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Lucy y Kross, dos perros guías que son esenciales para ayudar a sus dueños
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HISTORIAS

Lucy y Kross, dos perros guías que son esenciales para ayudar a sus dueños

Actualizado 15/07/2025 08:55

No todos los héroes llevan capa; algunos llevan arnés y caminan sobre cuatro patas. Son los perros guía, compañeros indispensables que se convierten en los ojos de quienes no pueden ver, ofreciendo autonomía, seguridad y una lealtad inquebrantable

No todos los héroes llevan capa; algunos llevan arnés y caminan sobre cuatro patas. Son los perros guía, compañeros indispensables que se convierten en los ojos de quienes no pueden ver, ofreciendo autonomía, seguridad y una lealtad inquebrantable.

Este es el caso de Lucy, la compañera de Dani y de Kross, el fiel compañero de Paco. Conocemos sus historias a continuación.

Lucy, la perra guía que acompaña a un deportista ciego de élite: “Es más que una compañera”

La historia de Daniel Martín Anaya, un deportista salmantino que ha competido en tiro con arco durante muchos años y Lucy, su perro guía, es un testimonio de este vínculo extraordinario. Una relación que no comenzó en una Calle de Salamanca, sino a m á s de 6.000 kilómetros, en una escuela de adiestramiento de Detroit. Un viaje que ha sido mucho más que un simple traslado geográfico; ha sido el inicio de una simbiosis perfecta entre un hombre y su compañera de cuatro patas.

Hace más de cinco años, Daniel se encontraba ante una larga espera: la lista para recibir un perro guía a través de la escuela de la ONCE en Madrid era de cuatro años. Sin embargo, surgió una alternativa que acortaba el proceso a la mitad, aunque implicaba un cambio de continente. Gracias a un convenio de la ONCE con una prestigiosa escuela en Michigan, en Estados Unidos, se abrió una puerta inesperada.

“Me dieron la oportunidad de ir en dos años a Estados Unidos, a por Lucy, y fui para allá”, relata Daniel. La experiencia fue una inmersión total. Durante un mes, vivió en el centro de adiestramiento, un lugar que funcionaba “casi como un hotel”, con el único objetivo de construir los cimientos de su futura relación con Lucy. “Recuerdo que estuvimos un mes en la escuela adaptándonos uno al otro, haciendo los recorridos con el perro por la ciudad. Y la verdad que fue una experiencia muy bonita”, recuerda.

El regreso a España supuso el primer gran desafío. El contraste cultural no era solo humano, sino también ambiental, y Lucy lo notó de inmediato. Una sobrecarga sensorial fue el principal obstáculo a superar. “En EEUU el perro se distraía menos por la calle, por lo que se paraba menos veces en un trayecto. Aquí era al contrario y eso es lo que más me costó enseñarle a Lucy”, confiesa.

Una vez superada la adaptación, Lucy se convirtió en una extensión de Daniel. Le acompañó a todas partes: a la Facultad de Educación, a sus entrenamientos de tiro con arco o a paseos por el parque. En el ámbito deportivo, su comportamiento fue ejemplar. “El tiro con arco yo pensaba que le iba a asustar por el ruido pero no, la verdad es que fue todo lo contrario y nos sorprendió a todos”, comenta con orgullo. Mientras Daniel se concentraba en la diana, Lucy esperaba tranquilamente, tumbada junto al arco de repuesto, en un despliegue de calma y profesionalidad. “No hacía ningún ruido y no había

ningún problema”, asegura. Pero esto solo pasaba en las competiciones nacionales ya que en otros países, cuando iba a competir, el perro guía no podía acompañarle y se tenía que quedar fuera.

Recientemente, el deportista se ha ido a vivir lejos de Salamanca, aunque asegura que “la echa de menos”. La vida le ha llevado a un nuevo destino: Arguineguín, en Gran Canaria. El motivo del traslado fue una recomendación médica ya que tanto Daniel como su hermano padecen una enfermedad degenerativa de la vista, y un clima más estable y templado como el canario podría ser beneficioso para su salud. “El médico de Salamanca nos aconsejaba vivir en un sitio donde hubiese una temperatura más estable”, señala. Lucy, una vez más, se ha adaptado, siendo el calor del suelo el principal reto inicial.

