciente: la conversión de locales comerciales en desuso en viviendas. Sin embargo, el presidente de AESCON se muestra escéptico sobre el impacto real de esta medida, considerándola una "solución para ciertos casos", pero en ningún caso una respuesta al problema global de acceso a la vivienda.
Prieto introduce un matiz fundamental que a menudo pasa desapercibido: muchas de estas transformaciones no están destinadas al mercado residencial tradicional. "Muchos de esos de esas modificaciones que se están haciendo en locales y en bajos no son viviendas en sí, sino que son viviendas de uso turístico", aclara.
La razón reside en las limitaciones del Plan General de Ordenación Urbana, que establece un número máximo de viviendas por zona. Una vez agotado ese cupo, la única salida legal para estos espacios es el mercado turístico. "Si tú vas a querer convertir locales en vivienda, pues a lo mejor ya no puedes hacerlas, porque está agotado el número de viviendas en esa zona", explica.
Por ello, aunque visualmente pueda parecer que se está ampliando el parque residencial, la realidad es que se trata de una solución que no aborda la necesidad principal. "Yo eso lo veo como una cosa puntual, pero no como una solución al problema", concluye Prieto, dejando claro que los grandes retos del sector requieren de estrategias mucho más profundas y coordinadas.