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Limpiemos los bosques
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Al cabo de la calle

Limpiemos los bosques

Actualizado 12/07/2025 10:09

La limpieza es una de las cosas que están, o deberían estar, en todos los órdenes de la vida. Empezando por el interior y el comportamiento de nosotros mismos, las personas: limpieza de mente, de corazón, de los órganos vitales. Y limpieza en nuestras relaciones con los demás, emanada de una ética humanista que nos proporcione estabilidad y bienestar.

También sería deseable una limpieza de nuestro entorno físico, social y económico, que nos proporcione salubridad, seguridad y disfrute de lo que la naturaleza pone a nuestro alcance y de lo que con el esfuerzo conjunto de todos y cada uno de nosotros aportamos al desarrollo humano, social y económico.

Para mejor analizar nuestro entorno, pensando en la limpieza del mismo, hemos de acudir, en primer término, al espacio físico. Al respecto, deberíamos tener en cuenta que la mayor parte de nuestro entorno físico lo constituye el mundo rural, el campo y, dentro de ese gran escenario, la masa forestal, los bosques, lo que popularmente llamamos “monte”. Eso que es el conjunto de árboles, arbustos y otras plantas que pueblan un terreno y que significa el 31 % de la superficie total terrestre del mundo, formando los ecosistemas terrestres predominantes en el Planeta.

En el caso de la Unión Europea, los bosques cubren el 39 % de su territorio. Y en lo que a España se refiere, la masa forestal ocupa alrededor del 56 %, más de la mitad del territorio nacional. De esa superficie forestal, un 38 % corresponde a superficie arbolada, mientras que el resto (18 %) es superficie desarbolada, como matorral. Según el Banco Mundial, estos datos sitúan a España en el puesto 76 del mundo por superficie forestal, tras haber crecido un 33 % desde 1990.

Por otro lado, y desde el punto de vista de la población, las estimaciones oficiales publicadas por Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial, sitúan en zonas rurales al 43 % de los 8 200 millones de habitantes del mundo, cifras basadas en los mismos censos nacionales que sirven de base para los mapas de población. Ahora bien, un estudio publicado en Nature Communications, investigadores de la Universidad de Aalto en Finlandia, muestran hasta qué punto el conjunto de esos datos subestiman las cifras de población rural en todo el mundo. Sus hallazgos tienen consecuencias significativas. Los resultados del estudio, centrado entre 1975 y 2010, mostraron que faltaban entre un tercio (32 %) y tres cuartas partes (77 %) de la población rural.

En cualquier caso, a la espera de la oportuna aclaración de los datos de población y a groso modo, observamos que, aproximadamente, la mitad de la población mundial vive en zonas rurales donde la masa forestal, el monte, ocupa el 31 % de la superficie terrestre y que, en gran parte, está descuidado.

Un monte abandonado que, más allá de que en 2012 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamara el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques, estos requieren un mantenimiento y una limpieza a fondo, como la mejor manera de luchar contra los incendios. Unos y otros, especialistas y ciudadanos de a pie, no nos cansamos en repetir que “los incendios se apagan en invierno” cuando no los hay, pero que sí es el tiempo propicio para prevenir que no sucedan, limpiando los bosques.

La precariedad rural, sostenida y profundizada cada vez más a lo largo del tiempo, ha sido a la vez causa y efecto de la despoblación de grandes extensiones de terreno y del crecimiento de la maleza en los bosques. El verano se ha iniciado con incendios y con altas temperaturas que nos recuerdan el calentamiento global y que nos encontramos en pleno cambio climático azotando y quemando nuestros bosques.

Quienes hemos nacido y nos hemos criado en el pueblo, mantenemos vivo en nuestra retina los días fríos y lloviosos de invierno, con los árboles sin hojas, el monte gris, los pastos y las tierras peladas por los hielos y la naturaleza dormida esperando el despertar de la primavera. Largas e interminables noches, con días cortos y grises, marcaban el tiempo y las condiciones propicias para ir al monte a retirar las hojas secas para la cuadra y a limpiar las talleras de castaño o el monte bajo.

Con la llegada de la primavera cambiaba el panorama y la vida, haciéndose realidad el dicho de que “la primavera la sangre altera”. En la estación primaveral cambia el campo, verdecen las laderas, se enjambran las colmenas, florecen los árboles y el monte vuelve a cubrirse de verdes hojas. Lejos quedaba aún el temor a los incendios en el campo que, en todo caso, el riesgo se situaba hacia el verano avanzado. Y esto era así porque el campo y el monte estaban limpios y cuidados.

Como ciudadanos responsables hemos de reflexionar sobre el ¿por qué los bosques están abandonados? Una repuesta, que no la única, es que el mundo rural, el campo, el monte, han perdido su guardián y su protector, el campesino, consecuencia negativa de la despoblación del mundo rural. Otra de las causas de que la masa forestal esté abandonada y crezca sin freno es porque ha dejado de ser rentable su explotación. El oficio de carbonero, quien se encargaba de transformar la maleza en cisco o carbón está prácticamente desaparecido. Tercera cuestión a señalar es que nadie responde a las reclamaciones de los expertos, entre ellos los bomberos forestales, y de los ciudadanos, sobre una mejora de la gestión de los bosques.

Todo ello nos lleva a una situación de vulnerabilidad de gran parte del territorio en la que los boques son una de las grandes víctimas del cambio climático, donde el intenso calor facilita la generación de devastadores incendios muy agresivos, llamados de “sexta generación”, como ya está pasando en este inicio de verano que los datos califican del más caloroso desde que hay registros y, lamentablemente, los científicos creen que los próximos veranos van a ir a peor.

Por consiguiente, habrá que ir pensando en el ¿Cómo limpiar los bosques y cómo nos vamos a ir adaptando física y socialmente a esta situación climática? Porque, indirectamente, todos dependemos de los bosques.

Escuchemos el Himno del Medio Ambiente - Cuidemos nuestro planeta:

https://www.youtube.com/watch?v=rSJXGogwJG4&t=2s

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 11 de julio de 2025

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