Su petición es sencilla pero fundamental: “Lo que me gustaría pedirle a la sociedad es que cuando van por la calle y ven un perro guía, antes de ir a tocarles directamente, que nos pregunten a nosotros”. Este gesto permite al usuario soltar el arnés, la herramienta que indica al perro que está “de servicio”. Una vez liberado, el animal puede recibir cariño sin que suponga una distracción que podría poner en riesgo a ambos. “Si se mueve el perro para todos lados, lo muevo yo y claro, es un lío tremendo”, concluye.

Para Daniel, Lucy, que ahora tiene 7 años, es mucho más que una ayuda técnica. Es su compañera, su confidente y una facilitadora social. “Yo lo digo siempre, no solamente es un perro, es mucho más porque ella me ayuda a salir a la Calle, que es muy importante conocer gente”, concluye.

“Somos una unidad”: la inseparable unión entre un usuario y su perro guía

Más allá de un simple animal de asistencia, es un compañero de vida, una extensión de los sentidos y, en definitiva, la otra mitad de una unidad inseparable. Así define Francisco Moreda, usuario de la ONCE Salamanca, la relación con Kross, su perro guía desde 2016. “Las 24h del día está conmigo y en cuanto yo me levanto está detrás de mí, es muy obediente y lo hace muy bien. Somos uno los dos”, afirma con rotundidad.

Esta conexión es la culminación de un trabajo diario que garantiza la seguridad y autonomía de las personas con discapacidad visual. “El perro guía es un perro de movilidad”, explica Moreda. Su función va más allá del bastón, ya que el animal se anticipa a los imprevistos del entorno urbano.

“Lo bueno de tener uno es que cualquier obstáculo al que vas a llegar él ya lo está controlando. Si hay una valla en un sitio y al día siguiente la cambian, el perro lo localiza antes y ya avisa. Nosotros vamos agarrados al asa y así el perro ayuda a la persona que va guiando”, detalla Francisco, quien actualmente también preside la Asociación de Usuarios y Amigos del Perro Guía de Castilla y León.

Para que esta labor sea efectiva, la concienciación social es fundamental. Un gesto aparentemente inofensivo puede tener consecuencias graves. “Es importante que antes de tocar a un perro guía se pregunte a la persona que lo lleva, ya que si se le toca sin avisar puede hacernos caer”, advierte Moreda. Una simple distracción puede romper la concentración del animal y poner en riesgo a su usuario.

Otra norma crucial es no ofrecerles comida. “Tampoco se le puede dar de comer nada, porque como se le dé algo se acostumbra a los premios y va pidiendo”, señala. Este comportamiento interferiría directamente en su adiestramiento y en su capacidad para guiar con seguridad.

Kross es el tercer perro guía de Francisco. El primero llegó en 2005 desde Estados Unidos, pero fue dado de baja por estrés ruidoso. El segundo le acompañó de 2007 a 2015. Esta experiencia demuestra que conseguir y mantener un perro guía es un proceso largo y exigente. “Desde que se pide hay que tener un tiempo de orientación con el bastón y se mandan 5 informes”, relata. Estos informes incluyen un reconocimiento médico, uno psicológico, uno de la trabajadora social y otro de movilidad, además de un quinto informe complementario. Solo tras la aprobación en Madrid, el solicitante es considerado apto y pasa a una lista de espera para el curso de formación.

Existen tres modalidades de curso: uno residencial de 15 días en Madrid, uno mixto de 7 días entre Madrid y la zona del usuario, y un tercero que se desarrolla íntegramente en el lugar de residencia. Pero la formación no termina ahí. “Cuando ya salimos de la escuela nos hacen un seguimiento y ven en nuestra zona cómo estamos ambos y es cuando se firma ese contrato”, explica. En esa primera etapa, la pareja lleva una “L”, “como cuando una persona se saca el carnet de conducir”.

Durante el primer año, se envían informes mensuales para pulir el trabajo conjunto. “Somos una unidad y al año no está hecha”, subraya. Es un periodo de adaptación constante para que la comunicación y la confianza sean absolutas. El mensaje final de Francisco Moreda a la sociedad es claro y necesario: “Que pregunten antes de acariciarlo, que piensen que un perro guía aparte de esta labor es un perro normal, también tiene sus días de disfrute, de descanso y al final es un compañero más”.