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VÍDEO Y FOTOS | El Pozo Amarillo y el milagro que salvó a un niño
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Curiosidades de las vías de Salamanca

VÍDEO Y FOTOS | El Pozo Amarillo y el milagro que salvó a un niño

Actualizado 20/09/2025 18:28

En pleno centro de Salamanca, guarda entre sus adoquines la memoria de un milagro atribuido a San Juan de Sahagún en el siglo XV: el rescate prodigioso de un niño caído en un pozo, un suceso que marcó para siempre la identidad del lugar y dio nombre a esta emblemática vía.

En el bullicioso corazón comercial de Salamanca, se encuentra la Calle del Pozo Amarillo. Su nombre, aparentemente común y descriptivo, esconde en realidad uno de los milagros más conmovedores y célebres atribuidos a San Juan de Sahagún. Este prodigio, transmitido oralmente de generación en generación, no solo demuestra la profunda conexión del santo con los habitantes de la ciudad que lo adoptó como patrón, sino que explica por qué un simple pozo pudo dar nombre a una arteria importante.

La historia nos transporta a una Salamanca del siglo XV. En la zona que hoy ocupa la calle, existía un pozo de considerable profundidad, conocido por el característico color amarillento de sus aguas o, según otras versiones, de la arcilla de su interior. Un día la tragedia se desató en un instante. Un niño pequeño que jugaba en las inmediaciones, en un descuido fatal, cayó accidentalmente dentro. Los gritos desgarradores y desesperados de la madre alertaron de inmediato a los vecinos, que acudieron rápidamente para intentar ayudar. La escena era desoladora: la gran profundidad del pozo y la escasa visibilidad hacían imposible cualquier intento de rescate con los medios de la época. El pequeño parecía condenado a ahogarse.

Fue en medio de esa angustia general cuando apareció la figura serena de Fray Juan de Sahagún. Al conocer la terrible situación, se acercó con calma al brocal del pozo. En lugar de buscar cuerdas, escaleras o ganchos, como hacían los demás, el santo se arrodilló, rezó con un fervor que silenció a la multitud y, según cuenta la tradición con todo detalle, se desató su propio cíngulo el cordón que ceñía su hábito y lo arrojó al agua. Acto seguido, ante la mirada atónita de todos los presentes, obró el milagro. Desafiando toda lógica, las aguas del pozo comenzaron a subir de nivel de forma inexplicable, elevando suavemente al niño en su superficie hasta que este alcanzó el brocal, sano y salvo.

El pequeño pudo ser recogido por su madre en un abrazo que selló el prodigio, mientras los testigos no daban crédito a lo que acababan de presenciar. Este suceso no solo consolidó y extendió la fama de santidad de Juan de Sahagún por toda la ciudad y más allá, sino que también marcó el lugar para siempre. El pozo pasó a ser conocido definitivamente como el Pozo Amarillo y la calle que se urbanizó a su alrededor adoptó el mismo nombre. Aunque el pozo original ya no existe, una pequeña arqueta con una inscripción en la misma calle recuerda el lugar exacto del milagro.

VÍDEO

Texto: Rosa M. García

Fotos: David Sañudo

Vídeo: Miguel González y Elena Rodríguez

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