Gisme, vocalista de Ultraligera: "Queremos que a la gente le llegue al corazón, no se le puede pedir nada al público"

El zumbido de la carretera, la camaradería en la furgoneta y la energía desbordante de un directo que se ha pulido kilómetro a kilómetro. Ultraligera se encuentra en un momento dulce, inmerso en una gira que los ha consolidado como una de las propuestas más sólidas del panorama nacional. Su próxima parada no es una más en el calendario: es la Plaza Mayor de Salamanca, un escenario que impone y que la banda se prepara para conquistar durante las fiestas de la ciudad.

En una conversación con este periódico, Gisme, vocalista y letrista del grupo, reflexiona sobre este torbellino de actividad que ha transformado su pasión en su modo de vida, su inspiración en la literatura decimonónica y el "vértigo" que supone actuar en un enclave monumental. Con una filosofía clara, la banda promete un concierto visceral donde la única regla es la libertad y la conexión emocional.

Ultraligera se encuentra en plena gira, con una agenda repleta de conciertos. ¿Cómo estáis viviendo este momento de tanta actividad y exposición?

Es con mucha responsabilidad, ¿no? Es el cambio de convertir tu hobby en un oficio y al mismo tiempo con mucha diversión. Al final es estar girando con tus amigos, esa vida que solo conocíamos por los documentales y las películas, pues realmente tiene una parte de revivir el tópico y, por otro lado, es algo muy humano y muy auténtico. Es verdad que es algo que ya conocíamos porque en su día habíamos hecho mucha versión de rock and roll en garitos, pero en este momento, desde que decidimos vivir de nuestra música, pues ir tocando tus canciones por los escenarios hace que esto coja una dirección que antes no tenía.

Vuestras letras tienen un sello muy personal. Ponerse ante la hoja en blanco es un reto, ¿de dónde surge la inspiración para crear las canciones de Ultraligera?

A mí los relatos, la literatura, toda esa literatura realista y sucia de finales del siglo 19 siempre me ha inspirado muchísimo. Esa idea de meterte en la mente de algún personaje que en realidad es como tú pero tiene más valentía porque no tiene nada que perder. Me gusta mucho, pues al final son personajes como descarriados, que van por ciudades, muchas veces están solos, van por los sitios más bajos y a veces beben, pero otras veces también tienen como una ilusión por salvarse y por hacer algo bonito.

Esa inspiración literaria, casi decimonónica, no es muy habitual en el panorama musical actual. ¿Consideráis que es un rasgo disruptivo que os diferencia?

Quizá ahora sí. Antes la música, la literatura, la poesía estaban mucho más unidas. Serrat, Sabina, todos esos cantautores antiguos, si tú plasmabas esas letras sobre un papel, te valían como poema perfectamente. Entonces, quizá en nuestra generación sí que es algo disruptivo, pero desde luego que no somos los primeros en hacerlo. También pienso últimamente que la originalidad está sobrevalorada, casi que es como algo que tiene que ver con lo meramente capitalista y que muchas veces se trata simplemente de meterse en una tradición y tratar de aportar algo nuevo, pero sin estar tan obsesionado con revolucionarlo todo.

Este jueves actuáis en un escenario imponente, la Plaza Mayor de Salamanca, en plenas fiestas. ¿Qué supone para la banda tocar en un lugar con tanto peso histórico y qué puede esperar el público?

A mí me da un poco de vértigo tocar en este tipo de sitios que han tenido un peso histórico tal. En lugares emblemáticos en los que ha habido desde grandes artistas hasta ejecuciones públicas, al final tú cuando subes no sientes lo mismo que en un lugar en el que no haya ninguna historia. Sabes que ahí todo lo que se haga va a tener un eco mayor. Vamos con mucha responsabilidad, con mucho respeto y también con una energía fuerte de llevar muchos meses de gira, de saber lo que estamos haciendo y de confiar en el show. Por otro lado, parece que los seguidores de la banda de Salamanca son muy viajeros y nos han ido acompañando en toda la gira, así que ahora vamos en la semana grande y desde luego que les vamos a b que nos han dado.

Hablando de ese público, ¿qué le pedís a la gente que llenará la Plaza para veros, tanto a los seguidores fieles como a quienes os descubrirán esa noche?

No, nada. No se le puede pedir nada al público, no se le puede pedir ni siquiera que grite. A la gente hay que ganarla con la autenticidad y haciendo de tu concierto algo que les mueva. Si hicieran cualquier cosa porque se la pides, es una cosa que no deja de ser otro acto que forma parte de la cultura del entretenimiento. Nosotros lo que queremos es que a la gente le llegue al corazón. Así que solo que estén, si les apetece. Que hagan lo que quieran, es un buen rato para hacer lo que quieran, lo que no les dejen hacer en el resto de sitios a los que vayan, que lo hagan en el concierto. Como si quieren hablar todo el rato, gritar o insultarnos. Que hagan lo que quieran.

Lleváis una gira muy intensa. Uno esperaría que a estas alturas apareciera el cansancio, pero ¿cómo se mantiene la energía en este tramo final?

La energía es una cosa que funciona de una forma bastante arbitraria. Se esperaría que estuviéramos más cansados que el primer mes de gira y, sin embargo, nos sentimos mucho más renovados con una energía desbordante, se palpa en la furgoneta. Es como la gente que hace maratones, que dice que de pronto cuando le quedan cinco o seis kilómetros, después de ese pedazo de esfuerzo, hay algo que viene y te inspira y te levanta. Yo creo que ahora que estamos en el último sprint de gira, de pronto ha venido ahí a invocarnos ese espíritu del rock y lo estamos agradeciendo, porque pensamos que iba a ser más duro y hasta da pena que se termine.