Entre la herida y la esperanza

¿Puede un club con el corazón roto volver a latir con fuerza? Esa es la pregunta que cada semana se hacen los aficionados del Salamanca UDS en este inicio de liga. Los seguidores del club blanquinegro se encuentran entre la ilusión por lo que ven en el terreno de juego y la frustración por lo que ocurre -una temporada más- en los despachos y la imagen que eso conlleva. Mientras en el campo todo son alegrías, al menos de momento, en lo institucional, el club sigue siendo presa de su incompetencia gestora. Una temporada más continúan sin salir del laberinto en el que sus propios responsables se han metido.

En lo deportivo, el inicio de liga ha devuelto la ilusión, al menos en parte. El equipo dirigido por Jorge García y diseñado por Carlos Valverde ha conseguido encontrar estabilidad y ritmo de competición. Las dos últimas victorias consolidad al conjunto charro y transmite sensación de equipo dentro y fuera. Me dicen que en el vestuario se respira futbol y compromiso, pero también ambición. La clasificación manda y el equipo se ha consolidado en puestos de play-off. Parece que este año si, el conjunto charro puede competir y tener la aspiración de jugar en una categoría superior.

Los datos lo dejan muy claro. Con el triunfo del pasado domingo, el conjunto blanquinegro consigue su mejor arranque de temporada con 10 puntos en 5 partidos. Ni Dueñas, ni Chiapas, ni Calderón. Solo la derrota frente al filial del Deportivo de la Coruña en tierra gallegas en los últimos minutos empaña esta hoja de servicio.

Por supuesto, esto no ha hecho más que empezar. Personalmente espero mucho más de este equipo, tanto por juego como por resultados más amplios. Es cierto que el bloque aún está en construcción, que probablemente le falta rodaje y que debe demostrar mucho más si quiere terminar la temporada peleando por el ascenso. No podemos olvidar que a esta plantilla le faltan dos jugadores claves por lesión como Davo y Dani Hernández que estoy convencido que harán que el equipo suba de nivel y de ese salto que todos esperamos para competir de con garantías contra los conjuntos más fuertes del grupo.

Pero mientras en lo deportivo todo va bien, las gradas aún están vacías. El Helmántico sigue cerrado a la espera de terminar las obras y recibir los permisos de las diferentes administraciones. Es casi seguro que este próximo fin de semana el equipo vuelva a jugar en Las Pistas frente a la Sarriana. La campaña de abonados no ha conseguido convencer a todos los que debería. ¿Por qué? Pues no ha sido porque se haya lanzado tarde, ni por falta de amor e interés en este equipo, más bien por la nula confianza de los aficionados en la gestión. Los seguidores salmantinos siguen el día a día del equipo, pero se resisten a volver a la grada mientras Rafa Dueñas siga en la sombra moviendo el día a día del club. Al final la falta de transparencia, los conflictos institucionales como el del uso indebido de la imagen de la fachada histórica de la Universidad de Salamanca en la camiseta y el silencio por parte de Manuel Lovato hacen que cada día más aficionados pierdan la ilusión y se alejen del club.

Pero afortunadamente, el sentimiento no muere. Porque en esta ciudad para los aficionados del Salamanca UDS el futbol es más que un resultado o un puesto de play-off: es identidad, orgullo y memoria. Los seguidores salmantinos siguen atentos a la actualidad del día a día, celebran los goles y están pendientes de su escudo, muchos de forma discreta y clandestina por su enfado con Dueñas y Lovato. Aunque les duela ver así a su equipo, no pierden la fe ni la esperanza.

Quizás ahí esté mi respuesta a la pregunta inicial. Sí, un club herido puede volver a latir… pero solo si se cura desde dentro. Al Salamanca UDS esta temporada le va bien sobre el terreno de juego, pero aún necesita aprender a caminar con la cabeza alta fuera de él.