Los prismáticos se diseñaron para poder ampliada la imagen de los objetos más distantes por medio de un juego de lentes y prismas. Son binoculares y, lógicamente, deben enfocarse por el lado adecuado para poder obtener el efecto deseado.
Resulta curioso comprobar cómo el lema que quiere difundirse cuando viene de la izquierda es distinto si lo hace desde la derecha. Basta con escuchar que Israel es un estado asesino, pero Hamás es una organización al frente de un estado demócrata que se distingue precisamente por respetar los derechos humanos. Como si China, Irán, Rusia y el mismo Marruecos no estuvieran en contra de la democracia y los derechos humanos. La izquierda fanática y el falso progresismo siguen siendo partidarios del llamado terrorismo cultural, o lo que es lo mismo: explotar a las masas a base de propaganda reiterativa, consignas que laven las mentes de los ciudadanos que pastorean a su antojo.
El propósito de esa izquierda siempre es el mismo: acabar con los hábitos occidentales, con la familia como soporte de la sociedad, con la propiedad privada como herramienta indispensable para una economía eficaz. Por su parte, ofrece una libertad que alguno convierte en libertinaje, la dejadez intelectual fruto de la cultura del mínimo esfuerzo, el ideal de una sociedad sin responsabilidades y, de paso, atacar a todo lo que huela a religión cristiana llevando a cabo ese método que tan bien maneja: la discriminación. Si se trata de remediar necesidades, se comienza por las comunidades que gobierna; se reparten aguinaldos a quienes tengan que votar por primera vez -jóvenes o inmigrantes- y, en el colmo de una injusticia que llega a ser caradura, se conceden descaradas prebendas a los partidos que puedan apoyarle en su sillón. Sin importarle lo más mínimo que tengan un pasado teñido de sangre o lleven en su ideario un reconocido odio a España.
En nuestro caso, el socialismo que sobrevive en la España de la transición siempre ha practicado el revanchismo a base de tergiversar la historia. Ante cualquier amenaza que llega de la derecha, los exaltados a sueldo vociferan a coro “No pasarán”. No deja de ser paradójico que cuando la evidencia salpica al PSOE – antes el ERE andaluz y ahora el ”caso Ábalos”- todos los partidos situados a su izquierda están dispuestos a pactar con él después de haberle tildado de corrupto ¿En eso consiste la superioridad moral de la izquierda? Lo que era corrupción imperdonable en la moción de censura a Rajoy se pretende frenar ahora apelando a la presunción de inocencia.
A la sombra de esta forma de entender la moral, estamos dividiendo otra vez a España entre buenos y malos. De ahí que el presidente de un gobierno que se tiene por democrático y progresista, después de haber perdido la mayoría social, invoque a esa falsa moral que proclama como primera condición que no gobierne la derecha. Esta ley del embudo llega a situaciones tan absurdas como la del “filósofo” Rufián diciéndole a Pedro Sánchez, desde la tribuna del Congreso: “La izquierda no puede robar. No podemos robar. Esta gente, si”. Sólo le faltó rematar su frase lapidaria con-“Esta pobre gente, sí”
Está claro que esa izquierda autosuficiente no tolera el debate democrático y huye de cualquier acuerdo con la derecha, si no es el propuesto por ella. Para qué discutir de algo que se da por irrefutable. Cree que su razonamiento es el único válido, aunque haya sido inducido por ciencia infusa. Está convencida de que los mensajes son buenos o malos según quién los proclame. Volvemos a la proclama maquiavélica de “el fin justifica los medios”
Como decíamos al principio, la izquierda se coloca los prismáticos dependiendo de cual es el objetivo. Si hay que enfocar a la izquierda, se mira por los oculares mayores, aquellos que empequeñecen la imagen hasta hacerla desaparecer; si lo que hay que ver con todo detalle es la derecha, se coloca de forma correcta y, para que nada se escape, tenemos una ruedecita para aumentar bla imagen según nos convenga.
Todo vale para eludir responsabilidades. Antes de nada, no decir nunca la verdad y, además, buscar la forma de dar la vuelta a la tortilla - aunque para ello haya que saltarse más de una legalidad- hasta que quede bien claro que los buenos están en la izquierda, “¡Que yo no he sido!” y que no puede volver a gobernar la derecha porque esta España -es decir, vosotros y yo- viviría una segura hecatombe.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.