Quieren hacernos creer que todo el mundo tiene moral aunque algunos no sepan encontrarla. Se empeñan en blanquear el mal pero siempre sale su fondo negro. No es necesario ir a prisión o a los psiquiátricos para dar con un psicópata. Basta con buscar en los círculos de poder que mueven el mundo; o más cerca en nuestro propio entorno laboral y social.
Los sociópatas y psicópatas suelen parecernos más encantadores que la mayoría de la gente. No muestran afecto, pero nos analizan y saben cómo tratarnos para conseguir sus fines. Suelen ser aquellos jefes o compañeros de trabajo a los que les gusta hacer pasar por el aro a la gente sólo por el placer de verla humillarse. Son aquellas personas que se casan para parecer normales, pero que no muestran amor por su cónyuge una vez que la fascinación inicial se desvanece. Cuanto más se asciende en la escala social de poder y control, mayor es el número de sociópatas que encontraremos. Suelen ser la causa de de injusticias sociales, y económicas, de muchos conflictos, y de la crueldad y falta de empatía que nos rodea. De la banalidad del bien y del mal en que vivimos.
Los rasgos psicopáticos que les ayudan a triunfar suelen ser la locuacidad y el encanto para darse brillo, adornados por la falta de empatía y conciencia, el ego desmesurado, una gran capacidad de mentir sin remordimientos. Fingen emociones. Estudian a los demás y aprenden a imitarlos, con el único fin de manipularlos para satisfacer sus deseos. Hay sectores de la sociedad donde es particularmente difícil tener éxito si uno no tiene ciertos rasgos de psicopatía
Parece que los psicópatas han moldeado la sociedad actual, y la han hecho más sociópata, y los que no son psicópatas han tenido que aprender a actuar de una forma un tanto psicopática para salir adelante. Cada vez hay más terror a actuar con normalidad pues enseguida quedas al descubierto y te atacan. Los psicópatas tienen ventajas reales al no importarles los sentimientos de los demás. Por eso hacen cosas que una persona normal no haría, como manipular, mentir, seducir con un encanto superficial pero vacío, arruinar la vida de otros. Una persona normal, que tiene ansiedad, que tiene remordimientos se detiene ante ciertos límites, lo que hace que sea bueno. Si no tienen esos sentimientos, las posibilidades son muchísimos mayores. La verdadera religiosidad, hoy testimonial, siempre fue un freno. Hoy en día en nuestra sociedad ante la falta de valores y creencias un psicópata tiene mucho más margen de acción que alguien que no lo sea.
La mayoría nacen, por lo que, al no tener sentimientos, no tienen motivación para cambiar, algunos pocos se hacen; y sólo dejan de arruinar la vida de los demás cuando son viejos y les da pereza. Está claro que si un allegado o persona del entorno, un compañero de trabajo, o su pareja, pueda ser un psicópata, hay que tomar conciencia, y poner los medios para que no le arruine la vida. Lo mejor es abandonarlo.
A veces en el ámbito periodístico también se premia el comportamiento psicópata. Si se escriben artículos, o se hacen reportajes amables, educados, correctos en términos muy positivos, tienen poca lectura o seguimiento, parece que no gustan; de modo que si nos comportamos como una persona honesta, el producto es un fracaso. España es un país que se avergüenza de su historia y se complace con su miseria, lo que da que pensar sobre quiénes nos dirigen.
La última crisis económica mundial, el sí es sí o el no es no, el nosotr@s frente a vosotr@s, el todo vale si eres de los míos, el blanquear terrorismos, religiones, tendencias, comportamientos y razas, es una ilustración del daño que un comportamiento manipulador, calculador y sin escrúpulos, puede causar sobre la sociedad. Sin olvidarnos de los variados ejemplos de la historia reciente sobre donde acaba un país, que es gobernado por alguien de moral distraída o que ampara o tapa la corrupción, el nacionalismo excluyente, la migración descontrolada, etc. Lo sorprendente es que las empresas, la sociedad, los políticos, los ciudadanos en general no comprendan o no quieran ver que la presencia de estos sujetos es perjudicial a largo plazo. Será que la avaricia, codicia y la soberbia siempre producen ceguera. Las empresas acaban cayendo, los gobiernos se corrompen, se cometen actos fraudulentos de todo tipo, la sociedad se degrada, etc.; en pocas palabras se acaba mal.
La calidad moral de las personas está en su corazón, y después en sus obras. Si se deja de lado a Dios nos volvemos insensibles al pecado, y los límites entre el bien y el mal, entre lo justo y lo equivocado, incluso entre lo humano e inhumano, cada vez van desapareciendo.
Ha tenido que llegar Trump para empezar a frenar las estrategias de destrucción de la economía y la sociedad occidental. Cuando menos cuestionarlas. La estafa climática queda al descubierto. La administración Trump publica por primera vez un informe que la niega. Rechaza que las emisiones de CO2 sean una amenaza contra la salud pública. Por su parte Rusia empezará ensayos en humanos de una vacuna contra el cáncer que se distribuirá de forma gratuita a los pacientes. Se intentan corregir errores.
La gente no roba por necesidad, por necesidad la gente se levanta temprano y va a trabajar, no romanticemos la delincuencia. Parece que les hemos lanzado a los de Gaza raciones de comida hechas con cerdo, estamos muy mal. No es de extrañar que en Valencia sigan esperando las ayudas. La justicia social es una idea de resentidos y envidiosos. Estos días estamos aprendiendo que no hay delito que no pueda ser tolerado por un socialista cuando lo comete un socialista. Es hasta brillante falsificar títulos universitarios. Hay gente que los usa hasta para tomar decisiones de gobierno de este país.
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