Conocidas popularmente como “La Galga”, hasta el próximo domingo, la localidad estará inmersa en eventos taurinos, musicales y gastronómicos
Alba de Yeltes abrió ayer, con la hondura de lo solemne y la alegría de lo compartido, sus fiestas patronales en honor a los Ángeles Custodios, conocidas en la comarca con el entrañable nombre de “La Galga”. Hasta el próximo domingo, la villa se rendirá al compás de los encierros, la música y la gastronomía, en una cita que cierra el calendario festivo patronal de la comarca de Ciudad Rodrigo, pero que no por tardía resulta menor: al contrario, aquí se vive con una devoción que desborda las calles.
El arranque no pudo ser más luminoso. La jornada, bendecida por un sol otoñal de tintes veraniegos, acompañó a los primeros actos, de carácter religioso y cargados de tradición. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, desbordada de fieles, acogió la eucaristía oficiada por el sacerdote Fernando Días-Bailón, del Arciprestazgo del Campo Charro. Presidía la mayordomía de este año, formada por los hermanos Vicente, Daniel y María Sánchez López, arropados por la corporación municipal encabezada por el alcalde, Gerardo Marcos. Se sumaron también representantes de la Guardia Civil y alcaldes de localidades vecinas, como Sancti Spíritus y Sepulcro Hilario, testigos de una liturgia elevada por el canto del grupo Rosa María Folk.
Tras la misa, la procesión recorrió con solemnidad las calles del pueblo, llevando en andas la imagen del Santo Ángel Custodio. Los sones de gaita y tamboril, interpretados por Diego González, añadieron un perfume serrano a la marcha. A su regreso a la parroquia, el ofertorio sirvió para estrechar lazos: quienes se acercaron al cestillo recibieron, de manos del párroco, la estampa del santo como recuerdo de la jornada.
El rito religioso dio paso a la celebración comunitaria. Los mayordomos de 2025, en gesto generoso y de forma dádiva, ofrecieron a los vecinos un abundante convite, elaborado por la empresa mirobrigense Paellas Gigantes David, siempre fiel y exitosa a estas citas.
Todo esto descrito, fue el preludio de una tarde animada por la charanga y de una noche que, al calor de la verbena, prolongó la alegría hasta bien entrada la madrugada.
Pero lo vivido es apenas un prólogo. Por delante restan aún los días más intensos: encierros a caballo, capeas populares, encierros de minibueyes y un sinfín de propuestas musicales y festivas que harán de Alba de Yeltes, durante este fin de semana, el corazón palpitante del Campo Charro.
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