La muestra, con fondos de la Filmoteca de Castilla y León, reúne 91 fotografías, 70 postales y dos películas, y exhibe por primera vez imágenes del fotógrafo Manuel Escudero
La sala de exposiciones de la Torre de los Anaya se convierte desde hoy en una ventana al pasado de Salamanca con la inauguración de una nueva y evocadora muestra. Bajo el título ‘Salamanca, un paseo de verano. Entre la Plaza y el río (1853-1975)’, la exposición propone un viaje en el tiempo a través de más de un siglo de imágenes que capturan la esencia y la transformación de la ciudad.
Organizada por el Ayuntamiento de Salamanca en estrecha colaboración con la Filmoteca de Castilla y León, dependiente de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, esta exposición ofrece un recorrido visual que abarca desde la segunda mitad del siglo XIX hasta finales del XX, centrando su mirada en el icónico itinerario urbano que conecta la Plaza Mayor con el río Tormes.
Un recorrido visual inédito por la Salamanca del pasado
La exposición se compone de un valioso conjunto de 91 imágenes fotográficas y 70 postales, complementado por la proyección de dos trabajos cinematográficos. El principal atractivo de la muestra reside en la exhibición, por primera vez, de 30 fotografías pertenecientes a la colección familiar del fotógrafo Manuel Escudero (1916-1991), un tesoro visual hasta ahora desconocido para el gran público.
Junto a la obra de Escudero, la selección fotográfica incluye el trabajo de otros maestros del objetivo que inmortalizaron la ciudad. La lista completa de fotógrafos representados es:
Además, la muestra se enriquece con 70 postales, fechadas entre 1901 y 1975, procedentes de la colección de Conrad y Margarita Kent y de los fondos propios de la Filmoteca. La parte audiovisual está representada por dos películas de Luis Cortés y Paulette Gabaudan: El río (1959), un cinepoema sobre el Tormes y su vida a las orillas, y Un domingo (1962), que retrata las costumbres dominicales de los salmantinos.
Nacido en Tamames en 1916, Manuel Escudero se trasladó a Salamanca siendo un niño, donde cultivó sus dos grandes pasiones: el atletismo y la fotografía. Compartió aficiones y una profunda amistad con José Núñez Larraz, junto a quien vivió un episodio que marcó sus vidas: el 18 de julio de 1936, al viajar a la Olimpiada Popular de Barcelona, fueron movilizados por el ejército republicano, no pudiendo regresar hasta 1940.
Posteriormente, Escudero fue presidente de la Federación Salmantina de Atletismo durante 25 años. Aunque se dedicó profesionalmente al negocio familiar de joyería, nunca abandonó su cámara, fotografiando por placer escenas urbanas, rurales y la vida cotidiana de Salamanca. En 2004, su hijo, Sebastián Escudero Cordón, depositó en la Filmoteca de Castilla y León un fondo de 1.916 imágenes tomadas entre 1950 y 1965.
La visita a esta exposición es una oportunidad única para redescubrir la ciudad a través de una mirada histórica y artística.