Los feriantes de Salamanca alertan de la situación actual: "Está todo más flojo, se está notando bastante"
Foto de archivo de las ferias en la Aldehuela. En pequeño, Ángel Lerma
El sector afronta un verano complicado marcado por la drástica subida de costes, la acuciante falta de personal y un cambio en los hábitos de consumo que concentra al público en los fines de semana
El inconfundible aroma a algodón de azúcar, la música vibrante y el destello de las luces de neón son el alma de las fiestas populares. Sin embargo, detrás de esta fachada de alegría, el sector de las atracciones de feria libra una batalla silenciosa contra una tormenta de desafíos económicos. En una conversación con este periódico, Ángel Lerma, una de las voces autorizadas de los feriantes, desgrana la compleja realidad de un negocio tradicional que lucha por sobrevivir.
La conclusión es directa y sin rodeos, tal como la expresa el propio Lerma: "Pues está todo más flojo, se está notando bastante". Esta percepción no es una sensación aislada, sino el reflejo de una crisis que afecta a los cimientos de su actividad.
Uno de los principales escollos es el incremento generalizado de los gastos operativos. Desde el combustible para transportar las atracciones hasta las facturas de la luz, cada partida ha sufrido un aumento considerable. "Está todo muy caro, pero no solo nuestro sector, sino el transporte y demás", detalla Lerma, quien añade que "la luz, carísima, ha vuelto a subir".
Este encarecimiento se traslada inevitablemente al consumidor final, lo que provoca un cambio en el comportamiento de los visitantes. Las ferias, que antes garantizaban un flujo constante de público, ahora ven su actividad concentrada en apenas un par de días. "Se concentra como en un día, ¿no? Entonces, son muchos días", explica el feriante, poniendo como ejemplo ferias como la de Santa Marta, donde la afluencia masiva se limita al sábado.
En Salamanca, la situación es similar. Las familias, especialmente las trabajadoras, deben elegir un día concreto para disfrutar de las atracciones debido al gasto que supone. "Bájate a las ferias con dos críos o vamos el sábado o vamos el día del niño", ejemplifica Lerma.
La doble crisis: la falta de personal y la competencia por la novedad
A la crisis de costes se suma una profunda falta de personal cualificado. Encontrar trabajadores dispuestos a aceptar las condiciones itinerantes del oficio se ha convertido en una misión casi imposible. "Nadie quiere trabajar", sentencia Lerma, quien aborda una de las realidades más complejas del sector: la contratación.
Otro frente de batalla es la competencia, no solo con otras formas de ocio como los centros comerciales, sino también con otras ciudades por atraer las atracciones más espectaculares. Traer una gran novedad a Salamanca, compitiendo con plazas como Valladolid, supone un esfuerzo económico que no siempre es asumible. "Por mucho que quiera uno ayudarle, a veces es inviable y hasta imposible traerlas", lamenta, explicando que las empresas propietarias de estas grandes atracciones a menudo solicitan ayudas, como la exención de tasas de suelo o luz.
En medio de este panorama de dificultades, Ángel Lerma destaca la excelente sintonía con el Ayuntamiento de Salamanca como un factor clave de cara a las próximas ferias y fiestas del mes de septiembre. "Esa es la ventaja que tenemos, que con el ayuntamiento hay muy buena relación, se intentan hacer las cosas todos los años lo mejor posible", subraya.
Esta colaboración se traduce en un esfuerzo conjunto por garantizar la máxima seguridad, con revisiones exhaustivas que se realizan "en colaboración con bomberos y Policía Local".
Además, adelanta y confirma dos fechas clave para los salmantinos: el tradicional Día del Niño se celebrará el 21 de septiembre, y las atracciones alargarán su estancia un fin de semana adicional, los días 26, 27 y 28 de septiembre, para maximizar el disfrute de la ciudad.
