A propósito del partido España-Italia jugado el viernes pasado para los Cuartos de final de la Eurocopa, surgen estas reflexiones poco frecuentes entre el fútbol (primer espectáculo de masas) y la política.
Repasando la relación de este deporte y su relación con la política en el pasado, solo nos viene el argumento clásico y muy repetido de que el fútbol, sobre todo en los países dictatoriales o autoritarios, siempre ha servido como “opio del pueblo”.
Pero esta vez, la positiva influencia de los éxitos de los clubs femeninos y las anécdotas que han acompañado esos éxitos, han determinado que este tema del deporte femenino no tenga nada que ver con lo que ha representado políticamente el fútbol masculino y los intereses políticos derivados, por el poder establecido.
En su corta pero intensa historia, el fútbol femenino ( al menos en España) se ha convertido en un elemento fuertemente positivo para el desarrollo del ideario feminista. Y esto no ha sido planificado ni manipulado por algún grupo político o ideológico, sino producto de la pura espontaneidad de todos los miles de mujeres, protagonistas, jugadoras y miles de seguidoras que desde el principio se han apropiado de ese campo nuevo, sin peleas ni cobardías, sino expresando la naturaleza femenina desprovista de prejuicios conservadores. Los grupos de jóvenes futbolistas han exhibido las numerosas capacidades ( la mayoría hasta ahora de propiedad exclusiva de los hombres) necesarias para un eficaz juego grupal; tanto las capacidades físicas, fortaleza, resistencia, agilidad, entrenamiento, como las capacidades sociales, identificación con el grupo, respeto a las normas del juego, a la autoridad del árbitro ,etc. están tan claramente presentes en el juego de las mujeres futbolistas, como lo han estado, incluso con más rigurosidad, en la época exclusivamente masculina.
Pero la subjetividad masculina tiene aún muchas resistencias a percibir sin prejuicios deformantes esta capacidad deportiva, independiente del género. Aún ayer, un comentarista de El País comentaba el partido España-Italia calificando al juego del equipo español en el partido del viernes pasado como ¡poco brillante!; claramente la mirada de este periodista deportivo está empañada de largos años de observar solo fútbol masculino y aún, como una fantasía infantil inconsciente, buscaba “más brillantez” cuando sus ojos no parecen soportar ni un poquito de “brillantez” deportiva femenina. En el partido de ayer el equipo español tuvo un juego que claramente puede ser calificado de brillante, eficaz, poderoso, grupal y valiente.
La asignatura que estudié hace muchos años en mi carrera, Psicología diferencial, no nos sirvió a los alumnos para conocer dónde están las diferencias entre el mundo femenino y el mundo masculino. Ahora las estamos viendo y aprendiendo.
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