La anual “vuelta al cole” de los niños suele estar contemplada en la sociedad en general y también en muchos padres, sobre todo por los gastos que conlleva (más, supongo, en las escuelas privadas que en las públicas) y pasa a ser secundario el punto de vista psicológico y social sobre lo importante que es en la infancia todo cambio.
Por lo poco que se ha mostrado y debatido en los medios la decisiva importancia que tuvo para nuestros niños/as la experiencia de confinamiento que exigió la pandemia Covid19, en el sentido de producir un incremento muy significativo de psicopatologías muy significativas posteriores, parece que esta característica de los niños de gran sensibilidad a los cambios no termina de dársele la importancia que tiene en sus vidas. Y sin embargo, uno de los múltiples factores que desestabilizó a nuestros niños y adolescentes durante la pandemia fue su obligada ausencia física del colegio; fue un factor más, desencadenante de psicopatologías.
Las circunstancias familiares del niño/a en ese momento, las características del colegio y sobre todo la relación emocional de los alumnos con sus profesores y compañeros, decidieron más que ningún otro aspecto la reacción de los pequeños alumnos.
No he estudiado cuántas investigaciones se han realizado desde la psicología y la psiquiatría infantil, y desde las instituciones escolares en general, sobre cuántos aspectos de la vida social y familiar han cambiado a causa de la traumática experiencia del Covid y sus consecuencias en la vida afectiva infantil, pero me da la impresión de que ha habido muy escasas investigaciones.
Ponemos el acento a la hora de fijar la atención de nuestros hijos escolares, mucho más en el acoso infantil, que en la necesaria convivencia con los iguales. El acoso escolar es siempre traumático, pues es una experiencia de agresión por los semejantes, temporal y obligada a resolverse, pero la convivencia diaria y espontánea con los compañeros es tan necesaria para el desarrollo afectivo e intelectual del niño, que sin esa experiencia el niño tiene pocas posibilidades de un desarrollo normal de la sociablidad; y más necesario aún en la actualidad en la que la mayoría de las familias de padres jóvenes tienen solamente un hijo o hija. Los hijos o hijas únicos no tienen la posibilidad de vivir la experiencia decisiva de tener que hacer hueco al “intruso” recién nacido, ni de medirse con el hermano o compartir juegos y tareas con ella o él.
El momento de la vuelta al “cole” es el momento en el que los padres deben observar la actitud del hijo escolar: el deseo de volver es el mejor signo del niño para mostrar que el curso escolar que ahora empieza, será la etapa necesaria y positiva para su futuro.
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