La espectacular transformación de la Facultad de Psicología de la UPSA tras 51 años de historia

Un edificio que ha sido testigo de la formación de miles de psicólogos durante más de medio siglo ha renacido en el corazón de Salamanca. La Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha presentado este viernes su profunda renovación, una transformación integral que no solo moderniza sus infraestructuras, sino que simboliza un nuevo impulso académico y una “reilusión” colectiva. El proyecto, culminado en un tiempo récord que ha sorprendido incluso a sus máximos responsables, ha sido presentado por el Rector, Santiago García-Jalón, el decano de la Facultad, Alfonso Salgado, y el arquitecto responsable, José Arribas.

El Rector ha iniciado su intervención evocando una anécdota cargada de simbolismo: la presencia de la profesora Francisca Martín Tabernero tanto en la inauguración del edificio como facultad hace 51 años como en la de hoy. Un lapso de tiempo en el que el centro se ha consolidado como una “matriz de otras instituciones formativas”. Sin embargo, el paso del tiempo había hecho necesaria una intervención urgente. García-Jalón ha confesado su escepticismo inicial sobre los plazos, un sentimiento que se ha transformado en una profunda satisfacción. “Cuando empezaron las obras y me preguntaban, ‘pero ¿van a estar a tiempo?’, yo decía, ‘no, seguro que no, no hay ninguna obra que termine a tiempo’. Bueno, pues ha sido el primer caso en la historia de la construcción, con lo cual, pues estamos muy satisfechos”, ha celebrado.

Una reforma integral para una docencia de vanguardia

La transformación del edificio, cuyo proyecto original data de 1946 y que inicialmente funcionó como residencia, ha sido completa. El Rector ha explicado que se trata de una “remodelación interna de todo el edificio”, que ha incluido la recuperación de espacios originales, la renovación total del sistema de climatización —un punto crítico en un inmueble conocido por ser “especialmente caluroso”— y la reforma de aulas y despachos.

El decano, Alfonso Salgado, ha profundizado en el propósito de esta obra, que va más allá de lo meramente estético o funcional. Ha recordado que, durante cinco décadas, se han realizado “reformas menores que han intentado ajustar las necesidades docentes y de investigación a las estructuras que teníamos”. Ahora, el objetivo era mucho más ambicioso: poner el edificio “al servicio de lo que está todo en la universidad, que es la docencia, la formación profesional y la investigación”.

Salgado ha destacado que esta renovación física es la cara visible de un proceso de cambio mucho más profundo. “Esto que veis ahora es lo más visible, pero está en todo un proceso de renovación general de la facultad. Este año iniciamos un cambio también en la docencia, duplicamos todos los cursos para hacer grupos más pequeños, muy pronto tendremos nuevos planes de estudio y también nuevos planes de promoción del profesorado”, ha anunciado el decano, describiendo el momento actual como una etapa de “plena renovación y plena reilusión de todos nosotros”.

Un reto constructivo superado en tiempo récord

El arquitecto José Arribas ha detallado los dos grandes desafíos del proyecto. El primero, como ya había adelantado el Rector, fue el tiempo. La decisión de acometer la obra de una sola vez durante el verano, adelantando incluso el inicio, fue una apuesta arriesgada. “Fue lanzarnos a la piscina y, aunque nadie creíamos que lo íbamos a conseguir, pues aquí está conseguido”, ha afirmado el decano Salgado. Arribas ha atribuido el éxito a una “programación muy rigurosa” por parte de la empresa contratista y a una buena definición inicial del proyecto.

El segundo reto era la propia singularidad del edificio. “Se recurrió a los materiales relativamente pobres de la época de la posguerra, pero no deja de ser un alarde estructural”, ha explicado Arribas, señalando los arcos que ahora han quedado a la vista y que soportan una sorprendente estructura de hormigón armado, poco común para un edificio de su época y ubicación, en plena Clerecía.

Una facultad de alta demanda en un sector competitivo

Esta importante inversión en infraestructuras responde también al éxito y la creciente demanda de los estudios de Psicología en la UPSA. A pesar del “exagerado” aumento de facultades de esta disciplina en España y del descenso demográfico, el centro salmantino sigue recibiendo muchas más solicitudes de las plazas que puede ofertar. “Se da indicación de que las cosas no las hacemos del todo mal”, ha comentado con orgullo Alfonso Salgado.

Este año, la facultad cuenta con 150 alumnos matriculados en primer curso y un total de aproximadamente 700 estudiantes sumando todos los grados y el máster oficial. ¿La clave de este atractivo? Según el decano, se basa en dos pilares. El primero, una larga trayectoria de más de 50 años que permite “saber qué funciona y qué no”. El segundo, y más importante, es el compromiso del profesorado. “El compromiso de todos los profesores, no solamente por la actualización en la formación que dan, sino por establecer continuamente un puente de lo que es la academia, la investigación, la ciencia de la psicología con lo que es el ejercicio profesional en distintos campos”, ha subrayado.

Finalmente, el Rector ha enmarcado esta actuación dentro de una estrategia de crecimiento más amplia de la universidad, que busca la excelencia. Ha mencionado la inminente inauguración, a principios de octubre, del nuevo edificio de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, que acogerá los grados de Fisioterapia y Dietética y Nutrición, dotado con laboratorios y salas de tratamiento de última generación. Un paso más en el empeño de la UPSA por ofrecer “una docencia de calidad y unas prácticas de calidad”.

Fotos de David Sañudo