La Banda de Música de Alba de Tormes, dirigida por Mario Vercher y con la soprano María Fontanillo, protagonizó un exitoso concierto de himnos teresianos que abarrotó la Basílica de la Anunciación.
Los muros de la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes vibraron este domingo con una emoción especial. La música, la devoción y el talento se unieron en un concierto extraordinario de himnos teresianos que se saldó con un éxito rotundo y el aplauso cerrado de un público que llenó el templo carmelita.
La Banda de Música de Alba de Tormes, bajo la precisa dirección de Mario Vercher, fue la encargada de guiar a los asistentes por un viaje sonoro a través de la espiritualidad de Santa Teresa, demostrando una vez más su altísimo nivel interpretativo y su profundo arraigo cultural.
El concierto contó con la colaboración estelar de la soprano María Fontanillo, cuya voz llenó de matices y sentimiento cada una de sus intervenciones, convirtiéndose en una de las grandes protagonistas del concierto.
El momento culminante de la jornada llegó con el estreno absoluto de la pieza 'La Transverberación'. Se trata de un aria de concierto para soprano y banda con música de José Ignacio Cotobal y letra extraída directamente de los escritos de Santa Teresa de Jesús.
La interpretación de María Fontanillo, cargada de fuerza y delicadeza, logró transmitir la profundidad mística del texto teresiano, convirtiendo la pieza en el corazón emocional del concierto y recibiendo una ovación especial por parte de los asistentes.
José Ignacio Cotobal aceptó el desafío de traducir en notas musicales una experiencia que roza lo inefable, y lo ha hecho a través de su nueva obra, 'La Transverberación', Cotobal ha decidido tender un puente entre el misterio teológico y la emoción humana a través del lenguaje universal de la música, creando una pieza que no solo narra, sino que sumerge al oyente en el torbellino espiritual teresiano.

La génesis de la obra está íntimamente ligada a otro epicentro del arte y la fe: Roma. El compositor ha confesado que la idea surgió al plantearse escribir una obra para los próximos conciertos que la banda albense ofrecerá en la capital italiana, con la vista puesta en el lugar que acoge la representación plástica más famosa de este suceso: el 'Éxtasis de Santa Teresa' de Bernini. Pero el camino no ha sido sencillo. La prosa de la propia santa, al describir la experiencia en el 'Libro de la Vida', supuso un obstáculo inicial. "Lo leí y digo, esto no hay quien le ponga música y lo dejé, porque es prosa", ha admitido Cotobal sobre sus primeras impresiones.
Afortunadamente, la idea persistió y Nacho decidió afrontar el reto, movido también por la confianza del director de la banda y de sus compañeros. El resultado es una partitura que se ha construido en paralelo a la fe en el proyecto, una obra que ya tenía título en el programa de los conciertos antes incluso de estar completamente escrita, un testimonio de la convicción compartida en su potencial.
Para guiar al público a través de este complejo paisaje sonoro, Cotobal ha desgranado la estructura de 'La Transverberación', una pieza continua pero dividida en secciones que reflejan el texto místico. El punto de partida, como no podía ser de otro modo, es la oración. La introducción musical evoca la vida contemplativa de la santa, bebiendo directamente de las fuentes de su época. "La música está basada en el canto litúrgico y un poquito también en la música religiosa del siglo 16, de la época de Santa Teresa", ha explicado el compositor. En la primera parte, se aprecian elementos de contrapunto e imitación que transportan al oyente a la atmósfera sonora de la Roma renacentista, estableciendo un diálogo entre la historia y la espiritualidad.
Sin embargo, la obra pronto vira hacia un terreno más íntimo y terrenal, reflejando una de las características más admiradas de la santa: su capacidad para describir lo sublime con una asombrosa naturalidad. "Santa Teresa es conocida por la sencillez y la inmediatez de su escritura", ha recordado Cotobal. Para capturar esa esencia, la segunda parte de la obra, que narra la aparición del ángel, se sumerge en la música popular de la época.
Aquí, la composición se vuelve rítmica y vibrante. Cotobal introduce instrumentos que la propia santa tocaba, demostrando que su misticismo no estaba reñido con las expresiones más alegres de la cultura de su tiempo. "Sabemos que tocaba el tamboril y que tocaba las castañuelas. Entonces, ese instrumento, que se conserva como reliquia en algún convento, pues también se introduce aquí", ha revelado. Esta sección se construye sobre una base rítmica que imita los latidos del corazón, comenzando de forma pausada para acelerarse progresivamente, arrastrando al oyente en una escalada de emoción que conduce directamente al clímax.

El momento central de la obra es el corazón ardiente de la pieza, el instante en que el dardo de amor divino atraviesa el alma de la santa. Pero tan importante como el éxtasis es lo que viene después: el abandono, la quietud, el desfallecimiento del cuerpo y el espíritu tras una experiencia tan sobrecogedora. Finalmente La música se vuelve lánguida, la tensión se disuelve y la voz solista, interpretada por María, imita ese desfallecimiento, dejando una estela de paz y trascendencia.
Con esta obra, José Ignacio Cotobal no solo ha rendido homenaje a Santa Teresa y a Alba de Tormes, sino que ha ofrecido al público una poderosa herramienta de introspección. La Banda de Música de Alba de Tormes, bajo la batuta de su director, Mario, ha sabido interpretar con maestría y sensibilidad cada matiz logrando que durante el concierto el misterio de la transverberación no solo se entendiera, sino que se sintiera en el corazón de todos los presentes.
El repertorio fue una cuidada selección de obras que conectan directamente con la figura de la santa andariega y la devoción popular. El programa completo que interpretó la banda fue el siguiente: