Miguel Ángel Luengo ha elogiado la profesionalidad de los efectivos y ha denunciado con dureza la precariedad laboral de los bomberos forestales, exigiendo su reconocimiento profesional.
La noche del martes ha dejado una profunda cicatriz de tensión en la Sierra de Francia, aunque la rápida y profesional actuación de los servicios de extinción ha evitado una catástrofe mayor. Un incendio, originado por la caída de un rayo en plena tormenta eléctrica, ha puesto en vilo a los vecinos de La Alberca, movilizando un considerable operativo que ha trabajado sin descanso durante toda la madrugada. El alcalde de la localidad, Miguel Ángel Luengo, en una entrevista concedida a Radio Salamanca (SER), ha detallado los acontecimientos y ha lanzado una contundente reivindicación sobre la situación laboral de quienes luchan en primera línea contra las llamas.
Todo comenzó pasadas las diez de la noche. "Empezó a llover y ya de noche cerrada a las diez y pico empezó a llover y llegaron tormentas", ha relatado el alcalde. La naturaleza, que en ocasiones trae el alivio del agua, esta vez descargó su furia. "Hubo dos rayos que pasaron muy cerca, y enseguida ya dieron el aviso de que había un foco en La Alberca, provocado por uno de esos rayos", ha confirmado Luengo.
La alarma se extendió rápidamente, avivada por el nerviosismo colectivo y el recuerdo de otros grandes incendios recientes, lo que llevó al repique de las campanas del pueblo, una medida que el propio alcalde ha considerado quizás excesiva. "Yo creo quer fue muy precipitado que se tocaran. A ver, peligro siempre hay, porque el fuego es peligroso, hacía viento, pero se tocan las campanas para avisar a la población", ha matizado.
La respuesta al aviso ha sido inmediata. Los primeros en llegar al lugar han sido los efectivos de la autobomba de La Alberca, un vehículo conveniado con la Diputación. Sin embargo, la complejidad del terreno, de muy difícil acceso, ha hecho crucial la intervención de un actor clave. "El primero que se ha movilizado fue el agente ambiental de aquí de La Alberca, que fue el que también conociendo más el terreno, nos llevó al mismo foco del fuego, a la misma cabeza del fuego", ha destacado el alcalde. Su conocimiento del entorno ha sido fundamental para guiar a las cuadrillas terrestres, y a las autobombas de la Junta de Castilla y León que se sumaron al dispositivo.
Con el paso de las horas, el operativo se ha reforzado con la llegada de más medios. "Una hora más tarde, empezaron a llegar otros medios, como por ejemplo, bomberos de Tamames, Ciudad Rodrigo y El Maillo", ha enumerado Luengo. A pesar de la eficacia demostrada, el alcalde ha reconocido que en estas situaciones, la sensación es que los recursos nunca son suficientes. No obstante, ha elogiado la gestión de la emergencia: "la labor del agente ambiental, que supo enseguida dónde localizar a los medios y cómo se atacó, pues la verdad es que ha sido muy buena, muy profesionales".
Más allá de la crónica del suceso, Miguel Ángel Luengo ha aprovechado la ocasión para poner sobre la mesa una reivindicación histórica y urgente: el reconocimiento profesional de los bomberos forestales. Con una claridad meridiana, el alcalde ha denunciado la precariedad de estos trabajadores, que arriesgan su integridad física por un reconocimiento y un salario que no se corresponden con su labor.
"Desde aquí quiero yo también indicar que los bomberos no son reconocidos como tal, que ahora mismo son peones y se están jugando la vida por 1.200 o 1.300 euros, cuando están al frente y se matan porque no se queme ni un metro cuadrado más", ha sentenciado Luengo. Sus palabras resuenan como un llamamiento directo a la administración competente. "Debemos pedir que se reconozca la categoría de bomberos, porque realmente están haciendo las funciones de bomberos. Esa es una de las peticiones que habría que hacer de una manera ya breve a la consejería", ha insistido.
El espíritu solidario de los albercanos también se ha hecho presente. "Hay muchos vecinos que enseguida, desde el minuto uno, quisieron actuar como voluntarios", ha explicado el alcalde. Sin embargo, desde el puesto de mando se tomó la decisión de no permitir su participación, una medida basada en la prudencia y la seguridad. "El lugar era de difícil acceso, era de noche, el desconocimiento de mucha gente... la buena voluntad, sí, pero muchas veces el peligro es mayor que lo que parece", ha argumentado. La decisión, consensuada entre el agente ambiental y el propio ayuntamiento, buscaba evitar riesgos innecesarios para personas sin la formación ni el equipo adecuados. "No hubo participación, no porque no quisieran ellos, sino porque creo que era peligroso haber metido allí gente sin experiencia y sin conocimiento".
Ya por la mañana, la situación era de un optimismo cauto. El fuego está perimetrado y los retenes trabajan en las labores de enfriamiento. "No está extinguido, pero poco faltará, está controlado", ha informado el alcalde. Paradójicamente, la misma tormenta que trajo el fuego ahora deja caer una lluvia que ayuda en las tareas de extinción, aunque la alerta por nuevos rayos se mantiene. La noche ha sido larga en la Sierra de Francia, pero ha dejado una lección de profesionalidad y una reivindicación que no debería caer en saco roto.
Foto y vídeo del Ayuntamiento de La Alberca