La tertulia ‘Artesanos de hoy’ reunió a cinco maestros de distintos ramos, con trayectorias ricas y variadas en sus proyectos artesanos, quienes expusieron, hablando desde la experiencia personal, su visión en relación con el futuro de la artesanía
La XV edición de Feria de Artesanía, que reunió en Monleras a más de veinte artesanos de oficio el pasado domingo 27 de julio, acogió una mesa de reflexión y debate sobre los desafíos que tiene por delante la actividad artesana en un mundo en cambio.
La tertulia ‘Artesanos de hoy’ reunió a cinco maestros de distintos ramos, con trayectorias ricas y variadas en sus proyectos artesanos, quienes expusieron, hablando desde la experiencia personal, su visión en relación con el futuro de la artesanía:
-Rodrigo Álvarez Nicieza
-Ángel Barroso García
-Celina Maria Fernandes
-Pedro Pablo Bobo Sequeros
-Isabel García Sevillano
Sus intervenciones dieron pie a una interesante reflexión en voz alta que fue entretejiéndose con las aportaciones de las personas asistentes a la mesa, en su mayor parte artesanos y artesanas en activo, en una tertulia abierta en la que se abordaron cuestiones de interés común y se compartieron las preocupaciones, dificultades y oportunidades que ven quienes han hecho de la artesanía su proyecto de vida.
Surgió el debate sobre el concepto de artesanía en nuestro tiempo, un interrogante que presenta nuevas aristas en la actual sociedad tecnológica: ¿qué es hoy artesanía y qué no lo es?, ¿qué criterios establecer cuando los límites entre la creación artística, los avances técnicos y la idea de creación de piezas únicas e irrepetibles se desdibujan?
Se habló, cómo no, de la presión del mercado, lo difícil que se hace defender el trabajo personal de cada artesano, su libertad creativa, cuando hay que sobrevivir a costa de hacer ferias –muchas de las cuales no son más que mercadillos–, descuidar el taller y sacrificar la calidad al producto estándar, fácilmente vendible. La homogeneización cultural que ha traído consigo el proceso de globalización ha ido sustituyendo las piezas artesanas por el consumo de objetos industriales producidos en serie. Artesanos con largas trayectorias echan en falta y reivindican el espacio de libertad de pensamiento, de acción y creación que de alguna manera han ido perdiendo.
El aprovechamiento de los recursos del territorio para la sostenibilidad de los proyectos es otro reto que se apuntó. Qué interesante sería, por ejemplo, rescatar el conocimiento tradicional acerca de la lana y construir un proyecto potente para no desperdiciar este recurso hoy infravalorado.
Una faceta que se debería explorar más es el uso de la artesanía con fines terapéuticos. En una sociedad digitalizada en exceso, la actividad manual y el trabajo artesano pueden contribuir a la sanación de personas afectadas por traumas psíquicos o problemas de salud mental y, sin lugar a dudas, siempre será un buen antídoto frente a la inactividad de las pantallas y las redes sociales que atrapan y aíslan; la artesanía es una labor silenciosa que ayuda a reconectar con el interior de la persona y a reconstruir espacios de relación intergeneracionales y comunitarios.
Otro tema abierto fue el de la inercia de las instituciones, que están dejando perder el inmenso patrimonio cultural acumulado durante siglos–que desaparece inexorablemente cuando no se asegura la continuidad en el oficio– y miran para otro lado sin tomar medidas que garanticen la transmisión del conocimiento a las generaciones y el apoyo necesario a quienes se deciden a poner en marcha una iniciativa, con normativas flexibles y ayudas reales. La falta de continuidad en casi todos los oficios tradicionales es un gran problema que no se está abordando de manera adecuada.
Por ello, algunas voces reclaman el valor testimonial de lo pequeño y lo cercano, el trabajo que se está realizando a escala local –y Monleras es un ejemplo– por dignificar la artesanía y mejorar las condiciones de vida de quienes han optado por poner en marcha un proyecto personal en este campo. En este sentido, tienen especial relevancia las redes de intercambio de experiencias y apoyo mutuo y cooperación, capaces de vertebrar territorios y sostener comunitariamente alternativas que obedecen a otro tipo de lógicas y escalas de valores no mercantilistas. Es el caso del proyecto de cooperación transfronteriza ‘RE-CORDARE’, que trata de rescatar el valor social, cultural y económico del patrimonio inmaterial de nuestros pueblos, como elemento capaz de dar vida a las comunidades rurales.
Propiciar alternativas de futuro para la artesanía, de manera que se convierta en un recurso al servicio de la revitalización de nuestras comunidades rurales, es uno de los objetivos fundamentales del proyecto Interreg ‘RE-CORDARE: Re-sentir la cultura y el patrimonio en el territorio transfronterizo’ en el que participa el Ayuntamiento de Monleras, en el marco del cual se ha impulsado esta Feria, dándole una nueva proyección en esta perspectiva de cooperación con Portugal.