"Los pueblos también son responsables por aquello que deciden ignorar" (Milán Kundera)
Ríos de tinta en la presa escrita; roncas las voces de gritar en la calle, tertulias, debates, declaraciones y argumentos de los más eruditos analistas en materia política. En el hemiciclo parlamentario, tensiones, crispación, acusaciones, pataleos, pancartas, votaciones y otro sinfín de debates, a veces fuera de tono y comportamiento. Con un parlamento europeo, cobarde, mimetizado, angustiado y perdido, cuyos representantes prebostes de cuello duro, son capaces de justificar a un gobierno israelita, que despoja, aun pueblo, de su vida, y lo peor de su dignidad como ser humano. Toda una repercusión mediática, que no ha servido de razón para hacer rectificar al primer ministro Israelí Sr Netanyahu, que parece haber perdido la razón y el corazón masacrando a un pueblo cansado, hambriento, desolado y esperando la muerte, casi como una salvación, ante tanto sufrimiento. El Sr, Aznar dice: que esta guerra la tiene que ganar Israel, porque, según él, tendríamos una más dura a las puertas de Europa… ¿Es decir, para perseguir, y sentenciar, al grupo Terrorista Hamas, criminales de ralea repugnante?, hay que masacrar, y exterminar a los habitantes de toda clase, niños, miles de familias enteras, arrasando hospitales y escuelas, reduciendo a escombros toda señal de vida, en lo que es una guerra, ¿Pero qué Guerra?... ¿Ustedes hubieran estado de acuerdo, en que, para detener, y juzgar a los criminales etarras, teníamos que haber bombardeado Euskadi… para sacarlos de sus zulos?... la respuesta, no hará falta escribirla…
Estamos asistido, con rabia e impotencia a ser testigos, desde el desayuno a la cena a contemplar los ríos, los de la sangre, los del horror, los del error, los del sufrimiento y los de la tristeza, los del hambre. Instalándose un odio, que nunca va a salir de la cabeza, de los que sufrieron este genocidio televisado. Y sin tiempo ni descanso, les lanzan unos panfletos, que anuncian – salgan o mueran- nuestros tanques invadirán y aplastaran, incluso los reductos y escombros de lo que queda… ni las bocas de nuestros cañones, ni las panzas de nuestros aviones se van a enfriar: será imposible que nadie reclame instaurar el estado Palestino, pierdan toda esperanza… aquellos que hipócritamente, se acercan a orar al muro de las lamentaciones, no lo van a consentir y otros muchos paladines y apóstoles ricos y adinerados, fervientes admiradores, de los gobernantes del engañado pueblo israelita brindaran por el exterminio del otro pueblo, por donde según la historia, peregrinó y dio sermones e hizo milagros aquel que nació en Belén… que paradojas verdad. Lo hemos visto todo con mayor claridad, hemos visto, cual era el potencial bélico de Palestina, cual su sangriento ejercito, hemos visto sus antisépticos hospitales para recibir y atender a tanto herido, hemos visto el reguero de muertos y su transporte como fardos en camionetas, a otros comienzan a comérselos los perros, los menos, son dispuestos en ataúdes hechos de urgencia con tablillas de embalaje, o telas blancas anudadas, nada de cajas de pino barnizados, y sus tumbas tampoco son individuales, son zanjas colectivas, todavía peor, niños con la mirada ausente, perdida, sin lagrimas siquiera, con una cacerola reclamando una sopa, un caldo o un puré elaborado en bidones, sin que hubiera para todos. Lo hemos visto, también hemos visto al sanguinario Netanyahu y sus generales reír por la victoria… una vergüenza, que debería darnos a cualquier persona decente, con un poco de sentimiento y dignidad, cuestión que empiezo a creer que lamentablemente, vamos perdiendo por el ruido, la disputas, las reyertas, y los despropósitos políticos, que anulan y confunden y manipulan nuestras emociones y terminaran por deshumanizarnos a todos.
Bien, pues después de todo esto, dice el Sr. Aznar que, que Israel, su gobierno enloquecido, debe terminar lo que está haciendo, o nuestro final sería cuanto menos de sufrimientos y calamidades… lo dice con una convicción que espanta… y aún algunos le aplauden- Dios nos libre de estos salvadores del mundo… Y de las FAES… tú.
Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías
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