Gorka Esparza, entrenador del nuevo equipo senior femenino, analiza el nacimiento de un proyecto basado en la igualdad y la paciencia. Este conjunto es el protagonista de la segunda entrega de la sección 'Nuestros clubes'
Un proyecto que nace de la ilusión, se sustenta en la igualdad y se proyecta con la paciencia como hoja de ruta. Así ha visto la luz el nuevo equipo senior femenino del Cabrerizos, una apuesta del club que, aunque no estaba en los planes iniciales, se ha convertido en una de las grandes noticias para el fútbol femenino salmantino. Al frente del banquillo, Gorka Esparza, un técnico con experiencia que afronta el reto de construir un equipo desde sus cimientos en un tiempo récord y en una categoría cada vez más exigente.
La idea original del club era diferente, centrada en fortalecer la base. "Es un proyecto que inicialmente iba a ser desde abajo hacia arriba, es decir, que empezaba con niñas pequeñitas porque en el club las hay, las están mimando y las están cuidando", explica Esparza. Sin embargo, las circunstancias cambiaron y se dieron los mimbres para dar el salto a la categoría senior. Lejos de ser un añadido, el equipo femenino ha sido acogido como una pieza central. "Todo están siendo facilidades y un trato exquisito por parte del club, porque han tenido muy claro que aquí hay dos equipos senior, el masculino y el femenino, y se trata con plena igualdad", subraya el entrenador. Este compromiso se traduce en hechos tangibles: mismos materiales, recursos y balones, un gesto que las jugadoras han valorado enormemente y que sienta un precedente importante.
Pese a la enorme ilusión que rodea al equipo, los primeros pasos no han estado exentos de dificultades. La creación de una plantilla desde cero siempre es una tarea compleja, pero este año se ha sumado un factor inesperado: el adelanto del calendario. "Ha sido un inicio estresante, porque montar un equipo de 0 siempre es muy difícil", confiesa Gorka. A la tarea de encontrar jugadoras y gestionar desvinculaciones de otros clubes se añadió la presión del tiempo.
"Nunca habíamos empezado un 14 de septiembre en Doble G, y esta vez nos hemos encontrado con que el 14 ya estábamos compitiendo. Eso para un equipo que se está haciendo sí que es una faena muy importante", detalla. Esta premura ha obligado a iniciar la pretemporada de mediados de agosto en adelante, con un grupo que apenas se conocía. La plantilla es, además, muy heterogénea, con jugadoras desde los 15 hasta los 22 años, lo que añade una capa de complejidad a la hora de conjuntar el vestuario y el modelo de juego. Por ello, el técnico pide calma: "Los resultados tardarán, por lo menos, un par de meses en empezar a plasmarse, pero eso no merma la ilusión".
El Cabrerizos competirá en una Doble G que ha evolucionado drásticamente en los últimos años. Gorka Esparza advierte de que la competición es ahora mucho más dura y equilibrada. "El crecimiento del fútbol femenino se ha notado en que ya no hay muchos equipos muy malos", afirma con rotundidad. Se ha acabado la era en la que había rivales de cero puntos garantizados.
Según el técnico, el nivel ha subido porque "la Doble G es una categoría en la que hay mucha jugadora veterana que se ha cansado de la exigencia de la Tercera o de la Primera Regional, y que ha decidido que viene aquí a disfrutar". Sin embargo, este disfrute no implica una bajada de rendimiento.
Conscientes de las dificultades iniciales, en el club tienen muy claras las metas para esta primera temporada. No se habla de ascensos ni de clasificaciones, sino de futuro. "Asentar el proyecto. El objetivo de esta temporada es que haya una segunda temporada de fútbol femenino y que vayamos creciendo de manera sostenida", sentencia Esparza. La prioridad es crear una estructura sólida que convierta al Cabrerizos en "una primera opción para mucha gente que quiera venir a jugar al fútbol" en los próximos años.
Esta visión a largo plazo conecta directamente con la cantera del club. El sueño es que las niñas que hoy se forman en las categorías inferiores no tengan que marcharse cuando lleguen a edad cadete, sino que vean en el equipo senior un referente y una meta alcanzable. El plan a tres o cuatro años vista es ambicioso: que el primer equipo se nutra de jugadoras de la casa y que el club cuente con una estructura femenina completa, con equipos infantil, cadete y juvenil.
Para llevar a buen puerto este barco, Gorka Esparza no está solo. Cuenta con un cuerpo técnico en el que destaca a dos figuras clave. Por un lado, Javi Hernández, cuyo trabajo va más allá de lo visible. "Hace un trabajo que está más en la sombra, en el análisis de rivales y de juego propio, y en eso mete muchas más horas de lo que se pueda creer", explica. Además de liberarle de una gran carga de trabajo, Esparza lo define como el "pegamento en la plantilla", una persona con un trato exquisito que cohesiona al grupo.
La otra pieza fundamental es Ana. "Hay una persona que es imprescindible, que es Ana. Es el verdadero pulmón del cuerpo técnico", afirma con convicción. Exportera en Tercera División, su conocimiento del fútbol y su potencial son enormes. Gorka no duda en señalarla como la futura líder del proyecto: "Está llamada a ser la que dirija este proyecto cuando ella crea que es su momento". Con estos mimbres, el Cabrerizos femenino ha comenzado a escribir su historia.