El empresario guijuelense Víctor Rodríguez realiza un balance "muy positivo" de las fiestas patronales, calificándolas como un "motor económico y social". Destaca los más de 3.000 comensales en su restaurante VIRÓ y defiende los 600.000 € que invierte el Ayuntamiento de Guijuelo
Apenas unos días después de que el silencio volviera a las calles de Guijuelo, la resaca emocional y el ritmo frenético de las fiestas patronales todavía resuenan en sus negocios. Para el empresario Víctor Rodríguez, propietario de varios de los locales más emblemáticos de la villa, el balance es claro: "Ha sido una semana agotadora, intensa y de muchísimo trabajo, pero también muy gratificante".
Rodríguez califica la semana como "agotadora pero a la vez muy bonita". Describe la sensación de que, tras el chupinazo, "el tiempo corre en tu contra y no se para ni un minuto". Sin embargo, el esfuerzo se ve recompensado al ver "los locales llenos de vida, de reencuentros y de ambiente festivo".
Para el empresario en la semana de fiestas, la actividad en bares y restaurantes se multiplica. Asegura que son días en los que se nota un ambiente distinto en las calles. “La gente se anima mucho más a salir, tanto a cenar como a disfrutar del ambiente nocturno”, explica. Además de las cenas y las copas, destacan los reencuentros: familias y amigos que vuelven a verse, vecinos que regresan de fuera y un ambiente festivo que se respira “en cada rincón”. Todo ello se traduce en "locales llenos, reservas completas y una energía especial".
Este año ha marcado un punto de inflexión. "Hemos notado un cambio muy positivo en el restaurante. La demanda ha sido tan alta que en muchos momentos era imposible conseguir mesa en VIRÓ", explica. La cifra lo confirma: solo en el mes de agosto han atendido a más de 3.000 comensales, un dato que, según él, "confirma que la apuesta por ofrecer calidad y buen servicio tiene su recompensa".
Uno de los factores determinantes del éxito ha sido la afluencia de visitantes de fuera, atraídos por una programación musical de primer nivel. "Se apostó por traer a las orquestas más potentes, como Panorama y París de Noia, precisamente en los días más flojos para garantizar que Guijuelo estuviera lleno", detalla Rodríguez. Esta estrategia convirtió al pueblo en "un punto de referencia en todo agosto en Castilla y León", atrayendo a "muchísima gente de otras localidades".
Los días de mayor afluencia, según el empresario, fueron "sin duda, el sábado y también aquellos en los que actuaban las orquestas de primer nivel", convirtiendo los eventos en "auténticos imanes de público".
Coordinar un entramado de negocios que incluye el restaurante VIRÓ, el Pub London, Inquieto Premium Bar, un servicio de catering y el Jarana Music Festival, celebrado cinco días antes del chupinazo, requiere una organización milimétrica. Confiesa que “Lo más complicado son siempre los preparativos previos a las fiestas y coordinar todos los negocios a la vez. Sin embargo, la clave, según Rodríguez, ha sido "delegar y generar procesos".
El empresario ha querido destacar el papel fundamental de su equipo, un pilar sin el cual "nada de lo que hemos conseguido sería posible". Menciona explícitamente a los encargados generales en VIRÓ, Álvaro García y Andrés Rodríguez; al jefe de cocina, Pablo García; al equipo del Pub London, con Diego, Sergio y DJ MON; y a su socio en Inquieto Premium Bar, Pablo Quintana. En total, un equipo de más de 50 trabajadores que "han dado lo mejor de sí mismos y han trabajado como si la empresa fuera suya".
Víctor Rodríguez defiende con firmeza el impacto económico de las fiestas en la localidad. "Quien piense que los 600.000 € que invierte el Ayuntamiento de Guijuelo en las fiestas es un gasto se equivoca", sentencia. Para él, se trata de una inversión que hace que "en agosto el pueblo reviva y, con él, toda su economía local. Comercios, hostelería, hoteles... todo cobra vida".
Considera que sus propios negocios, VIRÓ y LONDON, aportan mucho a Guijuelo, el primero con "gastronomía en un enclave único" y el segundo como "ambiente joven y un punto de encuentro". A pesar de plantearse abrir en otras ciudades, su compromiso es firme: "Estoy a gusto aquí, es mi pueblo, y me hace ilusión que nuestras propuestas se vivan y disfruten en casa".
La conclusión final no deja lugar a dudas. "El balance no puede ser más positivo", afirma Rodríguez. "Hemos visto a Guijuelo lleno de vida, con la gente disfrutando tanto de la gastronomía como del ambiente festivo y nocturno".
El orgullo por el trabajo bien hecho es palpable: "Nos quedamos con la satisfacción de haber aportado nuestro granito de arena a unas fiestas inolvidables". Y sin apenas tiempo para descansar, la mirada ya está en el futuro, "vamos preparando las de 2026....".