No solo anuncio de Ferias y Fiestas, sino del trabajo de una pintora premiada y reconocida, enamorada de Salamanca y entregada a la enseñanza en ese Madrid desde el que añora la tierra de sus enraizados apellidos, una Cobaleda de raza, una armónica García Bernal
Traza la artista salmantina las líneas del grabado, técnica arquitectónica y original sobre la pintura amarilla, piedra de Villamayor y campo de cereal para firmar este cartel que es pura filigrana. No solo anuncio de Ferias y Fiestas, sino del trabajo de una pintora premiada y reconocida, enamorada de Salamanca y entregada a la enseñanza en ese Madrid desde el que añora la tierra de sus enraizados apellidos, una Cobaleda de raza, una armónica García Bernal.
Belén Cobaleda: Me he dedicado a la pintura única y exclusivamente, pero en el 2008, con la crisis, se cerraron muchas galerías y me acercaba a esa edad en la que necesitas una estabilidad para tener una familia. Abrí mi primera academia, tuve a mi primera hija, aprendí a ser profe, artista y madre. Tuve a la segunda, me lancé con otra academia, vi que podía con todo, y volví a la pintura.
Charo Alonso: ¿Es posible aprender a pintar?
B.C.: Sí, después del COVID necesitábamos algo más. Los primeros meses tras la pandemia tuve pérdidas enormes, pero luego llegaron quienes siempre habían tenido esa afición. A mí me gusta enseñar, creo que tengo el don de saber qué necesita cada alumno y me ayudan profesores que son artistas y cubren el estudio cuando yo me dedico a pintar.
Carmen Borrego: Es verdad que cuando más haces, más puedes hacer.
B.C.: Antes, cuando solo pintaba, la opinión de los demás era muy importante, tienes que vender, que guste… Ahora, las dos academias me dan libertad para pintar para mí, y es curioso, porque ahora gusta más lo que hago, esa libertad que tengo se transmite a las obras.
C.B.: El cartel es un claro ejemplo de tu trabajo como pintora.
B.C.: Es muy interesante, desde el Ayuntamiento eligen cada año a un artista que en su cartel refleja el carácter y el pensamiento de su pintura. Porque después de todo, no somos ilustradores, somos artistas. Para este cartel elegí el amarillo para mostrar los campos dorados, tenía eso muy claro. También estudié los anteriores para no repetirme.
C.B.: Amable Diego y Paloma Pájaro ponían a la Virgen en primer plano y tú has mostrado el interior de la catedral. Y tu obra personal, con edificios a medio hacer, con esas líneas marcadas, esas lonas, tienen mucho de dibujo técnico. ¡Eres una pintora que pinta edificios!
B.C.: Estudié Bellas Artes e Historia del Arte, pero siempre quise ser arquitecta, el dibujo técnico me encanta. Vengo de una familia de músicos, los García-Bernalt, mi madre me llevaba al conservatorio y mi abuela siempre decía que tenía que ir a San Eloy. ¡Menos música y más San Eloy!
Ch.A.: Tus apellidos son muy salmantinos, Cobaleda y García Bernalt.
B.C.: Es verdad, los Cobaleda son muy de aquí, en todas partes me identifican con Salamanca. El otro apellido fuera es menos conocido. Son dos familias de una trayectoria muy marcada y que, en el caso de los García Bernalt, tienen una sensibilidad artística muy acusada. Eso sí, mi abuelo era militar, y cuando mi madre le dijo que quería estudiar Bellas Artes, le dijo: “En mi casa muertos de hambre no tenemos”. Por suerte, mi familia, mi madre, que tuvo que hacer enfermería, me apoyaron.
Ch.A.: Vives y trabajas en Madrid. ¿No echas de menos Salamanca?
B.C.: Mucho, Salamanca es una ciudad espléndida para criar a tus hijos. En Madrid tenemos de todo y no tenemos tiempo de hacer nada. Yo no me puedo quejar, porque vivo en una zona residencial muy tranquila, con muchos parques, pero echo de menos el ir andando a cualquier parte. No descarto el regreso.
Ch.A.: Realizar este cartel ha sido una forma de regresar muy especial.
B.C.: Sí, es una hermosa responsabilidad. Me dio un poco de miedo, no quería ser irrespetuosa poniendo unos charros bailando dentro de la catedral. Por eso tienen un aire solemne. Incluí el edificio por mi gusto por la arquitectura, en este cartel, la Virgen está en el centro, pero no es el centro.
Ch.A.: Has dicho que querías que este cartel fuera una ventana abierta a las tradiciones.
B.C.: Quería mostrar historias que unieran el pasado con el presente, que no se pierdan el origen, que la fiesta no es eso de tomarnos dos vinos.
Ch.A.: ¿Vas a exponer próximamente en Salamanca?
B.C.: Sí, hablando con el Ayuntamiento, en la presentación del cartel les comenté que necesitábamos más salas de exposiciones, que a la gente de Salamanca le gusta ver arte, comprar arte. Me propusieron algunas salas y estoy muy contenta. Este cartel es muy especial para mí, tenía esa imagen de las tardes de tormenta en la carretera, el cielo encapotado, el campo amarillo. Un paisaje que me recuerda a mi hogar cada vez que vengo a Salamanca.