Paula Castañeda, de Calzada de Valdunciel a la Fashion Week de Madrid: "Es algo que nunca hubiera imaginado"

El eco de los aplausos en la 82ª edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid todavía resuena, pero para Paula Castañeda el sonido más importante sigue siendo el de la máquina de coser que su abuela le enseñó a manejar en un pueblo de Salamanca. Esta joven estudiante de cuarto curso del Grado en Diseño de Moda en UDIT (Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología) ha visto cómo sus creaciones, inspiradas en la tierra y la poesía, desfilaban por la pasarela más prestigiosa de España, un hito que conecta directamente sus raíces rurales con la vanguardia de la alta costura.

Un mes después de su aclamado debut, Paula atiende a SalamancaRTV Al Día para desgranar un viaje que comenzó mucho antes de pisar Madrid. Su historia no nace en un taller de diseño, sino en los veranos de su infancia, repartidos entre Calzada de Valdunciel y Monterrubio. “Siempre he crecido en un entorno muy rural”, explica.

Fue en el campo salmantino, bajo la tutela de su abuela, donde una niña de apenas seis años cambió los juguetes por el hilo y la aguja. “Para tener entretenida a una niña pequeña había que ofrecerle muchas actividades. Además, mi abuela siempre ha tenido esa vena artística”, recuerda Paula. Evoca cómo aprendió a bordar y a hacer punto de cruz hasta que finalmente entendió los secretos de la máquina de coser. “Fue mi abuela la que me motivó a empezar a interesarme por este mundo”, afirma. Más tarde, su madre se encargó de “potenciarlo” para que esa afición inicial pudiera convertirse en algo más.

El confinamiento que hilvanó una vocación profesional

Lo que empezó como un pasatiempo veraniego se mantuvo como una afición personal durante años. El punto de inflexión llegó, como para tantos, durante la pandemia. “Hasta la cuarentena, que a mí me pilló en primero de bachillerato, lo tenía como un hobby”, confiesa. Esas tardes de encierro, creando vestidos y pantalones junto a su madre, encendieron la chispa definitiva aunque admite que “la mayoría de proyectos siempre se quedaban a medias porque surgían dudas más profesionales”. Fue entonces cuando la idea tomó forma. “Poco a poco fui pensando que de verdad mi pasión podía ser una salida profesional y no un hobby más. Entonces me centré en eso y en intentar conseguirlo”.

Con la decisión tomada, al terminar el bachillerato en 2021, Paula buscó un cambio de aires. Aunque valoró opciones más cercanas como Valladolid, decidió dar un salto más grande. Madrid y la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT) se convirtieron en su destino. La elección no fue casual. “Vi algunas universidades en las que confección y patronaje lo dejaban relegado a un segundo plano y no era tan constante como en esta universidad, que lo hemos estudiado durante los 4 años para que salgamos con una buena base”, detalla la diseñadora. La reputación del centro y la posibilidad de participar en eventos como la Madrid Fashion Week fueron el impulso final.

'Campos de Castilla': cosiendo la identidad y la memoria en la pasarela

El proyecto que la ha catapultado a la primera línea de la moda joven española comenzó a gestarse en su tercer año de carrera. A partir de dos conceptos propuestos por el profesorado, Paula encontró un camino para volver a casa, a sus orígenes. Su inspiración fue puramente literaria y profundamente castellana: el poemario Campos de Castilla de Antonio Machado.

“Quería hablar, sobre todo, del sentimiento de pertenencia, y me basé en el poemario de Campos de Castilla de Machado, porque me parecía muy interesante cómo utilizaba el paisaje como una forma de reflexión sobre su identidad y sobre la memoria”, argumenta con una madurez sorprendente. Este concepto se materializó en una colección cápsula de tres looks, compuestos por chaquetas, faldas y vestidos con tejidos fluidos, que desfilaron ante la atenta mirada del sector.

Ver su trabajo en la pasarela ha sido, en sus propias palabras, una experiencia abrumadora. “Fue muy emocionante, después de todo el año, como una recompensa que nunca me hubiera imaginado, y sobre todo que también estuviera mi familia allí para verlo como que me dio más alegría”. La emoción fue doble al pensar en la persona que lo empezó todo: su abuela. Aunque sufre de Alzheimer y no pudo asistir a un evento con tanta gente, vio el desfile por internet. “Ella no lo entiende muy bien, pero bueno, siempre se emociona mucho por mí, está muy contenta”, cuenta Paula con ternura. “Verla yo también contenta con lo que viene, con esta oportunidad, pues también me ayuda un montón a mí”.

Un futuro tejido con artesanía y raíces salmantinas

Con el Trabajo de Fin de Grado (TFG) en el horizonte, Paula Castañeda ya tiene claro su camino. Su objetivo es seguir explorando la manipulación textil y centrarse en la ropa femenina. Aunque a nivel profesional se ve, por ahora, “un poco distante de Salamanca”, no descarta que su tierra se integre en sus planes futuros. Su gran sueño es ambicioso pero coherente con su discurso: “Poder tener mi propia marca y poder dirigir un proyecto que se identifique con mi estilo y que represente los valores que quiero transmitir”.

¿Y cuáles son esos valores? La respuesta vuelve a sus orígenes, a la esencia de lo aprendido. “Centrarme, sobre todo, en la pertenencia y en la artesanía. Al venir de una ciudad pequeña, creo que es importante darle exposición también a estas cosas que hemos ido perdiendo con el tiempo, como los bordados y cosas más artesanales”.

Ese guiño a su tierra no es una estrategia, sino una parte intrínseca de su identidad creativa. Paula asegura que Salamanca siempre estará presente en sus diseños, ya sea a través de la inspiración literaria o de la reivindicación de una identidad rural y artesana. “Siempre intento hacer un pequeño guiño”, concluye con firmeza. “Será así siempre”. Un guiño que, desde la pasarela más importante del país, se ha convertido en una declaración de intenciones en toda regla.