Cáncer de cabeza y cuello: 85 nuevos casos en Salamanca, el triple en hombres que en mujeres

Un total de 85 nuevos casos de cáncer de cabeza y cuello han sido diagnosticados en el último año en la provincia de Salamanca. Esta cifra, lejos de ser una mera estadística, representa 85 historias personales y familiares que se enfrentan a una patología compleja y subraya la necesidad imperiosa de reforzar la concienciación social y la detección temprana.

Cada 27 de julio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, una jornada, impulsada a nivel global por la International Federation of Head and Neck Oncologic Societies (IFHNOS), que busca precisamente arrojar luz sobre una enfermedad que, aunque menos mediática que otras, tiene un impacto devastador en quienes la padecen.

El análisis de los datos salmantinos revela una marcada brecha de género, una tendencia que se observa también a escala mundial. Del total de 85 diagnósticos, 63 corresponden a hombres y 22 a mujeres, lo que evidencia una incidencia casi tres veces superior en el sexo masculino y orienta de manera clara las futuras campañas de prevención y sensibilización.

Radiografía de la enfermedad en Salamanca

Para comprender el alcance real de esta enfermedad, es fundamental desglosar los diagnósticos según la localización específica del tumor. Cada tipo presenta desafíos únicos, ya que afectan a órganos implicados en funciones tan vitales como el habla, la deglución o la respiración, requiriendo un abordaje altamente especializado y multidisciplinar.

• Cáncer de labio y cavidad oral: Es el más frecuente en Salamanca, con un total de 36 casos (23 hombres y 13 mujeres).
• Cáncer de laringe: Se posiciona como el segundo más común, con 26 diagnósticos. La disparidad de género es aquí abrumadora, con 23 hombres y solo 3 mujeres afectadas.
• Cáncer de orofaringe: Se han detectado 9 casos en total (7 hombres y 2 mujeres). Este tipo de tumor está fuertemente asociado a la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH).
• Cáncer de hipofaringe: Registra 6 casos, de los cuales 5 son hombres y 1 es mujer.
• Cáncer de glándulas salivares: Se han contabilizado 5 casos, con una distribución más equilibrada (3 hombres y 2 mujeres).
• Cáncer de nasofaringe: Es el menos común de los registrados en este periodo, con 3 casos (2 hombres y 1 mujer).

¿Qué es el cáncer de cabeza y cuello?

El término ‘cáncer de cabeza y cuello’ no se refiere a un único tipo de tumor, sino que agrupa a un conjunto de tumores malignos que se originan en las células escamosas. Estas células recubren las superficies mucosas de diversas áreas como los senos paranasales, la faringe (garganta), la laringe (el órgano de la voz), la cavidad oral (incluyendo labios y lengua) y las glándulas salivares.

Es crucial diferenciarlo de otras patologías. Tumores cerebrales, oculares, de esófago o de tiroides, aunque localizados en la misma región anatómica, no se clasifican bajo esta denominación y tienen un origen y tratamiento distintos. La diseminación de estos carcinomas suele ser local o hacia los ganglios linfáticos del cuello, lo que a veces permite detectar células cancerosas en ellos sin un tumor primario claramente visible.

Factores de riesgo y prevención

La identificación y el control de los factores de riesgo son fundamentales. A nivel mundial, el cáncer de cabeza y cuello es el sexto tipo más común y, aunque afecta a personas de cualquier edad, su diagnóstico es mayoritario en mayores de 50 años.

El consumo de tabaco y alcohol se sitúa a la cabeza como el principal causante, especialmente en los cánceres de cavidad oral, hipofaringe y laringe. La combinación de ambos hábitos no solo suma riesgos, sino que los multiplica exponencialmente, creando un cóctel de alto peligro para la salud.

En los últimos años, ha emergido con fuerza otro factor determinante: la infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH). Particularmente el VPH tipo 16 es un agente crucial en el desarrollo de cánceres de orofaringe. Se estima que la infección crónica por VPH es responsable de casi el 75% de estos tumores específicos, lo que ha cambiado el paradigma de la prevención.

Otros factores que aumentan el riesgo incluyen: el consumo de betel masticable (conocido como “paan”); exposiciones laborales a sustancias como polvo de madera, amianto, níquel o formaldehído; haber recibido radiación previa en la zona; la infección por el virus de Epstein-Barr (VEB), asociada al cáncer de nasofaringe; y una higiene bucal deficiente, déficits vitamínicos (A y C) o trastornos genéticos como la anemia de Fanconi.

Señales de alerta: ¿cuándo consultar al médico?

Uno de los mayores desafíos de esta enfermedad es que sus síntomas pueden ser variados y confundirse con afecciones comunes y menos graves. Por ello, la vigilancia y la consulta médica temprana ante cualquier signo persistente son vitales. La detección precoz mejora drásticamente el pronóstico. Las señales de alarma generales a las que la población debe estar atenta son:

• La aparición de un bulto o nódulo persistente en el cuello.
• Llagas o úlceras en la boca o la garganta que no curan y resultan dolorosas.
• Dolor de garganta que no desaparece tras un tiempo prudencial.
• Dificultad o dolor al tragar (disfagia).
• Cambios en la voz o ronquera (disfonías) que se prolongan más de dos o tres semanas.
• Sangrado nasal frecuente o congestión en un lado de la nariz que no mejora.
• Inflamación de las encías o problemas de ajuste con las prótesis dentales.
• Adormecimiento facial o parálisis inexplicable de músculos de la cara.

El otro 'cáncer de cabeza': los tumores cerebrales

El término 'cáncer de cabeza' puede referirse a dos tipos: el de cabeza y cuello, mencionado con anterioridad, pero también a los tumores cerebrales, que son crecimientos de células anormales en el propio tejido cerebral.

De estos últimos, durante 2024 se diagnosticaron 36 casos de tumores cerebrales en Salamanca (20 en hombres y 16 en mujeres), lo que representa una tasa de incidencia de 12 casos por cada 100.000 habitantes. Estos pueden ser primarios (originados en el cerebro) o metastásicos (procedentes de otros cánceres), y sus síntomas difieren notablemente, incluyendo dolores de cabeza, náuseas, convulsiones o cambios de personalidad.

Aunque las cifras de Salamanca imponen respeto, su incidencia es inferior a la de otros tumores como el colorrectal, el de próstata o el de mama, su impacto en funciones vitales lo convierte en una patología especialmente agresiva. La información y la prevención son, hoy más que nunca, las mejores herramientas para combatirla.