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Paradojas e ironías del destino
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Paradojas e ironías del destino

Actualizado 11/09/2025 10:16

Jerry B. Harvey, el autor de “The Abilene Paradox” (La Paradoja de Abilene), tuvo la habilidad de utilizar este relato con la finalidad de demostrar cómo es el comportamiento de las personas en un grupo.

Nos parece interesante cómo toma como protagonistas de su historia a una familia, pero que facilita que podamos extender su interpretación de cómo va reaccionando cada miembro en cualquier grupo humano, caso de un equipo de trabajo en una organización.

Frente a una decisión que se toma en un grupo, siempre habrá opiniones contrarias, pero que como bien presenta Harvey, evitan dar la opinión para no contrariar al resto.

Y el ejemplo de la familia estadounidense que nos presenta Harvey, frente a una acción determinada que resuelven, nunca mejor dicho, en familia, como es un viaje, es perfectamente aplicable a una pyme, a una gran empresa o a una multinacional. Porque en todas ellas los equipos están conformados por personas, con ambiciones individuales y no faltaba más: opiniones personales.

Entonces, la familia que expone a esta prueba Harvey está constituida por cuatro miembros. Los integrantes son marido, mujer y los padres de él. La situación se produce en una tarde cualquiera en la que están jugando al dominó. El calor apretaba en la ciudad de Coleman, Texas, Estados Unidos.

El padre sugiere que podrían hacer una visita a Abilene (unos 80 km al norte) con la finalidad de cenar, propuesta a la cual la mujer (su nuera) respondió que le parecía una buena idea. Al marido (el hijo) no le atraía demasiado la propuesta, debido a que era un viaje un poco largo y en condiciones climáticas de un calor riguroso, pero pensó que sus preferencias debían someterse a las del grupo, por lo que también respondió que estaba de acuerdo, agregando, que le gustaría saber si su madre (la suegra) estaría dispuesta a viajar también. Y ella lo estaba, ya que dijo que hacía mucho tiempo que no iba a Abilene y que le apetecía regresar.

La adversidad es el calor y que haría muy pesado el viaje

Pero al viaje además de largo y caluroso, se le sumó una comida que no fue del gusto de la familia y un lugar que tampoco fue del agrado de ninguno de ellos.

Una vez que ya se encontraban de regreso en Coleman, la madre dijo que hubiera sido mejor quedarse en casa, pero como vio que todos estaban tan entusiasmados con el viaje, no dijo nada, solamente que le parecía bien ir a Abilene. No quiso desbaratar las ilusiones de los otros miembros de la familia. Pero fue entonces que el marido (el hijo) también coincidió con su madre diciendo “No me ha agradado para nada este viaje, pero yo solamente quise satisfacer el deseo de todos”.

Su mujer también en la misma línea de pensamiento dijo: “Fui para que estuvierais felices, pero cómo iba yo a querer viajar con el calor que hace, estaría loca si quisiera hacerlo”. Por último, el padre (el suegro) en un nuevo sentimiento coincidente con el resto, dijo: “Yo les sugerí el viaje solamente porque pensé que estaban aburridos”. La intención fue que dejaran el juego y con el viaje se distrajeran un poco.

Hasta qué punto cuesta enfrentarse a la opinión de cada miembro en el grupo

Una vez expresados con sinceridad el por qué habían decidido viajar a Abilene, los cuatro quedaron atónitos al darse cuenta que habían hecho un caluroso y largo viaje, además de haber comido mal, cuando en realidad ninguno de ellos había tenido las ganas de hacerlo.

Ninguno de los miembros de esta familia quería contrariar a los demás. Pero veamos que esto tan bien descrito en este relato, por qué se convierte en una paradoja.

Algunas paradojas son razonamientos en apariencia válidos, que parten de premisas en apariencia verdaderas, pero que conducen a contradicciones o situaciones contrarias al sentido común.

Si como sucede en el relato, las preferencias individuales no coinciden con las acciones que finalmente se tomaron –realizar el viaje- es porque la decisión es tomada partiendo de la creencia de todos de que era algo que le gustaba al grupo.

También puede decirse que cada uno pensó que era algo bueno para la familia. También hay que aclarar aquí, que esto ocurre en los equipos, cuando se cede en una posición para que no se ofrezca resistencia a tomar determinada decisión de parte del jefe de equipo, porque la persona que lo hace está convencida de que es en el interés del grupo y no es precisamente ella la que quiere oponer resistencia.

A este comportamiento que se llama “pensamiento de grupo” (Groupthink) se le analiza tanto a nivel de las conductas psicológicas individuales como de comportamiento social y reviste una gran importancia en las organizaciones en cuanto a las relaciones entre personas de un mismo equipo y de éstas con otros grupos de la empresa y con la Alta Dirección.

También a este comportamiento que nos ilustra esta paradoja, se le llama “conformidad social”. ¿Por qué? Porque implica que, a nivel individual, las personas tienen cierta tendencia a dejarse llevar por la influencia del grupo, sea en las acciones que quiere emprender o por las opiniones que este grupo tiene sobre determinadas cuestiones. Son inherentes a las relaciones interpersonales ante las cuales ningún miembro del grupo a nivel individual quiere ir en contra de la opinión generalizada.

En el caso de la familia de Texas, no prevaleció la jerarquía que habitualmente existe en las organizaciones, por la cual, no tenía más consecuencias que el disgusto por hacer algo que, a nivel individual, ningún miembro de la familia le apetecía hacer. Pero en una organización, emitir una opinión pública siempre conlleva el temor a que decir lo que se piensa o lo que se desea a un jefe o director, puede acarrear algún problema.

La moraleja de esta paradoja, es como bien señala el relato de Harvey, que, en muchas empresas al realizarse reuniones de comité, en las cuales no se está seguro de los resultados, ya sea por la falta de preparación o por los miembros que lo integran, es habitual que los ejecutivos americanos se pregunten: “¿Es que en esta reunión vamos a ir a Abilene?”, como diciendo, otra reunión en la cual no se tomarán decisiones o no se aclarará el problema que se ha planteado, etc. O como también muchos opinan que un exceso de reuniones es una pérdida de tiempo.

Lo importante que nos deja de aprendizaje “La Paradoja de Abilene”, es que sabiendo que los individuos tratan de manera natural de contemporizar (agradar y no molestar), ya sea a familiares, o a amigos, o a los compañeros de equipo sobre cuestiones inherentes a ciertos cambios que hay que hacer, digamos que es una especie de tolerancia recíproca entre los miembros de un grupo para no disgustar a ninguno de ellos.

Por eso, cuando la familia de Texas de nuestro relato quería agradar con su sacrificio (viaje incómodo con un calor excesivo, mala comida, etc.), estaba poniendo en valor a los miembros de la familia, no solo en cuanto a si tenían ganas de hacer el viaje, sino en cuanto a esa sensación de que estaban disfrutando de hacerlo. O sea, en un grupo humano el interés del grupo se manifiesta en la resignación de la voluntad de hacer algo, por ejemplo, en beneficio del interés común, pero gracias a esta experiencia tan aleccionadora, lo que puede evitarse es tener que hacerse “viajes con calor y mala comida” en términos generales, porque no se haya sido capaz de decir u opinar de la poca gana que cada uno de los miembros tenía y el factor climático que no acompañaba.

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